JAMES:
Me desperté en mitad de la noche, seguía con mi forma de ciervo. Ruby estaba acomodada sobre Remus que aún seguía transformado, Sirius estaba dormido de lado y sobre sus costillas se encontraba Peter. Me puse en pie al percibir un olor en la distancia. Eché la cabeza hacia delante de modo que si un intruso no deseado se acercaba podría envestirle. Entró el director Dumbledore y la sorpresa me hizo alzar el rostro.
- Perdone, señor Potter. No quería despertarle.
Sorprendido di un paso hacia atrás. Era verdad que sabía que todos eramos animagos. Deshice mi transformación y me puse en pie.
- Siempre me he preguntado como unos niños de tan solo trece años consiguieron transformarse en animagos - dijo tras un breve silencio.
Me encogí de hombros sin saber que responder.
- Solo venía a comprobar que todo estuviera en orden. No debería tardar mucho en ocultarse la luna. Tengan cuidado al volver a sus dormitorios - me dijo antes de marcharse.
Me senté junto al Grimm negro y esperé a que Remus volviera a su estado normal. Cuando lo hizo, Ruby se despertó. Yo me encargué de que Sirius y Peter se levantaran y volvieran a su estado normal mientras Ruby despertaba suavemente a Remus. Salimos por el pasadizo del sauce boxeador y nos ocultamos bajo la capa de invisibilidad para volver al cuarto. Lúnatico tenía mala cara lo cual dejaba claro que mañana no iría a clase. Le ayudamos a llegar hasta su cama y aunque Sirius y Peter se fueron yo me quedé unos segundos más para asegurarme de que estaba bien.
- Ya sabes que cualquier cosa nos avisas - dije dándole un par de palmaditas en el hombro.
Asintió aún algo pálido y se dio la vuelta. Eramos los únicos que compartíamos cuarto pero para esta noche nos venía muy bien. Cuando descubrimos el secreto tardó un poco en contarnos lo que había sucedido y siempre temió que le marginaramos por ello. Todo lo contrario. Tuvo nuestro apoyo de principio a fin y nunca le dimos la espalda. Supongo que eso le reconforto e hizo que nuestra amistad fuera aún más fuerte. Nada podría separar a los Merodeadores. Nunca.RUBY:
Lily me despertó zarandeándome.
- Siempre tarde. ¡Vamos dormilona!
Los parpados me pesaban y tenía el cuerpo entumecido. Las escapadas nocturnas no ayudaban a mis ya habituales pocas ganas de madrugar. Me levanté a desgana y me arrastré hasta mi armario para coger el uniforme. Casi inconscientemente me encontré a mi misma sentada frente a un plato de comida con Lily a mi lado y James, Sirius y Peter en frente. Los cuatro mirábamos nuestros respectivos platos con los ojos entrecerrados y unas marcadas ojeras.
- ¿Pero que os pasa hoy? Estáis todos fatal - exclamó Lily.
- Mala noche - murmuró James.
Los demás nos contentamos con asentir. Moví la comida por el plato y traté de comer algo pero no tenía hambre. Una pequeña parte de mi divagaba sobre volver a la cama y la otra andaba preocupda por Lupin que claramente hoy no abandonaría su habitación.
- Vamos a clase antes de que alguno de nosotros se caiga encima del plato - bromeé.
- Ruby... has cogido el libro de pociones. Toca Herbología y Astronomía - me dijo Lily.
Solté un gruñido digno de un troll y me dejé caer sobre el banco.
- Tengo que volver al cuarto - lloriqueé.
- Si quieres te acompaño - dijo una voz suave junto a mí.
Abrí los ojos y me topé con el rostro de Sev que me miraba con los labios ligeramente curvados en una tímida sonrisa.
- Gracias - musité aún sin moverme.
Me le quedé mirando unos segundos de más, divertida por las posiciones en las que nos emcontrábamos. Me incorporé y miré a James. Seguía la situación algo tensa a pesar de que supuestamente lo había aclarado todo con él. Estaba tan perdido en su plato del desayuno que dudaba que se estuviera enterando y Sirius se había quedado dormido sobre la mesa a saber hace cuanto.
- Vamos. Nos vemos en clase - le dije a Lily.
Caminamos en silencio, aunque no uno de esos incómodos que solo quieres que terminen. Uno de esos en los que no se dice mada pero la compañía resulta agradable. Sev no era ni de lejos tan hablador como James y esos silencios eran una costumbre agradable. Llegamos a la habitación y me espero fuera. No tardé en cambiar los libros y salir de nuevo.
- Gracias por acompañarme, no hacía falta.
- Lo sé - respondió.
Aunque no sonrió como esperaba, noté un cierto brillo alegre en sus ojos oscuros. Quise decir algo pero no sabía realmente qué era eso que quería decir así que continué con los labios sellados. Por alguna razón sentía que esta primera semana de clase lo había cambiado todo. James, Lily, Sev... Incluso yo. No sabía como afectaría esto al resto del curso pero tenía la sensación de que nada sería como antes. Llegamos hasta el invernadero donde yo tendría clases y haciendo honor a mi casa me comporté de la forma más impulsiva que pude.
- Gracias otra vez - le dije mientras le daba un rápido beso en la mejilla.
Entré corriendo pero me giré para verle a trabés de la puerta de cristal. Se llevó la mano a la mejilla e incluso se sonrojó levemente. Sonreí y agaché la mirada sintiéndome algo avergonzada sin motivo. Aquel pequeño gesto me había puesto algo nerviosa pero intenté justificarlo diciéndome a mí misma que solo era por haber vuelto a la normalidad en mi amistad con él.
En esta clase, estábamos con los de Ravenclaw así que busqué a Lily y no tardé en localizarla junto a Tiana, nuestra compañera de cuarto, y Diane. Nos gustaba aprovechar las clses que teníamos con Ravenclaw para sentrnos con ella y cotillear sobre los rumores de la escuela.
- Ruby, genial que hayas llegado - me dijo Diane.
- Hemos oído que has roto con James - dijo Tiana.
- Bueno, fue algo mutuo. Pero estamos los dos bien.
- ¿En serio? Hoy en el desayuno no se os veía muy animados.
- Remus está enfermo y estamos preocupados. Además James comparte cuarto con él así que habrá dormido poco.
- ¿Otra vez? - preguntó Lily.
- Sí, eso parece.
- Pobre. Aunque esta semana es verdad que tenía mala cara - murmuró Diane.
La miré sorprendida.
- ¿Qué? Es mono. No me culpes por echarle el ojo.
Todas nos reímos sorprendidas por aquella declaración.
- Señoritas, os ruego que prestéis atención. Tratar con plantas venenosas no es cosa de chiste - nos regañó la profesora Sprout.
Asentimos rápidamente pero en cuanto continuó con la lección volvimos al tema. Diane tampoco nos dijo mucho más así que buscamos otros puntos de interés. En algunos momentos la profesora Sprout nos hacía preguntas pero Diane era una Ravenclaw, Lily estudiaba mucho, yo tenía buena memoria y Tiana tendía a juntarse con nosotras, por lo que respondíamos correctamente evitando así ser regañadas en exceso. Cuando terminamos la clase me acerqué a James y Sirius. Ambos se habían quedado dormidos casi al inicio y Peter aguantaba despierto a duras penas.
- Chicos, moved el culo. Tenemos aún otra clase - les desperté.
- ¿Qué toca? - preguntó Sirius frotándose los ojos.
- Astronomía con Ravenclaw - comtesté agltada solo de pensarlo.
- ¿Dos horas escuchando a Sinistra? - se quejó James.
- Como faltemos nos va a colgar del árbol más alto del Bosque Prohibido - les advertí.
- Parece que le hayan metido una escoba por el... - empezó Sirius antes de que le acallara con una colleja.
Se quejó levemente pero parecía cansado hsta para eso. Tras veinte minutos agotadores de lección mis párpados empezaban a peligrar y cerrarse más de la cuenta. No sé cuanto tiempo pasé dormida pero de pronto el sonido de unos libros cayendo pesadamente sobre la mesa me hicieron despertr de un salto. No era la única que se había dormido puesto que James, Sirius y Peter parecían tan sobresaltados como yo y buscaban el origen del ruido. La profesora Sinistra se había acercado a nosotros y había dejado caer una pesada pila de libros sobre nuestra mesa. Miré a mis compañeros y no pude evitar soltar una carcajada al ver como a James se le había quedado pegada una oja de apuntes en la cara. Se la quité con suavidad y el me sonrió con una de sus sonrisas bobaliconas.
- Veo que a parte de usar mi clase para dormir también se divierten - nos regañó la profesora Sinistra.
Miramos todos a la alta profesora de tez oscura que nos lanzaba una severa mirada.
- Los EXTASIS son el año que viene. A este ritmo dudo que los pasen. Les espero después de clase.
La clase no duró mucho más pero gracias a la pequeña siesta parecíamos algo más despejados. Al finalizar la clase me despedí de Lily y me quedé con los Merodeadores para la reprimenda.
- Conozco la condición del señor Lupin y entiendo que como amigos estén preocupados pero no se pueden permitir el lujo de dormir en clase. El director les ha excusado numerosas veces pero a mi parecer les permite demasiadas libertades. Deben centrarse en sus estudios y a pesar de la situación de su amogo no pueden permitir que sus estudios decaigan de manera tan drástica.
Continuó con la reprimenda por unos buenos quince minutos. Sabía que no teníamos clase y que nos robaba tiempo de descanso. Posiblemente nos hacía recuperar el tiempo perdido durante el sueño. Cuando terminó nos fuimos sin decir nada. Podía ver como salía humo de la cabeza de James y Sirius que aún estaban demasiado dormidos como para soportar el eterno discurso de Sinistra. Por alguna razón eso me hizo más gracia de la que debería y comencé a reír sin control. Mis amigos me miraron algo extrañados pero el sueño podía hacer estragos y la risa terminó por contagiárseles.
- ¿Qué es tan divertido? - preguntó Remus plantándose súbitamente a nuestro lado.
- Remus - grité mientras me lanzaba a su cuello.
Pareció tambalearse y me aparté inmediatamente recordando lo frágil que debía estar.
- ¿Por qué has salido? Deberías descansar - le regañé.
- Dumbledore le pidió a Slughorn una poción para mí. Me encuentro algo mejor así que había pensado en comer con vosotros.
- Genial - exclamó Sirius emocionado.
- En marcha entonces - contestó James señalando la dirección hacia el comedor.
La escena resultó de lo más cómica dado que segundos después de soltar aquella frase como si fuéramos a la guerra, en el silencio y aún con su pose de héroe se oyó un rugido proviniente de su estómago.
- Todo un leóm de Gryffindor- se mofó Sirius.
Todos nos echamos a reír de nuevo y caminamos hacia el comedor. James nos había rodeado a Lupin y a mí con sus brazos y yo pasaba el mío por la cintura de James y Sirius. Sirius había acercado a Peter casi por el cuello y caminabamos cómicamente medio abrazados. Varios estudiantes nos lanzaron diferentes miradas. No era por darnos mucha importancia pero teníamos una gran popularidad en la escuela. Muchas de esas miradas eran de envidia o admiración y otras tantas eran de curiosidad. Los Merodeadores iniciábamos un nuevo año en Hogwarts y como ya presentía, este año sería dsitinto pero nosotrso seguiríamos con nuestras travesuras y aventuras, y ante todos con nuestra amistad.
ESTÁS LEYENDO
La Quinta Merodeadora [PAUSADA]
Fanfiction¿Y si no hubo cuatro merodeadores sino cinco? ¿Y si Snape no se enamoró solo una vez? ¿Y si hay más razones para odiar a James Potter? ¿Y si hay una historia que nadie ha contado aún? PORTADA POR: @portadaas