Capítulo 8

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Lauren

Otra noche sin poder dormir. Estaba entrando en un estado post-traumático y no sabía la razón del porqué. La noche del domingo había dormido terrible y todo por culpa de una pesadilla, o más bien, un recuerdo. La ida a la casa de Camila no sabía si me había ayudado o no; por un lado pude dormir un par de horas, pero por otro, su hermana me había recordado a la que no tenía ahora, más por el apodo tan conocido que me dio.

A partir de esa noche los recuerdos de cómo había muerto mi familia, se convirtieron en pesadillas de una nueva masacre donde los que estaban involucrados conmigo, terminaban igual que los de mi propia sangre. Bajo la tierra en tumbas echas por mí. Cansada de dar vueltas sobre la cama, me levanté y salí al balcón de mi habitación. La noche era fresca y brillante gracias a la hermosa luna llena que se encontraba a la lejanía del mundo. Tal vez es eso, la luna.

Al contrario de la mayoría de hombres lobos, yo todavía presentaba algunos efectos bajo la luna llena. Como la mayoría de estos crecían en una manada, eran entrenados desde pequeños para no perder el control y mucho menos transformarse sin su propio consentimiento. Yo al ser convertida en plena adolescencia me fue más difícil. Según el alfa, esa fue una de las razones por las que me tomó como su discípula, para poder controlarme si yo misma no podía.

Con el tiempo fui acostumbrándome a las cosquillas que se presentaban en mi cuerpo y a las grandes ganas que tenía de sacar a mi lobo interior. El problema era que durante la semana de luna llena me encontraba más borde de lo normal o mucho más sensitiva que siempre, pero nunca me había pasado esto, soñar con la noche que arruinó mi vida. Suspiré recostada del borde y de un momento a otro, me lancé.

Doblando las piernas aterricé sin daño alguno y me levanté, caminé directo al bosque detrás de la casa y me quité el pantalón de dormir junto al sujetador deportivo y el bóxer. Sintiendo la tierra en mis pies, comencé a cambiar. Por más que odiara a los de ésta especie por matar a mi familia, no podía culparlos a todos y eso lo sabía, pero el odio era tanto que a veces me nublaba los pensamientos y me hacía sentir mal conmigo misma por ser al final, un monstruo.

Algo que no podía negar era que me gustaba estar en esta forma, no sé si es por culpa de la luna llena pero las pocas veces que me transformaba, me sentía en paz conmigo misma y libre. Sé que en ese aspecto me contradigo, porque odio ser una mujer lobo pero a la vez me siento bien siendo así, es algo raro y no tengo una explicación para ello, por lo que disfruto de mis momentos de cambio y no me enfoco en pensar sobre eso.

Estuve un buen rato corriendo entre los árboles, sintiendo como los sentimientos contenidos que llevaba embotellando un buen tiempo, se drenaban por todo mí ser y me dejaban respirar al fin. Un leve movimiento y bajo sonido me sacó de entre mis pensamientos. Tensándome, inhalé profundo agradeciendo que en esta forma podía captar mucho más olores que de humana. Me relajé conociendo la fuerte fragancia y me dirigí hacia donde había dejado la ropa.

Volviendo a mi forma humana, me puse el bóxer seguido del sujetador deportivo y el pantalón. Me acomodé el cabello de un lado y suspiré sabiendo que los próximos minutos no serían muy placenteros. Regresé a donde había olido su presencia y a mi espalda sentí un silbido. Me giré rodando los ojos y me mantuve erguida, mostrándome más fuerte de lo que me estaba sintiendo en estos momentos.

-Sabía lo que tenías entre las piernas, pero no tenía idea de que fuera tan grande.- Suspiré. No había pasado ni un segundo y ya Alexa me había puesto de los nervios. -¿De cuánto es, lobito?- Chasqueé la lengua y me subí a una rama del árbol que tenía al lado. -¿Dieciocho centímetros?- La ignoré recostándome del tallo, dejando mis piernas estiradas. -¿Veinte?- Cansada de sus preguntas decidí hablar yo.

Revenge G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora