-¡Papá!- grité, emocionada. Habían pasado 3 meses desde que lo había visto por última vez.
Él me atrapó en sus enormes brazos, moviéndome en círculos por el aire.
Ambos reíamos cómo locos, cuando mi madre salió de la cocina, limpiándose las manos con un trapo. Iba cantando una canción de Michael Jackson, sin percatarse de la presencia de papá.-Lily, cariño, tú nunca cambias.- Dijo mi padre, entre risas.
Mi madre, sorprendida por la repentina aparición de mi padre, se lanzó a sus brazos.
-¡John!¡Ya estás aquí! ¡Te he echado de menos!- Gritó mi madre, deshaciéndose del mandil.- Vamos, la cena ya está lista.
Pusimos la mesa entre mi padre y yo, mientras mi madre terminaba la comida. Una vez nos sentamos en la mesa, yo ataqué ferozmente mi plato, pues había estado jugando en el jardín y tenía mucha hambre.
-Tranquila, fiera.- Dijo mi padre, acariciándome la espalda.- No comas tan deprisa.
-Y, ¿Qué tal te ha ido por México, John? ¿Firmaron el contrato? ¿Aceptaron?-
Mi padre tragó fuerte, haciendo a mi madre preocuparse.
-¿Lo denegaron? Oh, John, cuánto lo siento,yo...- Mi padre rió, enfadando a mi madre. -¡No seas así! Me habías asustado.
Echaba de menos los momentos que habíamos vivido juntos. Miles de veces me planteé seriamente un asesinato. Qué quizá alguien, por su propia voluntad, mató a mis padres. Pero siempre me acababa pareciendo una estupidez, mi abuela decía que todo el mundo les quería.
Terminé de hacer la maleta y me tumbé rendida en la cama. Deseaba volverlos a tener a mi lado, deseaba pasar el resto de mi vida junto a ellos.
Es difícil para una chica vivir mucho tiempo sin su madre. Aunque tenía a mi abuela, desde que ella era pequeña habían cambiado mucho las cosas.
Un toc-toc resonó por toda mi habitación, y mi abuela se coló dentro, quien llevaba cara de cansancio, cómo quién lleva semanas sin dormir.
- Sam, cariño, el taxi te espera.- Dijo, cogiéndome la mano, para darme ánimos, y a la vez dejando un objeto metálico en ellas.- Te quiero mucho, y aunque sé que esto es muy duro para ti, espero que algún día entiendas que lo hago por tu bien,y -Dijo cogiendo aire.- me perdones y me visites.
-Abuela, no tengo nada que perdonar. Entiendo que lo hagas por mi bien y, además, te visitaré casi todos los días, te lo prometo.
Nos fundimos en un abrazo qué duró minutos. Cuando nos separamos, mi abuela lloraba y yo sabía bien porqué. La sequé las lágrimas, cogí la maleta y salí por la puerta. Cogí aire y me metí en el taxi.
Condujo lo que a mí me pareció una eternidad y cuando llegamos, me di cuenta de que sólo llevábamos 15 minutos en el coche.
Se paró en un edificio gris y alto, no muy glamuroso, pero bonito. Respiré hondo y entré.
Miré a mi alrededor. Vi los buzones, una puerta que debía llevar al garaje y el ascensor.
-¿Necesita algo, señorita?- me giré sobresaltada por la voz. Era un chico vestido con uniforme de unos 50 años. Debía de ser el portero.
-No, gracias.-le lancé una sonrisa más bien forzada y me dirigí al ascensor.
Según las instrucciones que me habia dado la Nonna, ahora vivía en el sexto Dcha. Metí todo el equipaje en el ascensor y pulsé el número 6. Lo que el ascensor tardó en subir me empecé a poner nerviosa. ¿Y si no era capaz de vivir sola? ¿ Y si me pasaba algo? Respiré hondo una vez más, y cuando las puertas del ascensor se abrieron salí disparada con todas las maletas.
Bueno, más que salir me estampé. Sentí un golpe en la cara y que me caía al suelo del ascensor con todas las maletas debajo mío.
-Joder... -dijo una voz grave.
-Sí, eso digo yo, joder. -miré hacia arriba y me encontré con un chico que me resultaba familiar.
-A ver si miras por donde vas. -me dijo, con un tono borde-. No queremos estropear más esa cara.
-Vaya, gracias, no pensé, que llegaría a tener vecinos tan educados y simpáticos.
Me levanté del suelo, recogí todas mis maletas y me dirigí a la puerta de mi nuevo piso. Me puse a buscar las llaves que me había dado la nonna en mi bolso.
-¿De qué vas? -oí la misma voz irritante detrás mío-. Ese es mi piso.
-No, es el mío. -le respondí girándome-. Ahora déjame en paz, gracias. -le dediqué una sonrisa burlona y entré en el piso cerrando la puerta.
Observé que estaba muy desordenado, había ropa por todas partes y una pizza a medio terminar encima de una mesa. Justo en ese instante escuché el sonido de las llaves en la puerta.
-Te dije que era mi piso. -dijo el chico encogiéndose de hombros. En ese momento caí en quién era. Era el nuevo follaamigo de Allison, ese que dijo Tyler que era chungo. Su cicatriz era inconfundible.-. Supongo que vamos a ser muy amigos.
Cómo éste chico sea así de sarcástico siempre, que tenga por seguro que lo voy a matar.
-Sí, lo que tú digas.-dije dándome la vuelta y entrando a la habitación vacía.
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136 días.
Teen FictionDespués del accidente que acabó con la vida de sus padres, Sam se ve obligada a irse vivir a un apartamento, con un compañero que desearía no haber conocido.