Vivo, muero y revivo para cubrir mis manos de la sangre de mis enemigos.
En eso se han basado mis diecisiete años de vida, si es que puedo llamarlo vida, ya que me encuentro mas muerta que viva. Simplemente soy un recipiente sin alma, que lo único que le da movilidad es el deseo de proteger lo que es importante para mi. Son mi todo, mi pequeña felicidad y por eso me marcho.
Y aquí me encuentro, arriba de un avión con destino a Nueva York, mi vista no se apartaba de la ventanilla donde desde ella podía observar el hangar, lentamente veía como nos alejabamos del suelo y de la ciudad donde viví por un corto tiempo.
No me arrepiento...
O eso intento hacerme creer, tuve muchas oportunidades de irme, pero deseaba poder experimentar por una vez lo que es el cariño familiar.
De eso no me arrepiento, ellos fueron mi luz en la oscuridad, pero de algo si me arrepiento.
Y fue conocerlos a ellos, tendría que haberlos tratado como lo hacía con las personas en Boston. Pero no, yo quería comenzar de nuevo, una decisión estúpida. Tendría que haberlo mandado al diablo en el momento que choque con el, tendria que haber rechazado su amistad, tendría que haberme ido al fondo a sentarme sola... pero si lo pienso bien hubiera sido inutil, el destino siempre juega en nuestra contra y si era nuestro destino estar en la vida del otro de alguna forma nos hubiéramos conocido sin importar cuanto nos resistamos.
Por un momento pensé que serian mi perdición, pero me di cuenta que únicamente eran un simple peón en el cruel juego del destino.
Solo se que siempre a los que amo, son los que me terminan haciendo aun mas daño. Pero yo me encontraba preparada para su traición, sabía que en algún momento sucedería, por eso no me dolió tanto y si no hubiera estado preparada tampoco lo sentía, ya que me encuentro tan acostumbrada al dolor que una grieta mas no me lograria romper.
En estos momentos es cuando uno se da cuenta que en nuestras vidas solo existen dos clases de personas, las que deciden quedarse contigo hasta el final, las cuales te aman, te cuidan y están contigo en las buenas y en las malas.
Y las que deciden irse en tus peores momentos o te traicionan y luego vuelven esperando otra oportunidad.
Aquí es donde viene la reflexión, es sorprendente cómo las personas van y vienen de nuestra vida. De cómo las personas que te dañan se van así como aparecieron, donde en el momento que ponen un pie fuera de tu vida pides, deseas o ruegas no volver a verlos, pero por desgracia el destino es tan miserable que en un futuro te los encuentras.
Pero a las personas que amas o son tesoros para ti se alejan sin un "Porqué" o simplemente porque se han ido, donde cuando lo hacen ruegas para que vuelvan, para que te saquen de toda aquella oscuridad y soledad que te invade, pero nunca vuelen. Y si lo hacen, es en un futuro demasiado lejano, donde ya es demasiado tarde para hacerlo. Ya que hace mucho tiempo dejaste de esperarlos y tomaste la decisión de desaparecerlos de tus recuerdos. El destino es tan contradictorio que lastima aún más
Pero no solo es contradictorio, sino que el destino también es engañoso y en mi caso doloroso y engañoso. El camino de mi vida siempre termina con baches en el medio, de los cuales nunca salgo ilesa. No se si tengo una maldición o no soy amada por Dios. Comienzo a pensar en la segunda opción, no recuerdo ni un momento por el que Dios se haya apiadado de mí, ni aun cuando era niña. Viví tantas desgracias en mi corta vida que no recuerdo haber hecho algo malo para que me odie tanto, es más en cada situación he sido la víctima, pero parece que tampoco le ha importado.
Y aquí viene mi pregunta.
¿Por qué venerar a un Dios que nunca me ha ayudado?
Si para eso puedo venerar a Satan que me ha permitido lograr justicia por mi propia mano.
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La Vida es Un sin Fin de Desiluciones [Editando]
Teen FictionLlegas a un punto en la vida que no sabes dónde te encuentras, pero sabes que te encuentras exhausto. Exhausto de que cada paso que des, el mundo te haga daño. Lo que esto te lleva a desear caer en un vacío, porque te encuentras tan rota que tus gri...