Cap 2. Accidente.

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"Cuando el peón no desea obedecer, solo quedan dos opciones; Someterlo o Eliminarlo".

"Tu querido Psicópata"

Los años pasaron a una gran velocidad que cuando me quise dar cuenta ya tenía diecisiete años. En estos años sucedieron tantas cosas que no me alcanzaría el día para contarlas, es más la mayoría desearía olvidarlas. Pero puedo describirlo con dos simples palabras: Pura Mierda.

Mi vida hasta el día de hoy exactamente ha sido pura mierda, lo único bueno que tengo para rescatar son las personas que conocí con los años, lo cual hasta el día de hoy esas personas me ayudan a seguir adelante. En especial él lo hacía, pero por desgracia ya no se encuentra conmigo, debido a que ha sido convocado por los dioses del inframundo.

Para mi suerte solo me queda soportar un año más en esta asquerosa casa y podré ser libre. Como se podrá notar mi relación con mis padres es nefasta y ha ido empeorando con el pasar de los años.

Como todos los días me estaba preparando para irme a cenar fuera de casa, hasta que un golpe imprevisto en la puerta interrumpió mis preparativos. Fruncí el ceño, ya que ellos nunca han venido a mi habitación, o al menos decentemente. Fui a abrir la puerta y sorpresivamente se encontraba mi "Madre" por así decirlo, la mire con una ceja elevada y me recoste sobre el umbral de la puerta.

– ¿Necesitas algo? – le pregunté con desdén.

– Ponte algo decente, saldremos a cenar y tu tienes que venir – No pude evitar sonreír burlonamente, nunca en su miserable vida me ha tratado bien y si lo hace ahora es evidentemente por algo.

- Que vengas como una persona civilizada a mi habitación no significa que eres una madre amorosa sino significa que quieres algo de mi. Y cualquier cosa que sea no lo conseguirás de mí fácilmente –noté como su ceño se frunció, al parecer no le gusto lo que le dije y eso ocasionó que comenzará a enojarse, cosa la cual a mi me valía. Respiro y volvió a hablar.

– Prepárate, haz lo que te digamos por hoy al menos y firmare ese papel que quisiste que firmará hoy a la mañana – Sonreí satisfecha ante su proposición.

— Bien, me alegro que entiendas Isabella que si quieres algo de mi, primero ofrece algo a cambio y ahí la situación cambia, en diez estoy — Dije cortante y le cerré la puerta en la cara.

Debe ser algo muy importante para que se porte tan dócil conmigo, lo bueno es que voy a poder ir a aquel viaje que organiza el instituto para ver universidades.

Durante todos estos años que he vivido con ellos ni una sola vez me han demostrado cariño o al menos desde que tengo memoria. Lo intenté una y mil veces, intenté ganarme su corazón, pero un día sucedió algo que toda esperanza que tenía de que al menos me amaban un poco, se hizo añicos.

¿Por qué? Porque fueron testigos de mis demonios, de como fui forzada a jugar el juego del infierno. Un juego que destroza tu mente hasta tal punto que no sabes quien eres.

Ellos en esos momentos tuvieron el poder de cambiar la situación, de que no me volviera únicamente una muñeca sin alma, ellos en ese momento pudieron haber evitado que yo me quedara sin luz. Pero no hicieron nada, simplemente miraron hacia otro lado.

Siempre me he preguntado ¿Por qué me odian tanto? ¿Tanto es desprecio hacia mi para que permitan que me rompan tanto?

Supongo que nunca lo sabré, ya que evitan hablar conmigo a toda costa. Solo sé que no tener padres presentes en mi vida ha causado un gran vacío en mi interior y que desde niña he intentado llenarlo a toda costa.

La Vida es Un sin Fin de Desiluciones [Editando] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora