Souda lo veía pasar; Souda todas las tardes lo veía pasar mientras desde su puerta sentado quitaba la grasa de una de sus llaves de tuercas con un paño... Y lo veía, lo veía sin poder apartar la mirada de ese muchacho mientras el paño se tornaba negro con tonos de café... Negro como alguna vez había estado rosa cubierto por esa sangre que su padre había derramado entre gritos y lloriqueos, porque sí, aquellos dos objetos que parecía en ese momento había usado para algún arreglo en un pasado habían servido para algo más...
... Para el asesinato de su padre, de quien, por cierto, nunca habían encontrado el cadáver, que seguramente pudriéndose ya estaba...
El hombre nunca había sido bueno con Souda, constantemente le regañaba y golpeaba y su madre que con el tiempo sólo había aprendido a voltear la cara no podía hacer nada. Hasta que una tarde, cuando estaba a punto de terminar su escuela secundaria y todavía era un adolescente se había armado de valor para defenderse, tomando la llave de tuercas apenas su padre le había jalado del cabello para comenzar a atacar.Golpe tras golpe los moretones se hacían presentes en el cuerpo del hombre mayor mientras Kazuichi subido a horcajadas sobre él no veía el momento de detenerse, golpeando una y otra vez entre gritos frustrados, impactando contra su rostro, abriendo una y mil heridas mientras su uniforme negro de estudiante de secundaria comenzaba a llenarse de la preciosa sangre rosa brillante, así como su rostro de este líquido que al final era salpicado por todo el piso del taller.
Los segundos pasaban como una eternidad. Souda, cubierto de rasguños y otras marcas de la resistencia y defensa que había puesto su padre se puso de pie apenas vio que el hombre dejaba de moverse. Su respiración estaba agitada y el vapor caliente escapaba por sus labios mientras observaba el cuerpo inerte del hombre que le había dado la vida... Vida que Kazuichi no había dudado ni un segundo en arrebatar, vida que el joven mecánico había tomado entre golpes y de más como si se tratara de cualquier otra cosa sin importancia.
¿Cómo había hecho para asesinar a un hombre que le doblaba en tamaño con una llave de tuercas? ¿Cómo demonios había hecho? ¿Acaso no le habían escuchado? ... No... Más importante que eso... ¿Qué demonios acababa de hacer?Intentando recuperar su respiración normal no alejaba los ojos del hombre todavía con aquella herramienta entre sus manos como si estuviera a punto de defenderse. La escena que tenía en frente era sin lugar a dudas horrible, la cara del sujeto estaba irreconocible y tenía un montón de golpes por todo el pecho, abdomen y brazos... Sobre todo, en su cuello, del lugar donde parecía era brotaba la mayor cantidad de sangre, lo que probablemente y al final había sido la causa de su muerte.
... Y Souda debió haber gritado... Y Souda debió haber llorado...
... Pero no pudo ...
... Por más que lo intentó él no pudo...Dejó caer la llave sobre el suelo con el tintineo que esto llevaba consigo, agradeciendo de una manera interminable a cualquier fuerza mayor que hubiera hecho que su padre no fuera escuchado (o al menos esto era lo que quería creer) y entonces en ese momento sintiendo como era que toda la sangre se aferraba a él, cubriendo parte de sus gruesos anteojos e impidiéndole ver, lo que había provocado que enseguida con su mano temblorosa se quitara estos, su visión iba a ser ligeramente borrosa... Pero limpia.
Entonces las gafas fueron a caer justo en el suelo, justo a un lado de donde la sangre de su padre comenzaba a formar un charco del precioso elixir rosado, ya no había marcha atrás, las respiraciones pesadas y desesperadas se habían detenido ya... El hombre que le había dado la vida acababa de ser despojado de la suya... Y junto a esta muerte también había llegado la de ese Souda que soportaba abusos, ese joven de cabello negro había llegado a su fin, nadie jamás volvería a saber de él.
Se inclinó sobre el suelo para recoger la llave de tuercas y los anteojos que recientemente habían caído aquí, observándolos por un momento para enseguida observar al hombre que yacía en el suelo... Había terminado una "etapa" y seguramente era el inicio de otra.
Deshacerse del cadáver no había sido fácil, mucho menos cortar todos esos pedazos de piel que crujían rompiendo toda creencia de que la piel debía ser fácil de cortar...
... Pero al final lo había logrado, con casi la mitad de sus herramientas cubiertas de aquel elixir de la vida mejor conocido como sangre, por fin había logrado terminar su obra maestra y mientras las bolsas de basura negra con los restos de su padre estaban allí se suponía que él debía llorar, de verdad que se suponía que algo como tal fuera a suceder... Pero no pudo hacerlo, y su mirada desorbitada se perdía en esas bolsas con una mueca de disgusto y de desagrado, después de esto... Sólo la risa... La risa llena de diversión e inocencia había llegado.-Ja... Jajaja... ¡Jajajajajaja! ¡JAJAJAJAJAJA! ... Papá... Pa... Pá... Adiós... Adiós papá... - con una sonrisa retorcida Kazuichi se dejó caer al frente de las bolsas perfectamente selladas, esto también al verse casi obligado por el temblor de sus piernas, acariciando por encima del plástico y por primera vez en esa ocasión llorando, llorando como ese muchacho temeroso que solía ser, llorando como el muchacho temeroso que probablemente iba a ser toda su vida sin importar cuanto cambiara de apariencia.
... Y aunque estaba llorando... Esa sonrisa y esa risa nada ni nadie se la podrían quitar... Había tomado una decisión. La mejor de su vida.... Su padre había ofrecido su vida para acabar con la propia...
Deshacerse del cadáver no había sido fácil, ocultarlo para que no fuera encontrado había sido una tarea todavía peor, pero... Incluso algo como tal para ese Souda de secundaria había sido sencillo comparándolo con los cambios que venían en él... Y sí, porque afilar sus dientes no había sido nada sencillo, había sido doloroso y al finalizar había un montón de sangre en sus labios partidos, en esos labios llenos de heridas que el mismo Kazuichi se había hecho en su desesperación de conseguir esa apariencia que tanto quería, sus labios hinchados y adoloridos...
... Esa tarde; Ese viernes había acabado con dos vidas, vidas que jamás regresarían, pues el muchacho que volvería a la escuela el lunes sería uno con dientes afilados y el cabello teñido de rosa, así como el color de sus nuevos lentes de contacto...
Kazuichi Souda estaba muerto... ¿Y su padre? También.-... Gundham Tanaka... - con una sonrisa tan similar a la que había tenido en aquel entonces pronunció mientras observaba como el muchacho de cabello bicolor al que había estado observando seguía con su camino. Sólo era un observador silencioso, alguien que no se atrevería a hacer nada más... O eso era algo que las personas que todavía tenían esperanza querían creer de él. -... Gundham Tanaka... Veo que te gustan los animales... ¿Quisieras ser MI mascota? -
Como era de esperarse el criador no le había escuchado, ya había doblado la esquina hacía unos pocos segundos, pero a Souda le bastaba con eso... Con eso y con ponerse de pie para tan discreto como podía seguirle (con toda la discreción que podía tener un muchacho en traje amarillo de mecánico junto a un cabello rosado hasta los hombros).
... Quizá eso era ir demasiado lejos... Quizá eso ya estaba mal...
Pero Kazuichi en verdad gustaba de Gundham, y nada ni nadie lo haría cambiar de opinión respecto a esto.
... Lo amaba...
Quería estar con él a cada maldito segundo de cada maldito minuto de cada maldita hora de cada maldito día de cada maldito mes de todos y cada uno los malditos años de su vida.
Eso exactamente quería, ni más, ni menos.Con un suspiro y el rechinar de sus zapatos de deporte contra el suelo giró en aquella esquina, agradeciendo a cada deidad conocida y por conocer que el muchacho contrario aun estuviera caminando por esta calle. Le siguió con disimulo y alejado de él, pues si bien en algunas ocasiones era estúpido por ese momento no quería serlo, no quería arruinar su juego y su diversión antes de que este comenzara siquiera.
Su trayecto se hizo más corto de lo que el mecánico hubiera creído, pues para su sorpresa Tanaka vivía a apenas unos minutos de su casa en un complejo de apartamentos obviamente cercanos, apartamentos modestos donde seguramente vivía con su madre, la mujer de cabello negro y de falda hasta debajo de la rodilla, mujer religiosa y probablemente católica, esto por la gran cruz que colgaba en su pecho.... Kazuichi lo tenía... Por fin lo tenía... Antes habría conocido una y mil cosas acerca de Gundham, pero por cierto temor hacia sí mismo y lo que era capaz de hacer nunca había sido capaz de seguirle hasta su hogar... Hasta ese momento.
Conociendo el lugar donde vivía ya nada ni nadie lo podría detener... ¿Quién o qué iba a hacer algo para detenerle? ¡Nadie!... Tanaka iba a ser suyo... Sólo suyo, únicamente suyo, nada más suyo...
ETERNAMENTE SUYO.
// Notas del autor:
Dedicado con todo todo mi amor al señor Anónimo que me lo pidió, ¡Espero que te agrade! Tiene un nivel de violencia alto (para mí y mi gusto propio) ¿Lo he hecho bien? (?)

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Rotten Boy, Grotesque Romance.
Fiksi PenggemarResumen: ... Él está podrido... ... Él sólo tiene a alguien en mente... Souda Kazuichi quiere a Tanaka Gundham a sus pies, Souda Kazuichi quiere que Tanaka Gundham sea sólo suyo. Sin importar cuanto le cueste. Sin importar lo que tenga que...