Capitulo 6 y ultimo. ERA ÉL.

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…Cuando el policía estuvo a su altura, bajó de la moto y se acercó a Alma. Llevaba el casco puesto, así que Alma no podía verle la cara.

- Buenas tardes, señorita – le dijo – Veo que lleva una luz estropeada.

Alma se extrañó:

- No puede ser esta mañana funcionaban todas perfectamente – alegó.

- Pues ahora no, señorita. ¿Me puede enseñar su carnet de conducir y los papeles del coche?

- Claro.

Alma buscó en la guantera y sacó los papeles para mostrárselos. El policía los miró y luego dijo:

- Este carnet está caducado.

- No puede ser – alegó nuevamente Alma.

- Salga del coche, por favor – le pidió el policía con tranquilidad y firmeza.

Alma sin saber por qué obedeció, por un segundo pensó que quizás aquel policía…Salió del coche y el policía volvió a indicarle.

- Apoye las manos sobre el capó y abra bien las piernas.

- … Pero yo… - trató de protestar Alma.

- Cállese y deje actuar a la policía.

Alma empezó a sentirse preocupada. El agente empezó a palpar su cuerpo como si buscara algún tipo de arma, primero sobre la ropa pero cuando descendió a las piernas, lo hizo sobre la piel y fue ascendiendo por la desnuda pierna despacio, convirtiendo el paleteó en una caricia suave que hizo estremecer a Alma. Y entonces empezó a darse cuenta de lo que estaba sucediendo, y cuando los dedos del policía rozaron su húmedo clítoris lo supo. Era él, era su amante misterioso, estaba casi segura y aquella la última fantasía que le quedaba por convertir en realidad. Luego el policía le acarició la otra pierna, llegando de nuevo a su sexo, donde rozó con mucha suavidad la vulva. Alma se estremeció.

- Bien, señorita, ahora dóblese sobre el capó, por favor.

Alma obedeció, no sin antes protestar nuevamente siguiéndole el juego a su amante:

- Pero señor, yo… le juro que no he hecho nada.

- ¡Shhh, cállese! – Le ordenó el policía, dándole una sonora palmadita sobre su nalga derecha, que la hizo gimotear ,y a continuación diciendo: - Veamos que hay por aquí – le subió la falda por encima del culo dejándolo desnudo.

Alma sintió el aire rozar sus nalgas y eso la excitó. Estaba a mil, no veía el momento en que él la haría suya allí mismo, en medio de aquella carretera y encima del capó del coche.

- Separa bien las piernas – le ordenó el supuesto policía, nuevamente con firmeza.

Alma lo hizo. Se sentía abierta y expuesta a aquel semiextraño que en los últimos días le había dado los mejores momentos sexuales de su vida, tenía ganas ya de saber quien era, y estaba segura que tras aquella última fantasía hecha realidad lo descubriría. Su amante, palpó su sexo, lo sobó y masajeó a su antojo haciendo que Alma se estremeciera. Introdujo dos dedos en él, jugueteó con estos en el interior de la femenina vulva, los sacó, los llevó hasta el ano y tras introducirlos volvió a juguetear con ellos utilizándolos como un pequeño pene. Alma gemía ya, mientras se dejaba hacer, llevaba la chaqueta abierta, lo que hacía que sus senos sintieran el frío del capó a través de la tela de la fina blusa, aunque poco a poco este iba calentándose al mismo ritmo que su cuerpo, que estaba a punto de convertirse en una tea ardiendo.

- Estás caliente ¿eh, putita? – Le preguntó el policía a la chica.

Esta ni siquiera pudo articular palabra, solo afirmó con la cabeza.

EL AMANTE MISTERIOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora