3. La idea

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Che, creo que se me quemó el foco

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Che, creo que se me quemó el foco... Me vino fallado.

Contra todo lo pronosticado por mi amigo el cliché, no hay un momento en el que te llega la inspiración divina con toda la obra perfecta planeada de principio a fin. Si la encontraste, ¡pasame la clave!; pero no es algo que tienda a pasar. Es por eso que hoy les traigo un consejo por el que me van a tirar tomates, pero que me parece súper importante: no esperen a la idea perfecta.

Buscar una idea para una novela puede ser tan complicado como simple, pero está en vos elegir el camino. Podés usar disparadores creativos, sacar ideas de películas o mirar a tu alrededor (lo que sea, todo puede ser escrito). Podés combinar elementos de tu vida diaria, escribir la vida de un amigo cercano o convertir a tu oso de peluche de la infancia en el salvador de la humanidad. Lo que hagas no es importante, el cómo es la clave.

Agarrá cualquier idea. Intentá reinventar un poco los clichés, pero no está mal agarrar uno de éstos para empezar. Trabajá esa idea de una manera que no hayas visto todavía (aunque deberías chequear, a ver si te demandan por robo de idea), y creá algo nuevo.

Está en vos reinventar una idea, mejorarla o crear una completamente nueva. Solo hay una manera de mejorar en la escritura: escribiendo. No importa qué, solo escribí. Escribí, escribí, escribí. Después ponete técnico y buscá crear algo original.

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