-Adiós, Pasadlo bien. -les dije, después de darles un beso a cada uno.
-Gracias Sam, no nos esperes despierta, llegaremos tarde.No sabía que ese tarde significaría nunca. No tuve la oportunidad de despedirme, de despedirme de verdad de ellos, antes de que un desgraciado les atropellara con un camión y acabara con su vida.
Esa noche en el hospital fue la peor de mi vida. Sólo estábamos mi abuela y Yo, y más tarde llegó Caitlyn con sus padres. Lo pasé fatal. Desde entonces he vivido con mi abuela, he superado (creo) todo lo que pasó esa noche y he vuelto a la normalidad.
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Estaba comiendo helado como una gocha tumbada en la habitación, cuando llamaron al timbre de la casa.
-¡Nonna!-grité-¿Puedes abrir la puerta?-
-Claro, cariño.-
Mi abuela abrió la puerta de su casa, en la cual llevaba viviendo desde aquella fatídica noche.
Un remolino de pelo rubio y vestido rosa me tiró de la cama.
Gruñí.
-Yo también me alegro de verte- dijo mi mejor amiga- Vístete en 5 minutos, porque nos vamos de compras.
-¿Vamos? ¿En que momento he aceptado a salir?- Ella sonrió. - Debo replantearme seriamente lo de cambiar de mejor amiga.
-Claro, claro, claro, pero vístete rápido.- Bajó las escaleras corriendo a la par que hablaba con mi abuela.
Me vestí con unas Vans negras, unos shorts vaqueros y una camiseta gris que ponía Adidas. Me maquillé un poco (bastante natural) y entré en la cocina, cogí una manzana, a la cuál no me dió tiempo a darle dos mordiscos pues Cait me había agarrado del brazo antes de que pudiera terminarla.
- ¡Nos vamos, Nonna!- gritó Cait. Para ella nonna tambien había sido una abuela.
- Nos vemos luego, queridas.- Dijo mi abuela, esbozando una sonrisa. Ella siempre había querido a Cait como a una nieta, y así la había tratado siempre.
Nos montamos en el Audi nuevo de Cait. A veces la envidiaba. Tenía unos padres ricos, era guapa, tenía buen gusto, era inteligente, tenía a todos los chicos a sus pies... Pero en seguida la envidia se convierte en compasión: ella también ha sufrido mucho.
Condujo hasta el centro comercial más "pijo", por así decirlo, de la ciudad. La ropa que tenían allí era de una calidad increíble, pero eran tiendas carísimas. Totalmente fuera de mi presupuesto.
Cait miró varias tiendas y se decantó por una: "Hey, London." Entramos y, en cuestión de segundos, apareció con millones de vestidos, sonriendo.
-¿Vas a probartelos todos?- pregunté, cansada.
-¡Por supuesto!
-¿Preparo el café o preparo mi vida?- dije repitiendo esa frase tan aburridamente común.
Ella rió rodando los ojos y entró en el probador.
Después del que yo consideré fue el vestido número 2918731019382891, eligió uno y fue a la caja. Pero antes de posar el vestido en la caja, Cait se quedó quieta, mirando a un punto fijo. Miré al mismo lugar dónde ella estaba mirando y mi mandíbula estuvo a punto de desencajarse.
Era Tyler. Salí corriendo, lo abracé y lo besé. Después de 8 meses de noviazgo, Tyler seguía sorprendiéndome, tenía el don de aparecer siempre que le necesitaba.
Cait salió corriendo a darle un abrazo a mi novio.Se abrazaron durante unos segundos que se me hicieron eternos. Sí, solo eran amigos, y sí estaba celosa, aunque sabía que si Cait hubiese querido salir con Tyler ya lo hubiera hecho. Se separaron y Tyler se acerco a mi y me rodeo los hombros con su brazo. Cait volvió al probador.
-¿Qué hacéis tan pronto por aquí? -me pregunta.
-A Cait le gusta torturarme.-dije riendo-. A veces no sé como la aguanto.
Tyler se rie y me da un beso en la cabeza.
-No te preocupes, si alguna vez te vuelve a torturar llamame que la torturo yo.
-Gracias, pero no creo que haga falta. -digo riendo y le beso.
Él me devuelve el beso, aunque de pronto un par de manos nos separan. Me giro y descubro a Cait sonriendo.
-Esto os lo ahorráis para por la noche, gracias.
Tyler le manda una mirada asesina y Cait se la devuelve. Luego me coge del brazo y me guía hasta la caja.
-¿Nos vamos ya o quieres comprar algo más?-dije.
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136 días.
Teen FictionDespués del accidente que acabó con la vida de sus padres, Sam se ve obligada a irse vivir a un apartamento, con un compañero que desearía no haber conocido.