- ¿Papi?
- Si - me susurró, mientras sus penetrantes ojos me veían... Me retorcí en mi asiento.Reuní todo mi coraje, agradecida por la copa de vino que acababa de tragar. Aclaré mi garganta.
- Tengo muchas ganas de hacerte sentir mejor.
- Bueno... - dejó de hablar y miró hacia abajo mi mano. La estaba moviendo lentamente hasta su muslo - Oh Karol.
- ¿Qué?
- No podemos hacer esto.
- ¿Por qué? - continué con mi trayectoria. Se quedó allí sentado mirándome. Lo vi tragar un bulto en su garganta. Ruggero puso su gran mano y cálida en la parte superior de la mía, deteniéndome
- Cariño, no es correcto.
- ¿Por qué no?
- No puedo tomar esto de ti. - suspiró frente a mí, penetrándome con la mirada otra vez - Me he prometido que nunca me aprovecharía de ti.
- ¿Te aprovecharías? - sonreí y me deslicé un poco más cerca de él hasta que mis pechos se apoyaron en su brazo - ¿Cómo tomarías ventaja?Me miró el pecho, haciendo una mueca, pero no apartó la mirada.
- Eres una niña hermosa. Siempre has sido una niña tan hermosa - yo sabía que tenía que contar con él. No me importaba si era el vino, la simpatía, o la pura lujuria. Quería a Ruggero el hombre que a menudo llamaba papi. Y yo quería darle una noche que nunca olvidaría.
- No seas tan tímido, papi - le susurré.
- Mierda, bebé - negó con la cabeza suavemente, cambiando su mirada de mis pechos a mis ojos - No quiero usarte. Eres mi preciosa niña.
- Tú eres precioso para mí también. - mi mano todavía estaba en su pierna. Yo movía mis dedos contra el interior de su muslo. Su fuerte mano arriba de la mía no podía impedir que dejara de hacerlo - Pero siempre he creído que eras sexy como el infierno. - sonreí.Ruggero echó la cabeza hacia atrás, riendo.
- Creo que el que está hablando es el vino.
- No - cerré un poco mis ojos - Sólo me da la audacia para decirte cómo me siento.
- Yo no sé, pequeña.
- ¿Qué? ¿No crees que sea sexy?
- Corazón. - cerró los ojos - He trabajado muy duro para pensar en ti como una hija.
- ¿Huh? - mi mandíbula se abrió - Tú dijiste que siempre pensaste en mi como una hija.Él asintió con la cabeza, abriendo los ojos, mirando profundamente en los míos.
- Pero no sin trabajo. Especialmente hace pocos años. Después de que llegaras a casa del colegio y... - él rodó sus ojos - Parecías haber crecido de repente. Ya no eres mi niña, ahora eres una mujer.
- Si, papi - asentí lentamente, inclinándome hacia adelante para asegurarme de que no podía apartar la mirada de mis ojos - Soy una mujer ahora. Y te puedo atender como tú necesitas ser atendido.
- Oh, cariño... - hizo una mueca. Su tono de voz delataba su dolor... Su lucha.Yo no quería que Ruggero se sintiera mal por su atracción hacia mí, o se sintiera que se había aprovechado de mí, de ninguna manera. Infiernos, tengo veinte años de edad y soy una mujer en plena madurez. Incluso sé más de mis propios deseos sexuales, y solo quería recordarle el increíble hombre que era. No merecía que una mujer lo dejara como mi mamá lo hizo.
Yo sabía lo que tenía que hacer. Solté su mano y me puse de pie.
- ¿Qué quieres hacer? - me volví de espaldas hacia él y me incliné.
- Sólo quiero otra copa de vino. - tomé la botella de vino y vertí un poco en mi copa, a la vez que movía mi culo en el aire tanto como era posible.
- Karol...
- ¿Qué? - pregunté inocentemente. Entonces levanté la cabeza el tiempo suficiente para beber todo el contenido de la copa que acababa de verter, y luego puse mis manos en la mesa plana y moví mi parte trasera para hacerla más prominente.
- ¡Maldita sea! - Ruggero gritó, respirando pesadamente - ¿Qué estás tratando de hacerme?ESTO SIGUEEEE
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