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- Linda cachada - dijo Ruggero.
- Gracias - dije mientras movía las llaves que tintineaban en mis dedos, sonriéndole al ex marido de mi madre.
- ¿A qué hora vas a volver?
- No estoy segura - suspiré - ¿Por qué? ¿Tienes algún problema, necesitas salir?

Se encogió de hombros.

- Sólo tenía la esperanza de que podríamos pasar un poco de tiempo juntos esta noche.
Tragué saliva.
- Huh, bueno, si me lo hubieras dicho... No habría hecho otros planes.

Era uno de mis raros fines de semana fuera de la universidad. Decidí pasarlo con mi ex padrastro, Ruggero. Él todavía vivía en mi ciudad natal, a diferencia de mi madre, que se había unido a un circo. Bueno, ella realmente no se había unido al circo. Era nuestra broma privada. Honestamente, no estábamos seguros a donde se había ido. Solo sabíamos que se había ido. Yo estaba agradecida de tener todavía un lugar al cual llamar casa. Mis hermanos y hermanastros se habían ido a la universidad y tenía la sensación de que Ruggero estaba un poco solo.

- Está bien. - sonrió vacilante - Yo sé lo que es. Recuerdo cuando estaba en la universidad. Los viejos tiempos. Tú sabes que solíamos tener unas cosas que llamábamos "discos de vinilo" en aquel entonces. - levantando una ceja me miró con una sonrisa - Algún día te hablaré acerca de ellos y otros inventos, como los reproductores de ocho pistas y la vídeo casetera.
- Si, si. - era una broma. Siempre que le decía que era un hombre viejo, el respondía con una broma poco agradable. Me acerqué a él y le di un beso en la mejilla - Me puedes contar todo lo que quieras más tarde, viejo.
- Uh, huh. - me dio una mirada de complicidad, entrecerrando los ojos.

Me humedecí los labios y me di la vuelta, lentamente como siempre. Y entonces lo sentí. Una fuerte bofetada en el trasero.
Me froté el trasero sobre la tela de algodón de mi falda.

- ¡Ooh! ¡No lo haces de nuevo! -
Ruggero me dedicó una hermosa sonrisa. Maldita sea, se veía tan bien para su edad. Él me dio otro golpe, esta vez un poco más abajo, dejando su mano allí
- Te tienes que ir, muñeca.

Me reí y le di otro beso en la mejilla. Mi coño estaba tan jodidamente mojado. Su golpe fuerte siempre ha tenido ese efecto en mí.

- Ya vuelvo, ¿Está bien? - respiró hondo y me miró como si no me creyera.
- Todo está bien. Voy a estar aquí viendo una película o algo así. Sólo.
- Lo siento. - puse mis manos alrededor de su cuello. Esta vez, yo estaba realmente apenada. No estaba tratando de coquetear. Yo sabía que él estaba solo desde que mi mamá se fue de la ciudad, y quería hacerlo sentir mejor. Ruggero era un hombre dulce y no se merecía lo que ella le hacía pasar - Te lo prometo, no me voy a tardar. Podemos quedarnos viendo películas y comiendo palomitas de maíz o algo así. Realmente me gustaría eso.
- Está bien Karol - me puso las manos alrededor de la cintura y me miró con sus grandes ojos color café - Echo de menos el tiempo que pasamos juntos.
- Yo también - era cierto.

Tenía veinte años y Ruggero siempre había sido una parte importante de mi vida desde que mi mamá comenzó a salir con él siete años antes. Conectamos de inmediato. Él me ayudó a pasar por las largas citas, y cuando no eran gran cosa también. Pero de alguna manera yo pertenecía a este lugar. Siempre pude hablar con él sobre cualquier cosa. Por eso de alguna manera me sentía culpable por lo que mi mamá le había hecho. Siempre pensé que se había casado con él porque se llevaban tan bien y ella quería que yo tuviera un padre.

Oí la bocina de un coche. Era mi amigo Fernando. Otro hombre que tenía la esperanza de que pudiéramos reavivar nuestro romance de secundaria. Rodé los ojos.

- Lo siento papi. - me puse de puntillas y le di un gran beso en la mejilla. Él sonrió. Yo sabía que le encantaba cuando lo llamaba así, "papi". Ruggero sólo tenía hijos varones, y siempre me decía que era un lujo tenerme como hija.
- Está bien, pequeña. Ve. Que se diviertan. No pierdas las llaves de repuesto de la casa. - Ruggero sacudió la cabeza.
- Todavía no puedo creer que hayas perdido las tuyas.
- Me puedes castigar por eso más tarde, ¿De acuerdo?
- Seguro. - me guiñó un ojo.

De repente me dieron ganas de no haber hecho planes para la noche. Le dije adiós a Rugge y salí a cumplir con Fernando. Estaba vestido y listo para nuestra cita, con una camisa bonita de color azul y pantalones negros de vestir. Lo juro, yo literalmente podía sentir el olor de su colonia recorrerme, mientras me deslizaba en su BMW. Él olía a colonia cara. Para mí no importaba lo mucho que pagara por ella. Eso no importa, si hueles mal, solo el olor importa.
Fer se inclinó para darme un beso en la mejilla, solo porque moví justo a tiempo mi rostro a la derecha para que no tocara mis labios.

- Karol. No puedo creer que realmente eres tú.
- Sip. - me señalé a mi misma - En carne y hueso. - me volví para mirar por la ventana, preguntándome qué demonios estaba haciendo. Una sensación de malestar me dijo que debía haberme quedado en casa con Ruggero.















DATO: El que representa a "Fernando" es Fernando Vázquez, el cantante de Rombai.

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Instagram: ruggarolsevirelli

Ex - Daddy (HOT) [Ruggarol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora