Memorias 1 RL

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StarHeart

Len miró al cielo con tristeza desde aquel lugar que no podía considerar su hogar. Aun no se adaptaba por completo a la pérdida de sus padres ¿Y qué niño lo haría si de un día para otro perdiera todo lo que tenía?


Nunca conoció a su madre, ella había muerto después de que él nació. Su padre se hizo cargo de él por su propia cuenta, él ni se molestó en buscar una nueva esposa pues la pérdida de su amada le había afectado terriblemente al grado de ir descuidando su salud poco a poco.

Kaito Shion fue un hombre cariñoso y trabajador que se sobre exigía mucho para poder cuidar de su hijo, trabajaba incansablemente para asegurarle un futuro. Tristemente su sobre exigencia lo hizo caer enfermo y perdió la vida dejando a Len huérfano a la edad de 8 años, posteriormente el niño fue remitido a un orfanato pues no tenía familiares cercanos o alguien que se hiciera cargo de su tutela. La única persona que de quererlo pudo evitar que ingresara al orfanato era su abuela Lily, pero ella lo detestaba.

Len lloró incasablemente la perdida de la única persona que tenía. Aun a su corta edad entendía todo lo que su padre tuvo que sacrificar para criarlo, muchas veces Kaito no pudo asistir a los festivales de la escuela por estar trabajando y en varias ocasiones llegaba muy tarde a casa y tan cansado que habían días enteros en los que no podía intercambiar ni una sola palabra con su hijo. El hombre de azulados cabellos a menudo se disculpaba por no tener tiempo suficiente para él. Le costó trabajo pero Len finalmente había entendido la dura vida que llevaba su padre y el hecho de que sus travesuras solo le causaban más dificultades.

A Kaito le extrañó el cambio de actitud que el pequeño rubio había tenido, pues lejos de meterse en problemas, como siempre lo hacía, había empezado a comportarse con más madurez de la que debía tener un pequeño niño de su edad. Len había entendido que sus travesuras le causaban muchos problemas a su padre. Lo cierto era que quería más atención por parte de su progenitor pero al ver todo por lo que el peliazul tenía que pasar, nació en él el sentimiento de querer ayudarlo y tan pequeño como era lo único que podía hacer era mejorar su comportamiento. Él había prometido portarse bien, pero el destino era cruel, desgraciadamente su padre enfermo y falleció dejándolo solo en el mundo.

-"¿Por qué siempre estas mirando las estrellas?"-le había preguntado el pequeño Shion a su padre una noche mientras ambos miraban al cielo desde su ventana, era como si él estuviera buscando algo allá arriba ya que en variadas ocasiones Len lo había sorprendido mirando hacia el infinito manto nocturno que se extendía en el firmamento.

-"Tenía la esperanza de encontrar mi estrella de nuevo"-contestó él con algo de nostalgia en la voz.

-"¿Tú estrella?"-preguntó el pequeño rubio extrañado y el hombre sonrió con melancolía.

-"Tal vez creas que estoy loco"-el peliazul suspiró cansadamente-"Pero solía conversar con una estrella cuando era niño, se trataba de una de un color muy hermoso y pasaba mis días esperando el anochecer solo para verla y contarle mi día"-rio con suavidad al recordar aquellos lejanos días-"Si tienes suerte también encontraras una estrella para ti y serás tan feliz como yo lo fui."

Len emitió un débil lamento con pesar al recordar las palabras de su padre, en su momento le había parecido una locura, pero en las noches de soledad cuando esperaba a que Kaito regresara del trabajo no encontraba nada mejor que platicar con una pequeña estrella solitaria y cercana a la luna, le había cautivado lo pequeña que esta era y la hermosa luz que irradiaba. Era tan cálida y reconfortante que verla en las noches llenaba de su pecho de un sentimiento difícil de comprender. Si esa estrella, cuya única compañía era lo que tenía en sus solitarias noches del orfanato, desaparecía, lo más probable era que su mundo dejara de tener brillo y color.

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