De mal en Peor.

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De mal en peor, eso lo calificaba todo.

Hace semanas habían regresado a la base y las cosas no habían estado bien para Daniel, apenas dos días después de llegar Camiel había tenido que irse de nuevo, y su hermano se había ido antes de tiempo porque le habían adelantado la salida del hospital, tuvo que salir rápido del país y eso apenas les dio tiempo para despedirse. David estaba preocupado, desde que el hermano de Daniel se había ido este se comportaba extraño, es decir, seguía siendo el mismo de siempre, atento, tierno y delicado, pero días después de su partida Daniel ya no iba a entrenar con él como lo venía haciendo regularmente, de hecho sólo se levantaba de la cama para hacerle las comidas del día, arreglarse y ordenar el departamento, porque de resto del tiempo se la pasaba tendido de barriga y las únicas ocasiones en las que quería salir del departamento era cuando iba al departamento de Camiel para sacudir el polvo que se formaba día tras día, siempre terminaba tendido en su cama durmiendo, tal vez era porque las sábanas aún tenían el olor de Camiel, él lo extrañaba, era obvio. Camiel se había ido hace tres semanas y ni rastro de él y su grupo, aunque quiso comunicarse con él para contarle que Daniel no se estaba tomando bien el que él tuviera tan lejos no pudo, al parecer tenía su celular fuera de rango y no había podido comunicarse con él. Luego de tres semanas y cuatro días Camiel había regresado, pero aun así las cosas tampoco estaban bien, Daniel quería pasar cada minuto de su tiempo con Camiel, cosa difícil ya que este estaba demasiado ocupado planificando otra misión, pero a Daniel eso le importaba un comino ya que aun así lo obligaba a quedarse con él acostado en la cama por lo menos hasta que estaba demasiado dormido, más de una vez escuchó a Daniel reclamandole a Camiel por irse de la cama mientras dormía. Daniel estaba volviendo loco a Camiel, pero este le tenía paciencia, una paciencia casi divina. Daniel hace tiempo le había contado su plan de venganza, ese de hacerle la vida imposible a Camiel hasta que le hiciera pagar por haberlo dejado abandonado la primera vez, lo que no imaginó es que se tomara el trabajo tan enserio, de verdad estaba siendo muy odioso.

Daniel no sabía que pensar, todo estaba mal, Camiel no quería pasar tiempo con él, desde hace muy poco que había vuelto y ya se quería ir otra vez... Además, no lo tocaba de ninguna forma, no desde el día en que regresó. Cuando Camiel regresó él se había puesto tan feliz, tanto que apenas estuvieron a solas comenzaron a tocarse, naturalmente, lo extraño fue lo que pasó después, la mejor palabra para calificar esa situación era incomodidad, esa noche por alguna razón no se excitó como debería, no se mojó, no lubricó para él, obviamente Camiel se dió cuenta, si se había enojado o decepcionado no lo reflejó en su rostro, sólo dejó de hacer lo que estaba haciendo y se acostó a dormir. No supo que decir, cómo consolarlo o disculparse, porque no sabía que estaba pasando.

Ya no pasaba la noche en su departamento, ya no se besaban, tampoco lo abrazaba sin que tuviera que prácticamente rogarle, es que parecía que para Camiel pasar tiempo con él era un suplicio, tal vez el que Camiel estuviera tan distante se debía a ese suceso, lo que pasaba era que él tenía necesidades y no lo estaba complaciendo, no habían tenido sexo desde hace mucho tiempo y hace poco se había enterado que Camiel ayudaba a algunos Omegas de la base que entraban en celo y no deseaban usar o eran alérgicos a los supresores, los ayudaba de esa manera... Todo era una mierda, no tenía deseos sexuales tampoco, había intentado masturbarse para ver si así lograba obtener algo de lubricación, pero ni siquiera había conseguido una erección, ya no era tan sensible como antes, esto era desesperante, lo preocupaba a más no poder, sólo necesitaba que Camiel lo abrazara y le dijera que todo estaba bien, pero no podía contarle, tenía miedo de que lo dejará por eso, y no podía perderlo porque se había vuelto muy dependiente de él, lo necesitaba, tenía que tenerlo cerca, su olor lo calmaba. Sólo esperaba que todo estuviera mejor.

No podía estar peor.

Esa mañana se había levantado temprano como todos los días para hacer el desayuno, como siempre que podía le llevó el desayuno a Camiel y se acostó en su cama disfrutando del olor que había allí, desde ese día en que no se había excitado se notaba una extraña tensión entre ellos, era deprimente porque no sabía cómo abordar el tema, de nuevo intentó hacer que se quedara con él pero esta vez Camiel no vaciló en negar rotundamente su petición y salir de la habitación. Para Daniel era difícil, y deseaba con todo su corazón volver a esa semana donde todo fue perfecto, ahora pasaba más tiempo con su cama que con él, así lo sentía. Un golpe de energía optimista golpeó su cabeza, tal vez sólo se estuviera imaginando todo, tal vez esa tensión no existiera y sólo estuviera muy deprimido, tal vez todo estuviera en su cabeza debido a la inseguridad que le causaba no haber tenido sexo con él en mucho tiempo. Tal vez era sólo eso, entonces se levantó y se dirigió a la sala de entrenamiento, sólo tenía que decirle a Camiel como se sentía, él entendería.

DIOS NOS JUNTÓ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora