Harry Potter y la piedra filósofal (Rayita)

Capitulo 11

Tres días después y nos enteramos que Harry ya había despertado. La señorita Pomfrey no nos quería dejar ver a Harry, nos dijo que necesitaba más descanso.

—Oh, está bien —dijo—. Pero sólo cinco minutos.

Escuché que habló y un segundo después nos dejó entrar.

—¡Harry!—Corrí hacía el y le dí un abrazo pero no tan fuertes. Hermione me separó de el para que no le hiciera daño.

—Harry todavía está lastimado.

—Lo siento.

—No te preocupes, me alegra saber que aunque estuvistes a punto de morir por mi culpa cómo quiera me quieres.

—Oh, Harry; estábamos seguros de que te... Dumbledore estaba tan preocupado...—habló Hermione.

—Todo el colegio habla de ello —dijo Ron—. ¿Qué es lo que realmente pasó?

Fue una de esas raras ocasiones en que la verdadera historia era aún más extraña y apasionante que los más extraños rumores. Harry  nos contó todo: Quirrell, el espejo, la Piedra y Voldemort debajo del turbante de Quirrell, Hermione gritó muy fuerte.

—¿Entonces la Piedra no existe? —dijo por ultimo Ron—. ¿Flamel morirá?

—Eso es lo que yo dije, pero Dumbledore piensa que... ¿cómo era? Ah, sí: «Para las mentes bien organizadas, la muerte es la siguiente gran aventura».

—Siempre dije que era un chiflado —dijo Ron, muy impresionado por lo loco que estaba su héroe.

—¿Y qué les pasó a ustedes tres? —preguntó Harry.

—Bueno, yo volví —dije—, cargué a Ron hasta la sala de las llaves y allí cogí una de las escobas, asi que lo traje a la enfermería y luego corrí a los dormitorios para enviarle la carta a Dumbledore. Luego me encontré con Hermione y me dijo que se encontró con el en el vestíbulo de entrada, y él ya lo sabía, porque le dijo: «Harry se fue a buscarlo, ¿no?», y subió al tercer piso.

—¿Crees que él quería que lo hicieras? —dijo Ron—. ¿Enviándote la capa de tu padre y todo eso?

—Bueno —estalló Hermione—. Si lo hizo... eso es terrible... te podían haber matado.

—Dumbledore no pondría a Harry en demasiado peligro— bueno eso supongo.

—No, no fue así —dijo Harry con aire pensativo—. Dumbledore es un hombre muy especial. Yo creo que quería darme una oportunidad. Creo que él sabe, más o menos, todo lo que sucede aquí. Acepto que debía de saber lo que íbamos a intentar y, en lugar de detenernos, nos enseñó lo suficiente para ayudarnos. No creo que fuera por accidente que me dejó encontrar el espejo y ver cómo funcionaba. Es casi como si él pensara que yo tenía derecho a enfrentarme a Voldemort, si podía...

—Bueno, sí, está bien —dijo Ron—. Escucha, debes estar levantado para mañana, es la fiesta de fin de curso. Ya están todos los puntos y Slytherin ganó, por supuesto. Te perdiste el último partido de quidditch. Sin ti, nos ganó Ravenclaw, pero la comida será buena.

En aquel momento, entró la señora Pomfrey.

—Ya estuvieron quince minutos, ahora FUERA—dijo con severidad.

Antes de salir me dirigí hacia Harry.

—Me alegra tanto de que estés bien—

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Todos estábamos en el comedor celebrando las fiestas. Cuándo Harry entró se produjo un súbito murmullo y todos comenzaron a hablar al mismo tiempo. Se deslizó en una silla, entre Ron y Hermione, en la mesa de Gryffindor, y trató de hacer caso omiso del hecho de que todos se ponían de pie para mirarlo.