Debería darle vergüenza, lo mucho que lo afecta.
La cara se le congela, las manos le sudan frío y es ridículo realmente cómo no es capaz de siquiera aparentar. Maldición, han pasado años y ese nombre todavía tiene el poder de paralizar sus sentidos. Puede sentir el croissant que acaba de comer en la boca del estómago y aunque Jondae está en frente suyo sus ojos deambulan por el lugar como buscando algo para agarrarse y no hundirse.
Ya no lo extraña, está seguro de eso. Han pasado muchos años, sería tonto seguir haciéndolo, además de masoquista. Cuando se acabó hizo todo lo que debía hacer, botó sus cosas, borró las fotos, rompió lazos, dejó de ver a conocidos y siguió adelante. Chanyeol sabe todo esto racionalmente. Así que no es porque lo extraña o lo necesita o lo ama, él solo siente curiosidad y eso se dice antes de abrir el sobre. No es la cantidad de hojas que contiene, ni el color amarillento de las hojas o las flores de azahar secas que las acompañan, es su letra. Hacía más de cinco años que no había visto su nombre escrito de esta manera, un poco ladeado hacia la derecha, con letras alargadas y elegantes. Y es en ese momento que las ganas de llorar lo sorprenden, pero se rehúsa a darle eso a Kyungsoo y solo alcanza a meter las hojas dentro del sobre antes de salir corriendo con la cara roja de rabia.
Está en el asiento de conductor de su auto en un parque cerca a su casa y todavía está deliberando si leer la carta o no. La historia con Kyungsoo pasó hace mucho tiempo, le costó demasiado trabajo dejarlo ir y no debería retroceder ahora. Él ahora está bien, está con Baekhyun y su hijo y eso basta, él ya está tranquilo. Maldición, Kyungsoo.
La deja en la guantera del auto y se dirige a su casa. En cuanto llega se arrepiente. Baekhuyn aún está despierto y el niño también, y él solo quiere encerrarse en su cuarto y tomarse un trago. Se sienta a la barra de desayuno en la cocina y escucha como Baek le cuenta de su día y a su hijo riéndose a lo lejos frente a la televisión y lo único que puede hacer es mover la cabeza y asentir. No se dan cuenta de nada y para cuando Baek le pone en frente la cena solo puede disculparse y meterse dentro de las sábanas.
Todavía recuerda los primeros años cuando las historias de Baek le parecían insoportables, y cuando despotricaba sin razón por cualquier cosa, el negro rencor que lo carcomía y aparecía cada vez que lo miraba, lo terrible que fue y lo mucho que se esforzaron ambos por hacer que funcione. No podían volver a eso, no quería. No debía dejar que Kyungsoo entre de nuevo a sus vidas.
Primero pensó en quemarla y hasta había conseguido gasolina para hacerlo cuando se dio cuenta de que si lo hacía el fantasma de Kyungsoo se quedaría impregnado a él como el humo para siempre y ahí sí, él y Baek estarían condenados.
Casi se arranca todos los pelos de la cabeza pero juntando toda su fuerza de voluntad consiguió esperar hasta el fin de semana. Le había pedido a Yura que le prestase su casa el fin de semana, una hermosa casa de una planta cerca del río en las afueras de la ciudad, mientras ella se iba de fin de semana con su novio.
Este sería el último fin de semana que pasaría con Kyungsoo-pensó. Lástima que se equivocaría de nuevo.
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La carta
FanfictionChanyeol lleva una vida tranquila hasta que una carta del pasado lo encuentra.