PARTE 1 Capítulo 1.

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Capítulo 1.

"Destino"

Madrid, España: 25 de agosto del 2016.

Era un caluroso viernes de verano. El pavimento se mostraba imponente a lo largo de toda la ciudad, y sobre él se podía observar el resol que se causaba a raíz del bochorno. Entre tanto Ignis se dirigía campantemente hacia el complejo de apartamentos donde vivía, luego de otro empalagoso día lectivo.

-¡Vaya mierda de calor!- Exclamó en voz alta caminando sola. No había nadie cerca, así que se podía dar el lujo de hablar mientras caminaba por el margen de la acera.

En el camino normal hacia "La Zebra" (El nombre que se ganó del complejo de apartamentos donde vivía con algunas de sus compañeras, gracias a sus colores blanco y negro) se encontró con una casa que tenía ventanas en las cuales servían como espejo a los transeúntes; y como a toda persona normal, el seguir de largo sin verse es imposible. Viéndose en aquella ventana, se percató que estaba hecha todo un desastre, su castaño cabello se veía deshidratado por el calor de aquel día veraniego, el mismo se mantenía amarrado con una cola de caballo la cual le llegaba hasta la espalda baja; tenia puesta su camiseta color verde, la cual hacía notar demasiado que sudaba entre sus pechos gracias al fuerte ardor (Ignis tenía un busto de tamaño pequeño para su familia), bajando su mirada enfocó sus desteñidos shorts negros, los cuales casi nunca los usaba por lo incomodos que eran y los indeseados vistazos que atraían. Su pequeño cuerpo de 1.60m se sentía pesado gracias a la increíble cantidad de libros que llevaba en el bolso color canela. Y observando aún más su reflejo, notó en su pecoso rostro unas grandes ojeras que mostraban con gran crueldad la falta de sueño de la cual ella hacia participe a su organismo en época de exámenes finales. Dando unos momentos para tocarse las marcas causadas por la falta de sueño, enfocó su vista de nuevo para lograr notar que su cara estaba roja como un tomate. Siempre había sido de una tez muy blanca, así que eso no es de extrañar con el calor de ese día; aunque también, a nadie le gusta parecerse a un tomate en pleno sauna.

-Vaya, se nota por qué no tengo novio-. Dijo Ignis, sin percatarse que al otro lado de la acera iban unas jóvenes que no pudieron soportar las carcajadas al oír sus palabras.

"Genial, quizá si esté loca." Pensó

Cerca de "La Zebra" el bochorno ya era insoportable, sus pies comenzaban a arder gracias a la fuerte temperatura del asfalto y la cabeza le punzaba de dolor a causa del clima. Pensando en las posibilidades qué hacer, recordó que existía un atajo para llegar al apartamento. El trecho era un callejón que conecta la calle donde estaba con su barrio, si caminaba por allí ahorraría cerca de veinte minutos de tiempo. Normalmente no lo haría por los peligros recurrentes del lugar, pero por la situación se debatía entre ir o no.

-Aún no anochece; no creo que sea peligroso si entro.- Dijo mientras ingresaba al oscuro callejón. El cansancio la derrotó y terminó cediendo ante sus impulsos.

En diferencia a la temperatura de la calle principal, el trecho estaba frío y se sentía la humedad del aire. Mientras se adentraba cada vez más en el callejón, el cuerpo de Ignis comenzó a sentir la extraña sensación de que le estaban observando. Sus músculos se tensaron y sus oídos agudizaban conforme se adentraba en el callejón, había un ambiente muy pesado allí dentro, algo que no podía describir. Reaccionando a causa del miedo la chica comenzó a caminar a mayor prisa para salir de aquel sombrío lugar.

-¡Ignis!- Gritó una masculina voz a un lado oscuro del callejón. Era una voz algo familiar para ella, sin embargo, no lograba recordar donde la había escuchado antes.

Enmudecida trataba de reconocer quién había sido la persona que había exclamado su nombre, pero sin lograrlo, optó por responder cautelosamente al llamado.

El Despertar del WendigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora