La historia de las Estrellas Fugaces.

Capítulo IV

Anoche no pude convencer a la abuela de que me abriera, tuve que regresar con mamá y terminarme la cena. Estaba contenta con la mudanza, si conociera la casa de mis padres tal vez podría conocer más acerca de mi pasado.

A la edad de 5 años recuerdo estar en un parque con mamá, me caí de la resbaladilla y me pegue en la cabeza, lo que provocó que los pocos recuerdos que tuviera de mi vida desaparecieran, mi mamá me conto que hasta mi nombre se me había olvidado, el doctor recomendó que al ser pocos años de vida y para no tener confusiones en mi memoria, viviera sin recordar esos 5 años ¿Qué loco, no creen?, así que mi madre no me enseño fotos de pequeña, ni pude lograr convencer a mi abuela con sus galletas favoritas de mostrarme una foto mía. Espero que a donde vayamos mis dudas sean resueltas.

-Hija, llegaron las cajas de la mudanza- grito mi mamá desde la puerta.

-Ya voy, veré si se despertó mi abuela- le respondí.

Me acerqué a la recámara de mi abuela y no se encontraba, era raro ella siempre se despertaba tarde, fui con paso dudoso al observatorio, tal vez de lo cansada que estaba se quedó ahí a dormir, abrí la puerta lentamente.

-¿Abuela?, ¿Estás Aquí?

-Mi niña pasa, cierra la puerta.

-¿Qué ha pasado abuela?, ¿Por qué no me abriste ayer?,¿Sabes ya que nos mudaremos?-pregunte de corrido.

-Si, ya lo sé, ayer me quede observando las estrellas nuevamente, quería localizar una importante, ver si había una estrella fugaz.

-¿Empezarás con los mismos cuentos?.

-No son cuentos, todo lo que te dije por años es verdad.

-Eso es ilógico, hasta mi mamá lo sabe, todo se basa en teorías y en ciencia, no en estrellas guardianas y viajeras, eso es mentira.

-Claro que no lo es, tú observas con un enfoque diferente ahora, creciste y has cambiado, has olvidado quién eres.

-Abuela creía tus relatos porque tenía 12 o 15 años y sabes bien que lo olvide por más que quise respuestas tú y mi madre nunca me apoyaron ¡Siempre dejaron que creciera así! Sin memoria, sin recuerdos.

-Tú solo has dejado de creer en ti y en lo que eras, unas fotos no definen quien eres, recuerda siempre llevar tu collar ¿Lo estás usando?

-¡No!, ya no tengo 12, está guardado.

-¿Qué te dije sobre tenerlo siempre contigo?.

-¡Es una piedra barata, ella no me recordará quién soy, ni tu ni nadie!-salí del observatorio azotando la puerta, no podría creer que me dijera que todos sus relatos eran reales, eran cuentos, historias que se les dice a los niños pequeños.

-Hija ¿A dónde vas?, ¿No empacaras?

-No tengo ganas, saldré por aire fresco, mi abuela por cierto está en el observatorio y creo que está grave empieza a delirar- sin más por decir salí ajena a lo que ocurría en casa.

Julieta ante los comentarios de su hija, subió a ver a su madre.

-Ma, ¿Qué ha pasado?, ¿Qué le dijiste a Sitlali?

-Querida es momento que ella descubra quién es, ahora con la mudanza será más sencillo para él encontrarla, tal vez así él pueda conocerla aquí abajo.

-¿Ya ha llegado el momento?, ¿Has visto a Keid?.

-Ayer logre encontrarlo, está de guardia ahora, por más que quiera ya no puede venir a visitar, tú debes intentar recordar la vida con él, eso ayudaría a Sitlali.

-Lo sé, vienen los "Flashback" a mi mente, pero por momentos luego todo es negro.

-Lograrás recordar, no podré acompañarlas a la nueva casa, Sitlali se ha enojado tanto conmigo que no logré despedirme, pero es hora de que tenga el diario, que conozca sus raíces y que tú la guíes, yo estaré en la misma ubicación de antes, ahí podrás encontrarme, hablaré con Keid al respecto y haz que Sitlali se ponga de nuevo el collar, es la única manera y cuando veas al cielo recuerda: Aún en el pasado, seguiré brillando para ustedes.

Julieta solo pudo abrazar a su madre en ese momento, no había palabras para describir lo que sentía, cuando estuvo lista la soltó y la habitación se iluminó de blanco, para cuando Julieta abrió sus ojos, su madre ya no se encontraba.