III: Bola de pelos.

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II.
"Bola de pelos"

Los días caminaban a paso lento, el tiempo no avanzaba y no encontraba la hora en cuanto mi padre apareciese, según él la paciencia era esencial para todo tipo de ninja

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Los días caminaban a paso lento, el tiempo no avanzaba y no encontraba la hora en cuanto mi padre apareciese, según él la paciencia era esencial para todo tipo de ninja... Y sobre todo para mi, que en ese entonces aún no era un shinobi digno, ni sabía lo que la vida significaba...

O quizás, de lo que Naori vivió a raíz de mi culpa, era muy pequeño como para comprender aún...

─Naori ¿Ya está el des- ¡Kyaaaaa!

El niño de tan solo cinco años no pudo terminar su frase al entrar a la cocina de su hogar, enseguida gritando con desesperación  a la vez que agarraba su pecho de manera exagerada. Ya habían transcurrido unos tres días desde que su padre había dejado la aldea para su misión y se estaba acostumbrando al desayuno de la morena todas las mañanas. Pero no de esa manera.

Sin quitar que la primera vez que esta lo hizo, él despreció su desayuno y estuvo todo el día con hambre en la academia. Por ello, solo por ello... ahora comía las cosas de la Hyuga. Aunque seguía sin agradarle.

─¡¿Quién eres y qué haces en mi cocina gato marrano?! 

Frente a él, se encontraba un peludo bastante peculiar con su cola alargada y orejas bien hacia arriba. Este mantenía una bandana de Konoha sobre su cuello y un chaleco chunnin en su diminuto cuerpo, aunque eso no fue lo que sorprendió al pequeño Kakashi, sino el hecho de quien preparaba el desayuno esa mañana... Pues era este mismo felino.

Cosa que le dio asco a decir verdad, al peligris no le gustaban los gatos y le causaban mucha alergia por su gran sentido del olfato que este poseía, captando así todas las proteínas de dicho animal solo en el aire. Por lo tanto, estaba muy desesperado en ese momento.

─¡Oye gato estúpido! ¡Escúchame cuando te hablo! ─insistió el Hatake, soltando un inoportuno estornudo al acercase mucho a este.

El felino dejó la sartén sobre la cocina y soltó un suspiro, solo para luego voltearse hacia el pequeño con su seño fruncido y molesto. ¿Acaso le había llamado marrano y estúpido?

─¡¿A quién llamas gato marrano y estúpido pequeño mocoso?! ¡Deberías agradecer que me preocupo de alimentarte, criatura moquillenta!

Kakashi arrugó su nariz a la vez que apretaba los puños, dispuesto a luchar contra aquel intruso de su hogar y sacarle a patadas. Sin embargo, otro estornudo se lo impidió y el animal soltó una risa burlona al notar como este gruñía por lo bajo.

¿Dónde estaba Naori cuando más se le necesitaba?

─¿Manejas ninken? ─preguntó aquel peludo gato de ojos amarillentos con curiosidad al ver como rascaba su nariz, este le observó confundido.

─No.

─Todos los que manejan ninken tienen esa reacción al verme, niño moquillento y mentiroso. ─el gato apuntó con su garra hacia la frente del pequeño, este dio un paso hacia atrás por inercia.

Lágrimas de un ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora