Él respiró hondo, pero no dijo una palabra. Nos miramos a los ojos por un momento, y luego salí de la habitación hacia el pasillo de mi habitación, con la intención de cambiarme y ponerme un pijama cómodo. Pero en cambio, todo lo que pude hacer fue sentarme en la cama y mirar la pared, preguntándome si él había sentido lo que yo había sentido. La misma sensación de hormigueo que sentía, tenía mi coño ardiendo de deseo. Yo lo amaba. Él significaba mucho para mí. Quería besarlo otra vez. Sólo esperaba que el también lo quisiera.
Pasaron unos minutos antes de que escuchara que la puerta se abría.- ¿Estás aquí? - Ruggero preguntó.
- Oh. Si. - miré sus hermosos ojos marrones - Lo siento. Supongo que perdí la noción del tiempo. - él sonrió.
- Eso está bien. - Ruggero estaba en la puerta - ¿Estás segura de que estás de humor para una película?Sentí como mi cara enrojecía. No, yo no estaba de humor para una película. Yo estaba de humor para follar a mi padrastro hasta la tapa de los sesos.
- Hum, ¿Qué quieres hacer ésta noche?
Los ojos de Ruggero recorrieron todo mi cuarto antes de por fin decidirse a verme. Caminó hacia mí y extendió su mano.
- Vamos. Vamos a ir a la sala de estar.
Tomé su mano y la sostuve mientras caminábamos por el pasillo hasta la sala de estar. En la mesa de café vi una botella de vino y dos vasos.
- Entonces - le dije - ¿Supongo que tú no hiciste las palomitas de maíz? - él sonrió.
- No. Pensé que tal vez preferirías vino en su lugar. Lo probé en tus labios.Mi corazón se acelero.
- Oh, ¿Pudiste probarlo?
- Sí. - Ruggero sacudió la cabeza, y me miró pensativo - Maldita sea, te pareces a tu mamá - acarició el costado de mi cara por un segundo, y luego se sentó en el sofá y vertió el vino en las copas sobre la mesa de café.Me senté junto a él lo más cerca que me fue posible, dejando que mis piernas rozaran la suya. Yo estaba dividida. Una gran parte de mi quería calmarlo y cuidar de él. Pero otra parte se sentía desesperadamente atraída hacia él. Quería llegar a hacer el amor con él. Ruggero sonrió y me dio una copa.
- Espero que te guste el blanco.
- Claro. - había estado bebiendo tinto en el restaurante, pero no tenía ninguna preferencia. Tomé el vino y bebí la mitad, de forma rápida, con la esperanza de una nueva oleada de audacia.
- Demonios pequeña, es posible que desees reducir la velocidad - él me miró a mí y luego a su copa mientras tomaba un trago del vino. Llevé la mano a mi pecho, riéndome - Lo siento, solo estoy celebrando, supongo.
- ¿Celebrando? ¿Qué estamos celebrando? - pregunté. Dejó la copa sobre la mesa y se dirigió a mí.
- Estás bromeando, ¿Verdad?
- Lo siento, papi. - quería salvar la situación de alguna manera, y lo llamaba "papi" por lo general para poner las cosas a mi favor. Ni siquiera sé por qué dije eso - Todavía estoy un poco borracha...
- Mierda, ¿Sabes lo duro que ha sido? - me miró, sus ojos mostraban dolor - Tener que explicarle a la gente que mi mujer se fue - se encogió de hombros - Se fue. Y no sé cómo ponerme en contacto con ella. - mordí el labio inferior.
- Si - comenzaron a fluir unas lágrimas por mis mejillas.
- Oh, mierda, lo siento, Karol. - puso su brazo alrededor de mis hombros - Ella es tu madre. Lo siento.
- No sé donde está. - yo apoyé la cara contra su pecho, llorando.
- Shh... Todo está bien, pequeña. - puso su mejilla contra mi frente - Lo siento mucho.
Aspiré, sollozando, tratando de hacer que las lágrimas desaparecieran. Tendió su mano con una servilleta de la mesa para limpiarme los ojos.
- Lo siento, papi. Estoy tratando de no pensar en ello.
- Está bien pensar en ello. Tú no puedes pretender que no ocurrió. - frotó mi espalda - Estoy seguro de que la echas de menos - secándome los ojos con la servilleta, me senté con la espalda recta y miré sus ojos tristes.
- No es eso, papi.
- ¿Hmmm? - Ruggero parecía confundido - ¿Entonces qué es? - tomé una respiración profunda.
- No me gusta lo que te hizo. Me pone muy triste ver que te dolió tanto.
- Oh, Karol.
- No, es verdad. - bebí el resto de mi vino y dejé la copa sobre la mesa - Eres un buen hombre Ruggero. El mejor papi que jamás pude esperar.
- Aww, cariño. Tu sabes que yo siento lo mismo por ti. - tomó la parte de atrás de mi cabeza y enredó sus dedos en mi pelo - Eres tan especial para mí.
Puse mi mano sobre su rodilla y lo miré a los ojos.- Te amo mucho, papi.
- Yo también te amo mucho, pequeña.
Nuestros ojos se encontraron. ¿Podía leer mi mente? Me sentía culpable por todos los pensamientos que estaba teniendo. Mientras yo exploraba sus hermosos ojos marrones, todo lo que podía pensar era en cómo reconfortarlo, y no con un abrazo. O con una noche de caricias en el sofá, o viendo alguna película. Tenía ganas de darle algo más. Algo que aliviara su dolor y realmente mostrarle lo mucho que lo amaba.
Gracias por leer, pásense por la otra novela que estoy subiendo "Me, myself and I" 🙈
Instagram: ruggarolsevirelli
