V: Camino ninja.

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V.
"Camino ninja"

Los días pasan, la lluvia no cesa y pareciera que se trataba de una señal

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Los días pasan, la lluvia no cesa y pareciera que se trataba de una señal. Una muy rigurosa y bastante precavida que ninguno de los dos tomó en cuenta.

Supe que algo no andaba bien, pero no me permití a hablar, era un niño aún y no entendía, incluso si era tildado de prodigio en ese entonces...

El salón principal de aquel hogar estaba bastante reluciente y no había rastros de polvo, cabellos de la Hyuga o siquiera, cabellos del mismo Toshiruou. Esto debido a la ardua limpieza que la chica y el mismísimo Kakashi habían hecho aquella mañana.

Ahora, la morena se encontraba cocinando aquella comida que su amor Sakumo Hatake tanto adoraba junto a su invocación felina al costado, mientras que el pequeño peligris corría de un lado a otro con los platos e individuales para ayudar a poner la mesa.

Pues, aquel día era especial... aquel día, su padre volvería de aquella misión tortuosa y quizás dolorosa, por lo que, todo debía salir a la perfección como ambas personas de esa casa habían planeado. Sobre todo con la sorpresa de que la chica de cabellos lilas y el mismo Kakashi, ya no se aborrecían tanto como antes e incluso, dormían juntos de vez en cuando.

Eso le pondría bastante feliz o al menos eso pensaban ambos.

─¡Kakashi-kun! ─ exclamó la Hyuga desde la cocina sin dejar de revolver aquellos huevos en la sartén─ ¡¿Te has tomado la medicina que te dejé?!

─¡Si! ─gritó de vuelta el pequeño mientras dejaba los platos sobre la mesa─ ¡No te preocupes por mi!

La chica suspiró con alivio y simplemente siguió en lo suyo, pensando en que lo peor que podría suceder en ese preciso momento es que Kakashi tuviese otro cuadro de anafilaxia por invocar a Toshirou en la cocina. Pues, si bien ella logró sacarle del hospital aquello no quitaba el hecho de la multa que le había cobrado el mismísimo Hiruzen por raptarse a un niño u de las actividades que tuvo que realizar esa semana junto a Minato como castigo.

Sin quitar la más importante, la orden de no invocar al felino estando cerca de Kakashi o él tomaría otro tipo de represarías.

No obstante, ella no había tenido opción esa mañana. Pues, al estar tan ocupados limpiando todo el desastre se dieron cuenta que no terminarían jamás si lo realizaban solos, por lo que, Naori para no molestar a alguien más tuvo que recurrir a Toshirou. No sin antes tomar medidas para la alergia del pequeño, tomando como solución la medicina que Tsunade-san había entregado hace unos días por si volvía a ocurrir algo parecido.

Al parecer, nadie confiaba en ella.

─Naori-sama... ─habló el gato muy cerca de su oído, curiosidad evaporando de aquellos ojos amarillentos─ ¿Qué le diste de comer al moquillento para que dejase de odiarte?

Lágrimas de un ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora