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Siempre

Siempre ha sido así, bueno con John siempre fue así.
Paul recuerda todas esas veces que escapaban de clases e iban Strawerry fields, esas tardes componiendo que pasaban volando, pasar tiempo con John es realmente graficante.

Esa tarde Paul regresaba de la escuela, mientras caminaba no dejaba de pensar en todas las materias que reprobaría en este curso. Pasar tiempo con John tenía sus desventajas entre ellas el bajo rendimiento académico el cual estaba sufriendo sus consecuencias el pobre pelinegro y si a eso se la agrega lo celoso y posesivo que resultaba ser John con su amigo.

Antes de llegar a su casa, Paul miro como un grupo de matones acorralaban a un chico que en comparación lucia más pequeño. Tenia pensado pasar de largo y no involucrarse en problemas. Pero aún antes de acercarse oyó un quejido muy familiar, el grupo de malnacidos seguían golpeando al chico y al separarse un poco, sus sospechas fueron confirmadas...

 Sin pensar se acercó y tomó a uno de los matones por la espalda, los otros se arrojaron al pelinegro y el chico, el cual era John, aún con el rostro lleno de moretones y sangre brotando de su labio inferior, se levantó ayudando a su amigo para salir ambos bien librados.
Aunque no funciono ya que los matones lo superaban en número y fuerza, la única opción que tenían era huir. Solo poseían una ventaja, la casa de Paul quedaba cerca para irse a esconder.

Al adentrarse a la residencia de los McCartney, los bravucones intentaban derribar la puerta, tras muchos golpes tal vez lo hubieran conseguido, sino hubiera sido que uno de los vecinos  intervino amenazandolos con llamar a la policía. Así la calma regreso.

-Paul - gimió de dolor John mientras se retorcía.

-¡John!- Paul lo tomó entre sus brazos  y lo recostó en el sofá- Espera voy por el botiquín

Después de unos escasos minutos Paul regreso con todo lo necesario para curar al mayor. Se acercó a él lo suficiente para analizar cada hematoma que sacudían el pálido rostro de John, después de poco, tiempo levantó su camisa llegando a ver su abdomen en el mismo estado, acercó su mano y comenzó a acariciar muy superficialmente el vientre del otro. Hasta que John comenzó a quejarse por lo bajo.

-Lo siento- murmuró Paul

Paso el algodón sobre el labio del castaño y este se alejo soltando un gruñido.

-¡Paul! ¿Que te pasa? Eso arde- se quejo John con una clara mueca de desagrado.

-Es obvio que iba arder ¿Qué esperabas un... Un beso?- dijo lo primero que se le vino a la mente.

-Si viniera de ti no me molestaría en absoluto- murmuró distraído el mayor.

-Decías algo- pregunto Paul el cual no había escuchado nada

-Que seas cuidadoso ¡Eres una pésima enfermera! McCartney.

-Lo siento- dijo entre risas- Seré más cuidadoso.

Así Paul continuo con su trabajo a pesar de los ocasionales gruñidos y quejidos del castaño.

-¿Ya terminaste?- pregunto con los dientes apretados y los ojos cerrados.

-Si Johnny- contestó con una gran sonrisa, orgulloso por su excelente trabajo.

-Bueno, que bien. Pensé que la tortura nunca acabaría- dramátizo John y tras moverse un poco el dolor agudo había regresado.

-¡Oh Johnny! Es mejor que subamos a mi habitación en la cama hay mucho más espacio que aquí.

Paul ayudó a John a levantarse del sofá, y el segundo paso su brazo por el cuello de McCartney para apoyarse mejor e intentar caminar.

One Shots McLennon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora