- Estoy tratando de hacerte sentir hombre, papi. Como el hombre maravillosos que eres.
- ¿Poniendo tu culo en mi cara? - se rió. Su respiración sonaba aún más dificultosa.
- Cueste lo que cueste. - tomé una respiración profunda y hablé lentamente - Papi.¡Golpe! Di un grito ahogado, después un hilarante gemido. Ruggero había golpeado mi culo violentamente, más duro de lo habitual.
- ¡Papi! - volví mi cabeza sobre mi hombro, asegurándome de mantener mi cuerpo en la misma posición, con la esperanza de recibir otro golpe.
- ¿Qué? - la palma de la mano de Ruggero, se mantuvo en contra de mi culo, tocándome donde me había golpeado - Te mereces una paliza por tratar de hacerme esto.
- ¿Y bien? ¿Qué estas esperando? - moví mi culo - Tú eres mi papi. Solo soy una pequeña niña. - tan pronto como las palabras salieron de mi boca sentí otro golpe contra mi trasero.
- ¡Ooh! - me agarré de la mesa.Ruggero levantó el dobladillo de mi falda por encima de mi culo y la dejó allí. Me dio otra bofetada en la parte superior de las diminutas bragas color rosa que llevaba. Luego me dio otra bofetada luego otra. Me quedé con la boca abierta, disfrutando cada segundo de ser azotada. Él me golpeó algunas veces más y empezó a frotar mi culo después de cada azote.
Sentí que el vino realmente me estaba pegando.- ¿Te molesta tocarme en medio de mi ropa interior y ver si realmente esta mojada?
- Mierda, Karol - el inhaló fuerte y me dio otro azote en el culo - No tienes ni idea de lo que me estás haciendo.
- ¿Eso es lo que piensas? - Ruggero que todavía estaba sentado detrás de mí en el sofá, movió sus manos a mi cintura y bajó mis bragas. Empujándolas hasta mis rodillas.
- ¡Sí! - yo separé más mis piernas.Él movió mi culo más cerca de él. Obligándome a mover mi piernas. Y luego me azotó de nuevo, y me dio por lo menos diez duros golpes, y apenas rozó la piel de en medio.
Abrí más mis piernas con cada azote que me daba. El último aterrizó en contra de mi húmedo coño.
Yo grité, mi cuerpo se sacudió hacia adelante. Hasta que sentí sus dedos tocando mi coño, no tenía ni idea de lo mucho que necesitaba que me follara. Me dolía que él no me tocara de nuevo, pero había dejado caer su mano.- Por favor, papi - me quejé.
- Maldita sea, Karol - me dio un tono enojado, mientras ponía sus manos a ambos lados de mis caderas y estabilizaba mi cuerpo frente a él.Y luego de repente, sentí su lengua dibujar una ruta entre mis labios vaginales.
- ¡Sí! - grité. El cálido aliento de Ruggero bañó mis labios durante unos segundos antes de sentir toda su boca entre mis piernas. Se estaba comiendo mi coño con avidez, como si no se saciara de él.
- Oh si, oh sí. - mi cuerpo se estremeció por la sensación de su lengua. Sabía exactamente lo que estaba haciéndome. Mi mamá era una imbécil de mierda por dejar esa lengua. Apenas podía respirar - Si. Si, papi.Su boca se puso más ávida después de que lo llamara papi.
- Papi... papi... - no podía dejar de quejarme. Escuché a Ruggero gimiendo justo cuando, sentí su cálido aliento contra mi entrepierna... Contra mi culo... Su boca estaba allí mismo chupando mis labios... Lamiendo mi culo.
Me lamió un poco más de tiempo hasta que yo pensé que iba a tener un orgasmo. Y luego se detuvo. Apartándose de mi.- No - dijo - No puedo creer que acabo de hacerte esto. - puso sus manos en mi cadera alejándome y luego se puso de pie a mi lado, me bajó la falda y dejó mis bragas entre en mis rodillas.
- ¿Qué? - pensé que iba a empezar a llorar - ¿Hice algo mal?
- No - gruñó con disgusto - Yo debería haberlo pensado mejor. Saber que estaba mal. Lo siento mucho, Karol.Me puse de pie y miré directamente a mi padrastro, prácticamente corriendo fuera de la habitación. Corrí detrás de él. Subiéndome las bragas para poder mover mis piernas un poco mejor.
- No te vayas, papi. ¡Por favor! - él no volteó a mirarme. Lo seguí por el pasillo hasta su dormitorio, aumenté la velocidad cuando lo vi abrir la puerta. Ruggero trató de cerrar la puerta en mi cara, pero era demasiado tarde, la abrí con un empujón, y la moví con toda la fuerza de mi cuerpo - No hagas esto - le dije suplicante.
- No sabes lo que me estás haciendo, Karol. - las lágrimas corrían por su rostro - Te ves como tu mamá.
- Lo sé.
- La extraño mucho. - él movió su mano por su cara, limpiándose las lágrimas.
- Lo sé. - tomé su otra mano y le hablé suavemente - Por favor, papi. Déjame ayudarte a sentirte mejor.Respiró profundamente. Dolorosamente.
- Cariño...
- Vamos. Sabes que lo deseas.
- Eso no quiere decir que sea correcto. No debería haber hecho lo que te hice en la sala.
- Todo lo que hiciste fue lamer mi coño, papi. - sonreí, tratando de aligerar el ambiente - Y me encantó cada segundo.Ruggero me miró, con una ceja arqueada. Sus lágrimas se habían detenido. Vi su expresión de tristeza suavizarse un poco, luego se puso serio otra vez.
- No, Karol. No puedo tomar ventaja de ti de esa manera.
- ¿Cómo estás aprovechándote de mí? Quiero esto tanto como tú. - agarré el borde inferior de mi top. Probablemente más.
Jalé la parte superior de mi top por encima de mi cabeza, mirando a Ruggero. Su mirada era desesperada. Apartó la mirada y la dirigió a mis tetas desnudas como si fueran la cosa más maravillosa que jamás hubiera visto. Yo sabía que él me quería. El solo necesitaba un poco mas de convencimiento.
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