Sarah.

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Ryden POV.

Una mirada rápida hacia la ventana y un suspiro largo es todo lo que me atrevo hacer desde mi cama, aun con la toalla enredada en mi cabello mojado, claro la pereza se apoderado de mi otra vez.  Me estiro como un gato viejo para tratar de levantarme y enfrentar a el mundo, mejor dicho, el mundo de Rick Bolton. 

Toda la mañana imagine el vestuario que debía ponerme para una cita con Rick, no entiendo porque tanta preocupación por una simple cita, ¿porque me preocupa verme bien?   

Mi vista revisa por quita vez a mi armario y como siempre reprimo esas palabras de mi madre "El color de la ropa dice mucho de tí" patrañas el color de la ropa no significa nada, me deshago de esos pensamientos y prosigo con el dilema. 

Ya con la ropa indicada después de muchas represarías en el espejo, reviso mi celular con alguna señal de alguien que me salve de esto, pero al parecer todos están ocupados con lo que sea que estén haciendo ahora. 

*No entiendo tu comportamiento ahora* 

Tal véz esto es demasiado.

*Rick* 

No.

No estoy segura de eso, ni siquiera confió en mi misma, diablos.

El sonido de una moto me despierta de mis inseguridades peculiares, con un gran resoplo salgo de mi casa y camino hacia el chico con cabeza de uva. 

- Hey nena.- Sus palabras hacen que quiera golpearlo.

- Hey chico.- Oh debería ser yo quien sea golpeada.

Sin ninguna otra palabra me monto o me trepo como mono en su moto, muchas palabras con "M" que raro. 

Mis pensamientos no podrían ser más estúpidos en este momento, las otras veces no han sido de esta manera, salir con Rick nunca fue tan complicado como ahora, sobre todo porque ya he salido con él, más veces de las que puedo recordar, pero porque ahora se siente tan extraño. 

*Paranoia*

Que estupidez, no estoy loca.

*Tal véz ya lo quieres*

Tampoco estoy estúpida.

Entonces qué es lo que pasa o que es lo que pasara para estar de esta manera. 

Recojo mi cabello en una coleta alta mientras que Rick hace que lo sea que tenga que hacer en su moto. 

- Te ves muy bien Ry.- Con un beso en los labios caminamos tomados de las manos. 

No sabía que vendríamos al cine, algo que agradezco profundamente, no tenía ganas de hablar con él. 

- ¿Cuál veremos? - Pregunta con aires de entusiasmo. 

Como si de un adolescente se tratara su rostro se trasforma en un joven e inmaduro chico. 

- No lo sé, ¿Aquaman? - La ilusión se filtra en su sistema, claro me enfrento con un conocedor de héroes. 

No tengo que escuchar su respuesta, corre hacia la taquilla para comprar los boletos. 

Toda mi atención la tiene él en ese momento, que dicha la hora de estar con alguien como él en este momento de mi vida. Sobre todo, cuando yo ya tenía a alguien en mi mente, aunque nunca lo quise admitir. 

*Básicamente él tiene todo lo que no te gusta* 

Tal véz, pero es gracioso. 

*Todo esto para ganar una tonta apuesta* 

¿QUIÉN GANARÁ? (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora