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Era una noche aburrida y tal vez no lo fuera tanto si Brian no nos hubiera prohibido salir, estúpido judío.

Pero a lo mejor les parecerá extraño porque yo John Lennon acata órdenes, y no, no tiene nada que ver el hecho de que no tuviera ni un centavo ni que el cerdo hubiera contratado quien nos vigile porque yo fácilmente puedo burlar la seguridad, el problema era solo uno, Paul.

Después de que su prometida Jane Asher lo encontrará en la cama con otra, o tal vez eran más no lo sé. La zanahoria decidió romper el compromiso y eso dejo a Paul destrozado y no miento, para mí era lo mejor incluso se lo había dicho a Paullie.

Para que lidiar con mujeres odiosas antes de tiempo, para mi Jane Asher es completamente insoportable, chillona y malcriada.

Aunque Paul no lo piensa así he llegado a la conclusión de que a lo mejor si la ama. Todo este tiempo desde que ella lo dejo se la ha pasado encerrado en su recamara llorando y componiendo canciones tristes que deduzco que son para la zanahoria... diga Jane, su estado es preocupante he intentado que salga conmigo a buscar chicas pero siempre obtengo la misma respuesta de su parte:

— ¡¿Cómo puedes decirme eso John?! No ves que es esa la causa del problema

—Pero Paul hay muchas chicas lindas por ahí, incluso unas que valen más la pena que Jane por ejemplo yo... Yo conozco muchas jejeje.

McCartney me mira con el ceño fruncido sin entender bien lo que pasa. Y es lo mejor él no podía saber lo que sentía, lo más probable es que me mataría.

Esa noche volvería insistir con McCartney aunque sea para que saliera de su habitación no es saludable que este encerrado todo el rato.

— ¡Paul!- grite mientras tocaba la puerta de manera insistente sin obtener respuesta- ¿Estás ahí? ¡Ábreme!

No hubo ninguna señal del otro lado, todo era silencio.

—Paul abre no hayas hecho alguna estupidez, ¡Paul!

En eso la puerta se abre y me permite verlo, su cabello azabache luce despeinado y sus ojos hazel llorosos incluso algo cansados y finge una sonrisa.

—Ay Mcca- digo mientras acarició su mejilla con la yema de mis dedos.

Pero no dura mucho aparta mi mano de su rostro y me mira de una manera retadora.

— ¿Qué es lo que quieres, John?- su expresión es seria y está a punto de cerrarme la puerta.

—Quiero que pasemos tiempo juntos-—suplico mirándolo a los ojos-—No te pediré que salgamos podemos quedarnos aquí, he ir a mi habitación a jugar...

Basta eso sonó raro ojala él no lo note. Piensa Lennon, piensa.

— ¡Jugar! Ya sabes un juego de mesa como domino- suelto en un intento desesperado y las palabras salen con tal nerviosismo que Paul frunce el ceño ante la confusión, tal vez soy el único malpensado.

—Está bien—después de pensarlo un poco Mcca sale de su habitación y va detrás de mí, entramos a mi cuarto y todo parece normal.

—Y bien Lennon ¿Que juego tienes?—pregunta Paul con algo de cansancio.

—La verdad ninguno, ni siquiera tengo un tablero de ouija. Admito lo del juego me salió de repente.

El pelinegro suelta una risilla— Entonces ¿Qué quieres hacer? Podemos ir abajo a ver la televisión-—sugiere ahora un poco más animado.

Y es un alivio, para mí siempre fue sencillo alegrar a Paul simplemente no me gusta verlo triste y esa noche mi objetivo será que olvide a esa zanahoria.

One Shots McLennon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora