Capitulo 3. TRES

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Cogí el móvil y respondí:

- ¿Diga? – El masturbador se detuvo.

- Hola preciosa.

- Hola – respondió Alma nerviosa.

- Necesito que me hagas un favor – dijo la atractiva voz del amante.

- Sí, dime – respondió Alma sin pensárselo.

- Subirás a tu piso y dejarás la puerta entreabierta, te dirigirás a tu habitación, te quitarás la ropa, te vendarás los ojos con un pañuelo y te acostarás en la cama boca abajo y me esperarás. ¿Vale?

- Sí, como tu quieras – aceptó Alma sumisa. Y con sólo pensar que él estaría con ella en su habitación sintió que todo su cuerpo se excitaba.

Alma colgó y subió a su piso. Dejó la puerta entreabierta como le había ordenado su amante misterioso y luego se dirigió a su habitación, haciendo todo lo que él le había pedido. Se acostó sobre la cama bocabajo y se vendó los ojos. Esperó unos segundos, tal vez minutos que se le hicieron eternos, hasta que escuchó la puerta cerrarse y unos pasos avanzando por el pasillo hasta llegar a la habitación. Alma estaba nerviosa, pero también excitada, ardía de deseo después de todo el día sintiendo el masturbador dándole placer a ratos. Tenía la entrepierna muy húmeda y sólo deseaba que su amante la poseyera.

Alma oyó ruidos a su alrededor, sobre todo de ropa rozando, quizás su cuerpo, pensó Alma, desnudándose. Aún tenía el masturbador entre las piernas y sintió como el hombre se lo quitaba cuidadosamente y tras hacerlo, acariciaba su entrepierna comprobando la humedad. Alma se estremeció sin remedio.

- Perfecto – musitó el hombre, que tomándola por las caderas, la hizo subir el culo y colocarse en cuatro.

Tras eso abrió las nalgas y las lamió. Alma gimió. El hombre la hizo girar sobre la cama quedando esta atravesada en ella. Y a continuación sintió las manos del hombre acariciando su sexo suavemente y también una polla chocando con su boca, cosa que sorprendió enormemente a Alma, había alguien más en la habitación. Descubrir que no estaban solos hizo que Alma se pusiera nerviosa y su corazón empezara a latir a cien por hora. Estaba desorientada y no era capaz ni de abrir la boca.

- Creo que esta putita se ha asustado – dijo una voz desconocida para ella, mientras la polla empujaba en sus labios.

Sintió un cachete en sus nalgas y la voz de su amante diciéndole:

- Abre esa boquita y chupa la polla de mi amigo, venga.

Alma obedeció a pesar de los temores que crecían en ella ante aquella extraña y descontrolada situación, abrió la boca y dejo que la extraña polla la ocupara, y empezó a lamerla como pudo, mientras detrás de sí, su amante masajeaba y lamia su sexo haciéndola estremecer sin remedio. Gimió manteniendo la polla en su boca, que trataba de chupar al ritmo que le marcaba aquel nuevo amante.

Por detrás, su amante, le estaba introduciendo ahora un par de dedos en su vagina y los movía en sentido rotatorio provocándole un nuevo estremecimiento, inmediatamente sintió su pene, empujando, tratando de ocupar el puesto que los dedos acababan de dejar libre. En su boca, el pene del otro hombre, seguía balanceándose, entrando y saliendo, follando aquella boca, porque eso era lo que hacía el extraño, follarle la boca empujando con fuerza y tratando de meter la polla hasta la garganta. Alma aguantaba las arremetidas como podía, mientras por detrás, ahora sentía las embestidas de su amante.

Alma sintió como la polla que tenía en la boca se hinchaba cada vez más y como el hombre gemía, sin duda estaba a punto de llegar al orgasmo. Y efectivamente, no tardó mucho en descargar toda su leche en la boca de la muchacha que trató de tragar todo lo que pudo.

EL AMANTE MISTERIOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora