Capítulo XXII

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Comienza el otoño y aumenta la intensidad de los entrenamientos.
Estaba todo planeado, mil veces hablado con Álvaro, hoy saldrían de fiesta y aprovecharé para hablar con Marco.
Las cosas estaban bastante más calmadas, pero eso no quita que la tensión reine en el ambiente cada vez que nos cruzamos.
Me arreglo y salimos Maca y yo dirección al local.
El reservado está ocupado por los jugadores del Atlético de Madrid.
Desplazo mi mirada intentando evitar la de Saúl Ñíguez.
Intento fallido.
Lo saludo con dos besos por educación.

- ¿Y Marco?
- Pues Marco y yo ya...
- ¿No estáis?- el tono de voz que desprende intenta parecerse al compasivo, pero se notala falsedad.
- No.- respondo cortante.
- Lo siento...- miente.
- No hace falta mientas.
- Me gustaría que me dieses una oportunidad.- me mira a los ojos, inquietándome.
- Le hice una promesa a Marco.
- ¿Piensas que él la va a cumplir?- pregunta incrédulo.
- Que tú seas así no quiere decir que Marco lo sea.
- ¿Enserio?
- Dame una oportunidad, déjame conocerte.
- ¿No te ha dicho ya que no quiere, joder?

Me giro y me impresiona su presencia.
Mi respiración se agita.
Marco me dedica una sonrisa con el fin de tranquilizarme.

- ¿No me habías dicho que ya no estabáis juntos?

Estoy impactada, lo que me deja inmóvil y sin habla.

- Sí estamos juntos, ella es muy reservada, no le gusta ir contándolo y menos a gente como tú.

Dicho esto, rodea mi cintura y me sostiene con fuerza hasta salir del reservado.
El aire de Madrid es frío y las calles están desiertas.
Un manto de estrellas es el único testigo de lo que está a punto de pasar.

- ¿Por qué has hecho eso...?
- Calláte.- susurra sobre mis labios y esta vez soy la encargada en juntarlos.

Sonrío a mediación del beso.

- Marco, quería decirte que lo siento.
- No has hecho nada, no debes de sentirlo. Solo te pedí que me esperases, aquí estoy de nuevo, tranquila.- sus brazos hacen del mejor abrigo en la fría noche que nos aguarda.
- Te quiero.- cierro los ojos y suspiro.
- Yo más, chula.

(...)

Otro partido más, victoria para casa y tres puntos cruciales para la lucha por la liga, la cuál encabezaban por delante de Barça y Atlético.
Maca y yo estamos ya en el hotel esperando a los chicos.
Lucas llega y saluda a su chica con un buen beso y a mí con un abrazo.

- ¿Y Marco?
- Ya sube, se quedó atrás echándose fotos con fans.
- Siempre tan atento.- suspiro sonriente.
- Qué bonito es el amor.- imita mi tono de voz Lucas.

Le propino un cojinazo y se queja.
Me coge por la cintura y me sube a su hombro, para tirarme sobre la cama con fuerza.

- Qué bestia eres hijo.- me quejo.
- No quieras saber donde soy bestia.

Maca tose y la tensión se puede cortar con cuchillo en el ambiente.
Se abre la puerta y aparece Marco sonriente.
Corro para recibirlo, y enrollo mis brazos en su cuello, para juntar nuestros labios.
Él hace lo mismo en mi cintura.

- Hola mi amor.- sonríe.
- Hola, qué partidazo has hecho gordo, enhorabuena.- vuelvo a dejar un beso, esta vez más corto, sobre sus labios.
- Siempre serás la dueña de mis goles.- susurra.

Nos miramos a los ojos.

- Parejita aún estamos aquí.- comenta Lucas molesto.
- Eh lo siento.

Marco se separa y saluda con dos besos a Maca y con un apretón de manos a Lucas.

- ¿Os apetece dar una vuelta?- propongo animadamente.
- Estamos.- comienza Lucas.
- Reventados.- finaliza Marco, para después tirarse a la vez en la cama.
- Pues nosotras nos vamos.- apunta Maca.

Cojo una chaqueta y me dispongo a salir, Marco se interpone, mendigando un beso con un puchero.
Le beso la mejilla para molestarlo y salgo de la habitación.

- Bueno ¿ya tenéis las cosas preparadas para la mudanza?- comenta la morena con total naturalidad.
- ¿Mudanza?- me sobresalto.

Give me one reason || Marco Asensio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora