Los días siguientes a aquella fatídica noche habían resultado agotadores. Lo único que recuerdo tras la pelea es haberme despertado unas horas después, sorprendentemente en mi cama y con un dolor incesable por todo mi cuerpo.
Y luego estaba James.
Desde aquella noche, Potter nos retiró literalmente la palabra. Me había dejado sólo en las clases, no se sentaba con nosotros en las comidas y nos obviaba en el dormitorio. Supongo que pensaría que no confiábamos en él, pero técnicamente no pudimos hacer nada. Por lo tanto, no entendía su enfado.
Todavía tenía a mi lado a Remus y Peter, pero no era lo mismo. Lupin se preocupaba demasiado por estudiar y Pettigrew se sentía inútil —más de lo que ya era— por no tener a James ahí. De este modo, los días se me hacían más largos y qué decir de las clases.
Todo por culpa de Snape. Al cual, no había vuelto a ver desde aquella noche. Seguramente habría estado evitando vernos o, lo que me resultaba más probable, habría estado evitado ver a Evans. No supe que fue ella la que nos encontró en el Bosque Prohibido hasta el día en que despertamos. No le pregunté como nos había traído de vuelta al dormitorio. No era algo que me entusiasmase saber.—James y tú parecéis un matrimonio rancio —me había comentado Elisa en la biblioteca ese mismo día al decirle que Potter y yo no nos dirigíamos la palabra.
Por suerte, todo cambió la noche del sábado. Era la primera transformación de Remus ese curso. Tal y como hacíamos siempre, nos dirigimos Peter, Lunático y yo al Sauce Boxeador. Esa vez, James no vendría con nosotros. Para cuando dieron las doce, ya estábamos en la Casa de los Gritos.
Pero algo fue mal.
Lupin se tomaba la poción Matalobos para evitar que sus transformaciones fueran tan bruscas. Y, al ver a nuestro amigo convertido en un hombre lobo y totalmente fuera de sí, nos dimos cuenta de que esa vez, no íbamos a contar con la ayuda de la poción.
Sentí pánico al caer en la cuenta de que tendría que hacerle frente yo sólo, ya que Peter no iba a servir de mucho convertido en una mugrienta rata. Mientras yo daba paso a mi forma animaga, Remus saltó por la ventana. Tuve que darme prisa para poder seguirlo de cerca. La noche estaba muy cerrada y el tiempo no ayudaba demasiado. Un frío impropio de esas fechas se cernía aquella noche, lo que hacía que no pudiese respirar bien y me provocaba fatiga. La vista se me nublaba a cada paso que daba, las paradas eran constantes y mientras tanto, Lupin se alejaba cada vez más... hacia Hogsmeade. Empecé a ladrar para avisar a Colagusano, pero no hubo manera de frenarlo.
Corrí lo más que pude hasta cogerle y le tiré al suelo con las escasas fuerzas que me quedaban. Él se removía, me mordía. Yo sabía que no aguantaría mucho más.
Y fue entonces cuando escuché unos pasos veloces, que conocía perfectamente. Potter empujó a Remus haciéndolo retroceder. Recobré un poco las fuerzas y ayudé a mi amigo a controlar a Lunático, quien no cesaba de moverse.
En seis horas, estábamos todos en la habitación durmiendo.◇◇◇◇
No puedo decir que olvidamos todo, pero sí la mayoría de las cosas que nos hicieron estar así. James había vuelto a estar con nosotros y yo no podía estar más feliz de tener de nuevo a alguien con quien pasar las clases.
—Reconozco que fui un idiota al aceptar aquella invitación —me confesó James en Pociones—. Pero me enfadé cuando os vi allí.
Ese día por la tarde, mientras hacíamos un trabajo para Historia de la Magia, McGonagall entró en la Sala Común con un pergamino entre las manos. Todos la miramos expectantes mientras el silencio se hacía en la Sala.
—Queridos alumnos de la casa Gryffindor — leyó—, es para mi un gran placer anunciar que, dadas las circunstancias actuales, el claustro de profesores y yo, hemos decidido organizar un baile de Navidad. Éste se celebrará el día antes de las vacaciones y empezará a las ocho en punto de la noche. Recordad que debéis ir vestidos con vuestras mejores galas y que, como manda la tradición, todos deberán llevar una pareja al baile. Con mi más sincero afecto, el director Albus Dumbledore.
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Canuto
FanfictionDescubre cómo vivió el joven Sirius Black su último año en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.