Capitulo 5.- 4 PARA UNA

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Alma oyó pasos pero no eran los de una sola persona, estaba segura, y además la puerta tardó un rato en cerrarse, señal de que efectivamente entraba más de una persona. Repentinamente sintió una presencia tras de sí y luego su voz susurrando en su oído:

- ¡Hola princesa! He traído a unos amigos para que hagan realidad esa fantasía, ¿recuerdas? La de ser follada por varios tíos, y sentirte como una puta – Dijo él.

- Sí – respondió sintiendo como su sexo se humedecía al imaginarlo.

- Bien, pues me he traído a unos amigos, para que te follen como a una puta.

Alma sonrió, había imaginado aquella situación miles de veces y ahora iba a hacerse realidad. Su sexo ardía de deseo. Y antes de que pudiera decir nada más, empezó a sentir unas manos acariciando sus senos, eran las de alguien que estaba a sus espaldas, besándole la nuca suavemente. Sintió otra mano manoseando su sexo, comprobando la humedad y una voz a la altura de su sexo que decía:

- ¡Joder, esta ardiendo esta puta, su coño parece una fuente!

Era una voz desconocida para ella y estaba segura que no era de nadie de la oficina. Sintió entonces otras manos, separando sus nalgas y una lengua tratando de lamer su agujero posterior, era otro hombre. Había tres, tres serían los amantes de esa noche, o cuatro, pues no estaba segura de que su misterioso amante pudiera se uno de aquellos tres que la estaban magreando. La ávida lengua penetró en su agujero trasero y todo su cuerpo se estremeció. Mientras las manos que acariciaban sus senos seguían haciéndolo, sobándolos y apretando los pezones, causándole incluso cierto dolor. El otro hombre, le había obligado a abrir las piernas, y lamia su clítoris con la lengua. Empezó a sentir que le flaqueaban las piernas.

- ¿Por qué no la ponéis sobre el sofá? – Sugirió su amante, del cual oyó la voz algo alejada de ellos, es decir, que no estaba entre los tres hombres que la manoseaban.

- ¡Ah, sí! – gimoteó Alma.

- Esta bien, haremos lo siguiente – dijo el que estaba lamiendo su clítoris – Yo me sentaré en el sofá, y la chica sobre mí y dejaré su culito libre para el que quiera follársela por ahí.

- Esperad – protestó Alma un tanto confundida aún por la situación - ¿No vais demasiado deprisa?

- No, tú ardes como una tea y nosotros también estamos deseoso de probar a una buena puta como tú, ¿para que ir más despacio? Además somos tres, para follarte, cuatro si contamos a tu querido príncipe, no podemos andarnos por las ramas.

Alma no dijo nada más, se dejó hacer por aquellos hombres y como había dicho el que la llevaba ahora en brazos, este se sentó en el sofá con ella encima, palpó su húmedo sexo que realmente chorreaba jugos por lo excitada que estaba con aquella situación y guiando el erecto pene hasta la vulva, la penetró. No tardó en acercarse el segundo que los hombres que había hablado y diciéndole al otro:

- Ábrele bien ese culito que seguro que también arde como el coñito.

Alma se estremeció y sintió como las masculinas manos abrían sus nalgas y un pene se situaba entre ellas empujando. Gimió cuando notó como entraba el glande y continuó haciéndolo cuando el resto de la verga se metió en el estrecho agujero, ya un poco más agrandado tras la anterior sesión con su amante. Se sentía llena, y como si estuviera en otro mundo, un mundo donde sólo cabía el placer y la sensación de sentirse la más puta de todas las mujeres, como siempre había deseado. Pensó que aquello sólo podía conducirla a la más grande locura sexual de su vida. Pero era feliz, estaba cumpliendo su fantasía y se sentía llena, deseada y feliz; así que se dejó llevar. Los dos hombres empezaron a moverse alternativamente, haciendo que sus vergas entraran y salieran del cálido refugio femenino. Mientras su otro compañero protestaba:

EL AMANTE MISTERIOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora