Queridos padres

33

Natalie pasaba por las calles de Nueva York, se detiene a leer un anuncio sobre un desfile de modas. Suspira con cansancio; conociendo a su mejor amiga la obligaría a ir.

Llega a su casa y saluda a sus padres, sube a su habitación y se dispone a apagar su celular.

Estaba por apagarlo cuando aparece una llamada de su amiga, ya era demasiado tarde.

Contesta la llamada recibiendo varios gritos de entusiasmo y alegría sobre el desfile.

Niega con la cabeza y escucha a su amiga atentamente.
...
Se mira al espejo por última vez.

Lleva un vestido tres dedos más arriba de las rodillas, es de un color azul claro; su color favorito.

Termina por maquillarse y baja a recibir a su amiga.

Ya listas se dirigen a el gran desfile.

Al llegar quedan fascinadas por lo grande que es, la variedad de colores lo hace ver como algo maravilloso.

Toman asiento cuando el desfile va comenzando.

Pasan varias horas, Nat decide ir a tomar un descanso.

En el camino se encuentra con la chica de la otra vez.

Se saludan amablemente, Nat le pregunta su nombre a la chica.

–Mi nombre es Giselle, gusto en conocerte.

Nat deja de respirar, siente que las lágrimas están por caer. Respira profundo y habla con la voz entrecortada.

–¿Gi-selle?

Gisi asiente confundida, pero después de varios minutos logra entenderlo.

–¿Eres alguien del orfanato? Perdón no te había reconocido, ¿Cual es tu nombre?

Natalie desconcertada vuelve a hablar, ésta vez más calmada.

–¿No me recuerdas? Soy yo, Natalie.

Gisi abre los ojos realmente sorprendida, se da un golpe mental por no haberse dado cuenta.

Sin pensarlo más, va y abraza a su hermana. Después de un tiempo las dos comienzan a llorar.

–Te busqué por todas partes, te he extrañado tanto. Perdón por haberte dejado

–Lo entiendo, tenías que ser feliz.

–Me hiciste falta Nat.

–Ya no volveremos a separarnos

–¿Lo prometes?

–Lo prometo.

Su abrazo parece no terminar, ha pasado tanto tiempo desde que se han abrazado.

Después de tanto tiempo, vuelven a estar juntas.