Capitulo 9

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En la mañana me enteré de que castigaron a Harry, Hermione, Draco y Neville. Y todo por culpa de Draco, también le quitaron bastantes puntos a la casa y los otros estudiantes estaban molesto con Harry.

—Se olvidarán en unas semanas. Fred y George han perdido puntos muchas veces desde que están aquí y la gente los sigue apreciando.

—Pero nunca perdieron ciento cincuenta puntos de una vez, ¿verdad? —dijo Harry tristemente.

—Bueno... no —admitió Ron.

—Harry, lo importante es que salvastes a que no le quitarán el empleo a Hagrid. Eso fue muy bueno de tu parte.—le aconsejé.

Hermione y Neville también sufrían. No pasaban tantos malos ratos como Harry porque no eran tan conocidos, pero nadie les hablaba. Hermione había dejado de llamar la atención en clase, y se quedaba con la cabeza baja,trabajando en silencio.

Harry casi estaba contento de que se aproximaran los exámenes. Las lecciones que tenía que repasar alejaban sus desgracias de su mente. Los cuatros nos quedábamos juntos, trabajando hasta altas horas de la noche, tratando de recordar los ingredientes de complicadas pociones, aprendiendo de memoria hechizos y encantamientos y repitiendo las fechas de descubrimientos
mágicos y rebeliones de los gnomos.

Y entonces, una semana antes de que empezaran los exámenes, las nuevas resoluciones de Harry de no interferir en nada que no le concerniera sufrieron una prueba inesperada. Una tarde que saliamos el yo de la biblioteca oímos que alguien gemía en un aula que estaba delante de él. Mientras nos acercabamos, oímos la voz de Quirrell.

—No... no... otra vez no, por favor...

Parecía que alguien lo estaba amenazando.

—Muy bien... muy bien. —Oí que Quirrell sollozaba.

Al segundo siguiente, Quirrell salió apresuradamente del aula,
enderezándose el turbante. Estaba pálido y parecía a punto de llorar. Desapareció de nuestra vista. Harry y yo esperamos hasta que dejaron de oírse los pasos de Quirrell y entonces inspeccionamos el aula. Parecía vacía, pero la puerta del otro extremo estaba entreabierta. Al mismo tiempo, habría apostado doce Piedras Filosofales a que Snape acababa de salir del aula y, por lo que  habiamos escuchado, Snape debería estar de mejor humor... Quirrell parecía haberse rendido finalmente.

Regresamos a la biblioteca, en donde Hermione estaba repasándole Astronomía a Ron. Y Harry les contó lo que habiamos oído.

—¡Entonces Snape lo hizo! —dijo Ron—. Si Quirrell le dijo cómo romper su encantamiento anti-Fuerzas Oscuras...

—Pero todavía queda Fluffy —dijo Hermione.

—Tal vez Snape descubrió cómo pasar ante él sin preguntarle a Hagrid —dijo Ron, mirando a los miles de libros que los rodeaban—. Seguro que por aquí hay un libro que dice cómo burlar a un perro gigante de tres cabezas.

La luz de la aventura brillaba otra vez en los ojos de Ron, pero Hermione respondió antes de que Harry lo hiciera.

—Ir a ver a Dumbledore. Eso es lo que debimos hacer hace tiempo. Si se nos ocurre algo a nosotros solos, con seguridad vamos a perder.

—¡Pero no tenemos pruebas! —exclamé—. Quirrell está demasiado atemorizado para respaldarnos. Snape sólo tiene que decir que no sabía cómo entró el trol en Halloween y que él no estaba cerca del tercer piso en ese momento. ¿A quién piensan que van a creer, a él o a nosotros? No es exactamente un secreto que lo detestamos. Dumbledore creerá que nos lo hemos inventado para hacer que lo echen. Filch no nos ayudaría aunque su vida dependiera de ello, es demasiado amigo de Snape y, mientras más alumnos pueda echar, mejor para él. Y no olviden que se supone que no sabemos nada sobre la Piedra o Fluffy. Serían muchas explicaciones.

Harry Potter y la piedra filósofal (Rayita)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora