Capitulo 9

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Zuko estaba esperando a Aang. Si lo conocía bien, y claro que así era, sabía que el monje estaría más que enojado con él y seguramente iría a su habitación. 'No te preocupes, el joven Aang se retirará de la fiesta justo a tiempo' su tío le había prometido justo antes de que Zuko se fuera y no sabía si estar agradecido o avergonzado. Las manos comenzaron a sudarle y le temblaron un poco las piernas cuando escucho los pasos del otro acercándose a la puerta.

Aang entro a la habitación y, sin darle más oportunidad, Zuko cerró la puerta y rápidamente le cubrió los ojos, acercándose a su oído y le dijo en un tono que el esperaba que fuera provocador

-Feliz Cumpleaños, Aang

Luego mordió suavemente el lóbulo de su oreja, sonriendo cuando Aang le regalo un suspiro tembloroso.

-Zu..ko!

-Shhh

El aludido volteo al monje hasta que quedo de frente. Aang intento tocarlo, pero Zuko se lo impidió rápidamente

-se buen chico o tendré que amarrarte- el menor trago saliva con dificultad y solo asintió, dejando caer sus manos a sus costados.

Zuko acaricio el pecho de Aang por encima de la tela de su túnica, trazando con lentitud su camino hasta llegar al cinto negro y con la misma lentitud se deshizo de él, dejando que sus manos exploraran por debajo de la gruesa túnica y el Avatar podía sentir el calor de las manos de Zuko colándose por la seda de la camisa que todavía lo cubría. Zuko le quito la túnica, para luego, con la misma paciencia, llevar sus manos debajo de su camisa, y acariciar el firme torso de Aang, el menor no pudo reprimir un gemidito que se le escapo. El Maestro Fuego también se deshizo de la camisa, empujando a Aang suavemente hasta que sus piernas hicieron contacto con la orilla de la cama y cayo sentado en ella, mientras Zuko lo hacía recostarse, hasta quedar recargado sobre sus antebrazos.

Zuko se inclinó sobre él, dándole un beso profundo, su lengua luchando con la de Aang con intensidad hasta que se tuvo que apartar por aire. Zuko siguió con su adoración del joven cuerpo del monje, besando con suavidad las mejillas del otro, bajando lentamente por su cuello, besando sus hombros con parsimonia, donde dejo que sus dientes rozaran con su filo la sensible piel para seguir bajando hasta su pecho, dejando que su lengua caliente rozara ligeramente uno de los rosados pezones, ganándose el primer gemido genuino de la noche.

Aang no podía ver, pero por eso mismo, sus otros sentidos se agudizaron aún más, haciendo que cada caricia de Zuko aumentara su intensidad. No intento detener el estremecimiento que cruzo por su cuerpo cuando la lengua de Zuko siguió su camino por su pecho, carajo, ni siquiera se dignó a reprimir sus gemidos un poco. Había esperado tanto por este momento, había hecho hasta lo imposible para que sucediera y le iba a demostrar al mayor que él podía con esto y mucho más!

Zuko volvió a ganarse otro sonoro gemido cuando su lengua acaricio con torturante calma su ombligo, dejando un rastro ligero de saliva que le hizo erizar la piel cuando Zuko soplo sobre ella. Aang tembló más fuertemente cuando la boca del mayor llego más abajo de su ombligo, siguiendo el camino directo hasta su miembro, el cual dio un respingo, aun restringido por la ropa interior. Zuko se pasó de largo, acariciando muy ligeramente los muslos del menor sobre la tela del pantalón, para llegar hasta sus pies, donde se deshizo de las botas y masajeo suavemente los pies del Avatar con un poco de aceite de almendras.

-Zuko por favor!- tanto como disfrutaba el tratamiento a sus pies, Aang definitivamente tenía otra parte del cuerpo que rogaba por atención. Zuko subió como una serpiente, el calor de su cuerpo rozando el del menor, hasta quedar al nivel de su pecho, donde atrapo el otro pezón en su boca y le dio una pequeña mordida, no lo suficiente para lastimarlo, pero bastante como para ganarse otro gemido escandaloso.

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