InviernoCapítulo catorce
El leñador y los dos pagos
Amethys despertó de su letargo. Se había quedado dormida en la majestuosa fuente del verano, arrullada por la rapsodia acuática de la cascada.
Nada más abrió los ojos, sintió que alguien la observaba.
Un hombre, alto y guapo estaba sentado junto a ella, tenía el cabello oscuro y alborotado, los ojos que se ocultaban tras un abanico de gruesas pestañas negras eran de un azul intenso, tan oscuro que parecían violentas.
Su piel blanca había adquirido un tono dorado gracias al tiempo expuesto a la radiante luz del sol.
Vestía de forma elegante aunque no tan formal como Diamante. Este Fae era mucho más relajado—¡Bienvenida a mis dominios...! — le dijo entonces con una voz cantarina —¿Mí hermano sabe que estas aquí?
«¡Por supuesto! ¡¿Qué otra cosa podría ser?! »pensó Amethys.
—Yo soy Zaphiro,el señor del verano — al decir esto, tomó la mano derecha de Amethys y se la llevó a los labios, depósito un beso en ella y sin soltar su mano le sonrió.
Tenía la sonrisa cálida y la mirada alegre, la joven pensó que era muy diferente al témpano de hielo que era su hermano. Pero qué más podía esperar? El invierno y el verano son todo lo contrario. Calidez y frialdad son dos cosas muy distintas, y justo así de distintos eran estos dos hermanos.
Amethys pensó que terminaría rechazando a éste nuevo demonio con el que se había encontrado. Pero no... No fue así para nada,Zaphiro le agrado, era simpático y atento.
Le mostró sus dominios. El verde se extendía hacía todos lados, el trinar de los pájaros en los árboles, competía con las fuentes y riachuelos que corrían en todas direcciones, la Briza fresca arrastraba los deliciosos aromas de las frutas,y el olor a tierra mojada por una lluvia pasajera impregnaba el aire. Era otro mundo,opuesto al que había al cruzar la puerta.
Zaphiro invitó a la joven a degustar algunas frutas; resultó agradable comer otra cosa que no fueran conservas o té caliente; las frutas y el agua fresca de manantial fue todo un deleite para sus papilas gustativas. No se quería marchar jamás.
Después de una deliciosa comida,conversaron de todo un poco entre risas y bromas, hubo momentos en que se pusieron serios, cómo cuando Amethys le preguntó porqué convertía a las personas en animales.
Y esto fue lo qué le contestó:—Ustedes piensan que nuestras defensas son un castigo para ustedes... Pero no. Son su mayor protección, no todo es lo que parece. Gracias a ellas,hace siglos que no hacemos tratos con ustedes,con tu excepción claro — puntualizó — los pactos con demonios son peligrosos...
—Dímelo a mí — lo interrumpió, antes de darle otro sorbo a su copa llena de licor de durazno y kiwi —. Y ni siquiera fui yo la que lo hizo — ironizó.
—... Y nunca salen cómo ustedes esperaban.
—¿A qué te refieres?— su comentario la intrigó.
Después de observarla un largo rato Zaphiro continuó:
—Toda magia tiene un precio. Es sabido por todos, pero nuestra magia se paga doble. Es decir; cuando uno de ustedes hace un trato pierde algo tan valioso como su deseo,y en ocasiones vale mucho más y es entonces cuando es marcado...
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invierno
FantasiEn edición: Romance y fantasía. Amethys Lord nunca imaginó que el día de su boda sería el más horrible de su vida... Cuando el señor del invierno, uno de los cuatro demonios que habitaban la montaña llegó a la pequeña capilla de Endless snow reclamá...