Capitulo 7

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-Zuko!

Iroh se abalanzo hacia donde su sobrino había caído. Aang no tuvo tiempo de hacer lo mismo, podía escuchar un silbido en el aire que reconocía muy bien. Mando una fuerte ráfaga de viento, bloqueando el paso a otras tres flechas que iban en dirección de Zuko.

-Toph!- la chica, que se detuvo a medio camino por el movimiento de Aang, entendió lo que quería decir el otro y asintiendo, dio un golpe al suelo, haciendo que el atacante saltara en el aire y cayera a unos metros de donde se encontraba el Avatar. Rápidamente y sintiendo sus intenciones, Toph lo atrapo, enterrando sus manos y pies en el suelo y dejándolo inmóvil antes de salir disparada hacia Zuko y Iroh.

-Aang! Ven aquí, tenemos que atender a Zuko, no tenemos tiempo!- Toph lo llamo y en verdad quería unírsele, pero su instinto lo domino y no tenía control de lo que hacía. Iroh se dio cuenta de lo que pasaba con Aang e intento hacerlo entrar en razón.

-joven Avatar, no vale la pena!

Pero las palabras no llegaban a su cerebro, el intenso latido de su propio corazón lo ensordecía, lo mareaba y al mismo tiempo, hacía llegar la adrenalina a cada rincón de su cuerpo, tensando sus músculos al límite. Levanto su deslizador y camino hacia el hombre tirado sobre el suelo hasta quedar tan cerca de el cómo era posible, sus tatuajes dieron un destello rápido para apagarse de nuevo. Aunque ya podía controlar el estado Avatar, en ocasiones como esta, cuando estaba realmente furioso, podía volver a entrar en el inconscientemente y no tener control de sus acciones.

-Aang, no me obligues- por el solo tono de su voz, sabía que la Maestra Tierra había caído a una posición ofensiva, solo esperando que él le diera una razón para atacarlo, pero no le importaba. Estaba fuera de control, el odio por este hombre le recorría las venas iba a destrozarlo y nadie se lo iba a impedir.

-joven Avatar!

-Aang!- Toph parecía indecisa de atacarlo, pero él sabía que lo haría si era necesario y aun así nada de eso importaba. Nuevamente, sus tatuajes brillaron, esta vez por más tiempo, para volverse a apagar. Esta basura frente a él no sabía lo que acababa de hacer, no sabía con quien se había metido. Parecía como si lo estuviera observando desde otro lugar, como si fuera otra persona la que levantaba el bastón, alguien más quien perdía la conciencia mientras el estado Avatar tomaba el control de su cuerpo y se preparaba para eliminar al hombre frente a él

Una fuerte ráfaga de viento comenzó a envolverlo, agitando su ropa y la del resto de sus compañeros, haciéndose más y más intensa con cada segundo que pasaba

-A Aang no lo h hagas- de alguna manera, a pesar del estridente sonido de su corazón en sus oídos, logro escuchar la débil voz de Zuko llamándolo. Esto pareció sacarlo del trance en el que había entrado.

-aún no he acabado contigo- las palabras salieron demasiado forzadas, haciendo que el hombre que lo veía desde el suelo palideciera y comenzara a temblar, el terror dibujado en sus pupilas. Aang apretó los dientes, casi gruñéndole al responsable, todavía indeciso de dejarlo así y cerró los ojos con fuerza, para darse la vuelta y correr tan rápido como pudo hasta donde estaba Zuko.

Zuko estaba sentado en una de las muchas terrazas en el Templo Aire del Oeste. Era tarde por la noche y el resto del grupo se encontraba en pleno sueño. No encendió ningún fuego, la luz de las estrellas era todo lo que iluminaba su figura, marcando solo su silueta en medio de la oscuridad. Suspiro y abrazo sus piernas, pegándolas contra su pecho mientras recordaba de nuevo la amenaza de Katara, sus ojos llenos de resentimiento y se preguntaba si esto en verdad saldría bien.

"no podías dormir, eh?" la voz lo sobresalto, no era demasiado alta pero no se esperaba a alguien despierto a esas alturas de la noche "debes estar emocionado, yo si lo estoy" le dijo, mientras se sentaba cerca de él, intentando ver la misma estrella en la que el mayor tenia puesta su vista

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