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Para advertirlos, desde ahora les diré que no me fui con él.

Esa ni yo me la creo, en realidad dejé que me jalara como trapo sucio, es que el hombre es muy fuerte y pues uno así no se puede resistir.

Los puntos a favor que puedo decir son: No fuimos a un motel de mala muerte, terminamos en un muy bonito Hotel y como una deliciosa pizza a domicilio; si es comida creo que podría ir a cualquier lado, aunque no tengo mucha idea de con que comparar mi estadía aquí. Normalmente no me gustan los hoteles y no es porque sea tacaño, la última y única vez que logré ir a uno fue un asco; no es de mi agrado recordarlo.

Así podría yo estar contando mis tontas anécdotas, pero el mundo real me pide atención.

La caja de la pizza que comí, se encontraba tirada no sé dónde, no es que me preocupe mucho donde terminan los empaques. Caín se encontraba mirando hacia fuera un poco alejado de la ventana, al parecer estaba muy concentrado. Y yo como buena persona perezosa, me acomodé entre los mullidos edredones de mi amor platónico, la cama.

Es que parece que conmigo no importa todo lo que duerma, siempre tengo sueño.

Mis posibles estrategias para tener un sueño de mucha tranquilidad es que él no me hable muy de cerca, es que cada vez que suelta una maldita palabra suena tan sexi y termino siendo traicionado por mis oídos; o es que yo estoy mal o capaz él en realidad debería realizar sexllamadas. Apuesto a que ganaría mucho. Quizás hasta yo lo llamaría.

Estaba echado de una manera algo extraña, así como un feto de bebe o creo que se dice posición fetal. Raramente me pongo en esa posición, pero me encontraba muy cómodo ahora. Sentí entonces como alguien se recostaba al costado, bueno no alguien, es decir, solo esta una persona más aquí en el cuarto.

Tal vez el también este cansado, simplemente cerré los ojos y unas manos empezaron a hincarme en mi espalda ¿y ahora qué trata de hacer este pendejo? —No tengo cosquillas, es por gusto — comenté tajante.

—Todos tienen un punto — y el malparido continuo...uggg eso estuvo muy cerca...oh por Dios parece que va en serio, me removí inquieto —No seas así, las personas normales duermen cuando tienen la oportunidad sabes.

—Me gusta ser cruel algunas veces —dijo eso soltando una risa contagiosa, y yo que realmente odio cuando la gente cree que puede hacer lo que quiera conmigo, me voltee dispuesto a empezar a hacerle una guerra de cosquillas también, pero no; a mí todo me tiene que salir mal y termine muy pegado a su rostro.

Esta vez sí fue demasiado cerca, nos quedamos por un minuto estáticos; entonces sentí que el tiempo se paró unos segundos. Unos segundos muy eternos. Infinitos.

Me hipnoticé simplemente ahí, sin pensar en nada. Tenía los ojos casi negros y parecían un pozo profundo. Empezó a acercarse lento, vi que entrecerraba los ojos y yo también lo hice y simplemente fue un choque, un muy simple choque de labios; nada ansioso.

Se acercó un poco más, intentando rodearme con un abrazo. Creo que este es el momento que debo cooperar, pero mierda no es bueno para mí que los manoseos sean tan dulces y lentos. Es mas no es común que me esté dejando llevar.

Logre abrir la boca, pensaba seriamente calentar esto, aunque ya estaba un poco perdido en la corriente eléctrica que me producía su respiración tan cerca. Si esto iba a continuar necesitaba empezar a llevar el control, lamí la comisura de sus labios para que pudiéramos profundizar, pero aun así empezamos lento, mi lengua entrando suavemente y la de él recibiéndome. Estaba ya muy ardiente y el ambiente se volvía denso.

Sex llamada...¿Con el operador?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora