~*SARUMI FEST 2017*~

Día 2: Ellos de niños

"El zorro y el lobo"

Advertencias: Omegaverse, cambiaformas, cambio de edades, OoC y cliché (?) 

En las profundidades de un bosque lejano, vivían en armonía todos los cambiaformas. A excepción de dos especies, los zorros y los lobos.

Seres sacados de algún libro de cuentos infantiles, donde la fantasía es su principal impulsor.

Los cambiaformas son seres mitad humano, mitad animal. Sea cual sea a la especie que pertenezcan.

Además de esa la condición animal que poseen. Los seres dentro de este mundo viven regidos según el género con el que hayan nacido.

Alfa, Beta u Omega. Los alfas, los primeros en la línea con gran prestigio social y líderes. Los betas, el género más abundante y con una posición media. Siendo los omegas más rezagados y discriminados, además de la menor cantidad que hay de ellos.

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Yata Misaki pertenecía a la familia de los zorros. Un precioso cachorro de seis años con el cabello rojo fuego y ojos amarillos como el ámbar. De género varón omega. Muy enérgico y juguetón.

Él era el tesoro de la familia, al ser todos betas, el tener un cachorro que fuese omega equivalía que todos estuviesen más pendientes de su cuidado.

Los zorros vivían en un extremo del bosque, mientras los lobos vivían del otro lado. Siempre, evitando encontrar a alguien de la otra especie. Viviendo bajo una enemistad de varias generaciones atrás.

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Fushimi Saruhiko pertenecía a la familia de los lobos. Un cachorro de ocho años, con cabello negro y ojos tan azules como el lago de la pradera. No se sentía amado en su familia. A pesar de que él era un varón alfa, sentía la presión de todos ellos por ser mejor que nadie y llenar de orgullo a la familia.

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Ninguna de las dos familias sabía del secreto que ambos niños compartían.

Y era que ellos, cuando nadie notaba en la presencia del menor en casa, estos se escabullían de sus hogares para explorar el bosque y encontrar diversión. Uno buscaba un amigo, el otro escapar la presión social.

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— Hey, Saruhiko —el menor de los dos se transformaba, cambiando su aspecto aniñado por el de un pequeño zorrito anaranjado y correr alrededor del otro niño, ocultándose detrás de él y moviéndose cada que el oji-azul daba la vuelta para verlo.

— Misaki no hagas eso —el mayor se mareaba con las vueltas que el chico hacia.

— Atrápame si puedes —Misaki corría, con un pequeño lobato negro siguiéndole el rastro.

Yata corrió alrededor del tronco de un árbol, antes de subirse a este y enrollarse en su propio cuerpo, formando una bola. De esa forma se escondía de su amigo que llegaba detrás, aspirando con su buen olfato los lugares por donde el menor había pasado, caminando alrededor de aquel viejo tronco.

Misaki veía por el rabillo del ojo el negro pelaje de Fushimi, ya que este era más grande que él, solo tuvo que subir ambas patas asustando al zorrito que ya empezaba una nueva carrera para corretearse entre sí.