15

487 58 86
                                    

Jhulian

Terminemos esto como lo comenzamos, conmigo contando mis terribles experiencia que de tan malas dan risas. 

Estas mantas están jodidas, mi almohada se ve jodida, las ventanas y cortinas joden más todo. Mi mente esta jodida. Yo también estoy jodido. Mierda, me dan ganas de suicidarme con un cuchillo de mantequilla y ahogarme en mayonesa o jugo de naranja, lo que salga más barato.

Me siento como después de una resaca, no. Mucho peor en realidad.

Yo les puedo decir que sé que la mayoría de los cuerpos son 70% agua, pero el mío debe tener agua salada porque me pasa cada pendejada.

Lo que yo debo hacer es correr al baño y quedarme ahí hasta que me entierren. Aunque quedaría como el que corre cada que pasa esto, porque hablando claro y conciso ya es la segunda vez. ¿Cómo es que acabo en estas situaciones?

Realmente necesito un baño, supongo que, si lo pongo así, no es como si estuviera huyendo ¿verdad? Intentare levantarme o mejor ruedo para un costado y me escabullo; decido. Chequen ese gran plan. Ojalá hacer esto sea tan fácil como engordar.

— ¡PUTA VIDA! — Caí en el piso por no controlar mi impulso. Seguro ya me oyeron en toda la casa.

— ¡SANTA MIERDA! Estoy inválido. —Ahora entiendo porque dormí boca bajo. Al intentar levantarme el dolor en las caderas me devolvió al piso. La incomodidad en mi espalda baja logro darme una idea del estado de mi cuerpo. Es un dolor mucho peor de la vez en que me golpee el dedo chiquito del pie contra aquella piedra.

Ahora tengo más problemas que ganas de vivir.

— Jhulian ¿Estas bien? — Perfecto, es hora de enterrar mi cabeza en el piso y fingir que no estoy aquí. Lo bueno es que no estoy totalmente desnudo. — ¿Tú que crees?

No quise ni voltear, si antes no estaba muerto de vergüenza; ahora lo estoy y mucho.

—Ven, sostente de mi cuello. Te ayudare a levantarte. — Cuando llegue a poder caminar normalmente descuartizare vivo a mi primo. Maldito malparido. Pero ya va me va a conocer cuando lo vea.

Caín ya estaba arrodillado para intentar ayudarme y yo estaba físicamente aquí, pero mentalmente muy lejos. Ya saben corriendo en un prado, con un rio y donde mi cuerpo está respondiendo normal o al menos moviéndose.

— ¿Podrías conseguir pastillas para dolor muscular?

— Lo hare, pero primero tengo que llevarte devuelta a la cama.

Mi cuerpo era como peso muerto, hizo que pusiera mis manos alrededor de su cuello y me levando a modo princesa. Si estuviera con un vestido sería una hermosa princesa de Disney. En realidad, no, no se me dan los vestidos. — Creo que necesitaras un baño. —Esta vez su voz sonó mas ronca de lo normal.

Mierda, me quede paralizado. — ¿Utilizamos protección verdad? —Mi voz salió nerviosa sin querer.

—La primera vez sí, de ahí no me acuerdo que paso.

— Suéltame y déjame morir de una buena vez. — Mis manos cayeron a los costados dramáticamente. Él soltó una rusa burbujeante y negó con la cabeza.

Cuando sentí las sabanas debajo de mí, justo en esa circunstancia, me sentí en el lugar correcto, en la hora correcta, y en el momento exacto, creo que puedo acostumbrarme a esto, aunque solo parte en la que estoy descansando en esta cama.

— Iré por comida, las pastillas y te preparare la bañera. — Se inclinó hacia mí.

Fue solo un instante, sus labios presionando los míos. Sus brazos se hundieron el edredón y yo definitivamente estaba percibiendo todo porque mis ojos se cerraron. — Descansa.

Sex llamada...¿Con el operador?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora