Parte 2. ¿Un gato poseído?

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Frida y Sebastián tenían una relación no muy normal, ambos se conocieron en el aeropuerto de Colombia, ella había hecho una escala ahí cuando se dirigía a México, mientras que Sebastián estaba ahí porque tenía una misión especial, llevaba años buscando el paradero de su hermana, pero un indicio lo llevó a continuar su búsqueda a México. Se hablaron gracias a la torpeza de Frida y el fuerte carácter de Sebastián, aparte de que daba la coincidencia de que ambos eran de España. Ni ellos supieron como terminaron en una relación amorosa y peor, viviendo juntos. Ya que eran polos completamente opuestos, él muy enojón, frío y amargado, y por otro lado ella sonriente, optimista y feliz con la vida. Pero, aunque Sebastián fuera muy indiferente con ella, Frida le tenía un gran cariño.

Su gato siamés regordete entró por la ventana, se percató de que estaba ahí y lo miró con una sonrisa. Ronroneando se dirigió hacia ella mientras frotaba su cabeza en su pierna.

-Ven aquí gatito -dijo mientras se agachaba para cargarlo, lo abrazó y recargó su cabeza ligeramente en él para sentir su suave pelo y escuchar su ronroneo por un momento. - ¿Quién es el gatito más bonito? -lo cargó entre sus manos y lo puso frente a su cara, cuando de pronto observó cómo sus ojos dejaban de ser azules para tornarse poco a poco en negros completamente y su pelo se paraba como si hubiera mucha electricidad. Asustada lo bajó al piso y éste comenzaba a maullar muy fuerte - ¡Ayuda! -gritó, aunque sabía que nadie la escucharía porque su estudio estaba en el sótano y Sebastián se encontraba durmiendo en el cuarto del segundo piso. Los maullidos del gato pasaron de ser muy tiernos y pequeños a ser macabros y muy fuertes, tanto que resonaban en su cabeza. El gato la miraba con odio. Frida temblando, tomó su bolsa y salió corriendo.

"Todo está bien, todo está bien, tal vez sólo fue mi imaginación... ¿Pero que pudo haberle pasado?" -Pensaba.

Ojos avellanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora