Capitulo 10

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Hacía mucho calor, en especial en el aula grande dónde se examinaban por escrito. Nos habían entregado plumas nuevas, especiales, que habían sido hechizadas con un encantamiento antitrampa. También teniamos exámenes prácticos. El profesor Flitwick nos llamó uno a uno al aula, para ver si podíamos hacer que una piña bailara claqué encima del escritorio. La profesora McGonagall los observó mientras convertían un ratón en una caja de rapé. Ganaban puntos las cajas más bonitas, pero los perdían si tenían bigotes. Snape nos puso nerviosos a todos, respirando sobre nuestras nucas mientras tratabamos de recordar cómo hacer una poción para olvidar.

El último examen era Historia de la Magia. Una hora respondiendo preguntas sobre viejos magos chiflados que habían inventado calderos que revolvían su contenido, y estaríamos libres, libres durante toda una maravillosa semana, hasta que recibieran los resultados de los exámenes. Cuando el fantasma del profesor Binns les dijo que dejaran sus plumas y enrollaran sus
pergaminos, sentí que mis hombros se relajaban ya no tenia tanta presión sobre ellos.

—Esto ha sido mucho más fácil de lo que pensé —dijo Hermione, cuando nos reunimos con los demás en el parque soleado—. No necesitaba haber estudiado el Código de Conducta de los Hombres Lobo de 1637 o el levantamiento de Elfrico el Vehemente.

A Hermione siempre le gustaba volver a repetir los exámenes, pero Ron dijo que iba a ponerse malo, así que nos fuimos hacia el lago y nos dejamos caer bajo un árbol. Los gemelos Weasley y Lee Jordan se dedicaban a pinchar los tentáculos de un calamar gigante que tomaba el sol en la orilla.

—Basta de repasos —suspiró aliviado Ron, estirándose en la hierba—.Puedes alegrarte un poco, Harry, aún falta una semana para que sepamos lo mal que nos fue, no hace falta preocuparse ahora.

Harry se frotaba la frente.

—¡Me gustaría saber qué significa esto! —estalló enfadado—. Mi cicatriz sigue doliéndome. Me ha sucedido antes, pero nunca tanto tiempo seguido como ahora.

—Ve a ver a la señora Pomfrey —sugirió Hermione.

—No estoy enfermo —dijo Harry—. Creo que es un aviso... significa que se acerca el peligro...

—Deberías ir a hablar con Dumbledore.—hablé recostandome en el tronco del árbol.

—Harry, relájate, Hermione tiene razón, la Piedra está segura mientras Dumbledore esté aquí. De todos modos, nunca hemos tenido pruebas de que Snape encontrara la forma de burlar a Fluffy. Casi le arrancó la pierna una vez, no va a intentarlo de nuevo. Y Neville jugará al quidditch en el equipo de Inglaterra antes de que Hagrid traicione a Dumbledore.

—Puedes dejar de estar usando a Neville cómo referencia de algo imposible. ¿Acaso olvidas que soy su hermana?—Me levanté enojada y me dirigí hacia los gemelos Weasley y Lee Jordan.

—Mira quién está aquí, la famosa _______ Longbottom—habló George rodeandome con su brazo.

—No crees que hace demasiada calor para que hagamos contacto físico—hablé riéndome.

—No seas una amargada—me acercó al calamar—¿Quieres intentarlo?

—No gracias, no maltrato a los animales y ustedes tampoco deberían hacerlo—miré a los tres detenidamente.—Fred ¿te peinastes hoy?—pregunté riéndome.

—Acaso piensas que no me peino—Habló levantando una ceja.

—Te ves mejor como lo tienes siempre—hablé alejandome de ellos.

Cuándo me alejé de todos escuché a Harry gritando detrás de mi.

—¡_______! Espera—volvió a gritar corriendo detrás de mi. Yo seguí caminando pero un poco más lento para que el me pudiera alcanzar.

Harry Potter y la piedra filósofal (Rayita)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora