1. El comportamiento animal(1)

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Sin la intención de otro reconocimiento que no sea el de mis editores, y quizás el de mi gato Atari, puedo decir que esta es la primera pieza biográfica acerca de Germán Manila, su obra y su vida se mantuvieron ocultas de la mayoría de los ojos de su época. Un panfleto con su obra me llega de la mano de Matías Coduri en diciembre del 2000, ese fue mi primer contacto con él. Lo leí de una sentada escuchando heavy metal en nuestro point de Uriburu y Las Heras. A partir de ese momento empezamos una labor de rescate de sus textos, la mayoría de los casos rescatándolos de sus propios guardianes. Encontramos muchos de los textos en mal estado, dejados en lugares inconvenientes, muchas de las veces cargados de humedad o incluso a la intemperie. En este respecto, debemos agradecer al trabajo de los curadores Matías Frank y Nicolás Billordo, que restauraron los documentos en tiempo récord y que además aportaron datos nuevos derivados de su especialidad en palimpsestología. Manila tenía una obsesión por la escritura a mano alzada en tinta con pluma, sumada a una impericia supina en el manejo de dicha herramienta. Su letra es tosca y arrebatada, indicio de una neurosis abrumadora. Sus borradores son caóticos, por momentos las estructuras gramaticales no responden a las posiciones atributivas de la lengua castellana. Otro aspecto recurrente es la extrema aglutinación. Elementos como "lieronmanchasdemísalazules"(2) aparecen tres o cuatro veces por relato. Estos eventos no establecen un patrón estable que nos permita asociarlos a alguno de los lapsus lingua con los que estamos acostumbrados a trabajar en nuestros abordajes sobre distintos autores. La hipótesis de Coduri es que este comportamiento lingüístico era síntoma de la manifestación de una entidad en posesión de Manila. El resto del equipo de trabajo se mantiene escéptico sobre esta materia; sin embargo, todos los involucrados nos referimos al evento en términos de entidad. Por ejemplo: las zonas polisintéticas de los textos son mayores en los textos tardíos. Como si la entidad Coduriana hubiese ganado terreno.

Nuestra investigación incluye entrevistas a Mariel Lencina y a Marcos Epumer, amigos de la infancia de Manila, así como también un estudio genetista de su obra que roza la criptografía. Es particularmente rica la visión del Dr. Epumer en el análisis de los textos tardíos de Manila plasmados en su artículo Indicios de mapudungun: impresiones sobre el Manila final (3). Texto fundamental para la exégesis Manileana.

Un dato curioso: la directora Lencina y el Dr. Epumer constatan que Manila no manejó el chedungun en ningún momento de su vida. De hecho, aborrecía toda expresión localista.

Manila nace un 3 de octubre de 197.. en Oriente, provincia de Buenos Aires. Recibe el premio de la Sociedad de Fomento Las Marías en las categorías cuento extraño y cuento extrañísimo. Era la primera vez que Las Marías incluía estos géneros para sus concursos anuales. Nuestros informantes insisten en que envió veintisiete trabajos a cada categoría bajo pseudónimos variopintos. Mariel y Marcos recuerdan entre risas el momento en que los nombres usados como alias empezaron a dejar de tener sentido: Esteban Bum, Robespierre Leguizamón y Herculano Tendo son los más celebrados.

Algo para subrayar: Manila tenía repartida su obra entre varios domicilios, propiedades de amigos, familiares y exparejas. A excepción de las exparejas, todos habían recibido instrucciones precisas de dónde y cómo guardar los documentos. A Manila lo perseguía una obsesión por el deterioro, quería que su obra fuera dañada e intervenida. La llamaba kelperización.

"Que el texto sea como ese tapiz rotoso que sobrevive el sitio de la ciudad"(4). Escribe en sus Elucubraciones (p. 28).

O el afamado: "...llamado contra la ilusión de perdurabilidad".


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(1) Carlos Arrighi, Fragmento de El comportamiento animal en: Las vacas sagradas. El extraño en el plata, Revista Canícula, Buenos Aires 2012. 

(2) Germán Manila, La mar que habito, texto original (circa 1989), en posesión de Guardianes del legado Manila.

(3) Paidós, Buenos Aires, 2001.

(4) Germán Manila, Elucubraciones, Caja Negra, Buenos Aires, 2009.

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