Memorias 0.5 KM

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Capítulo 1.5

Side story: La estrella soñadora.

El ciclo de vida de una estrella es efímero comparado con la existencia del universo. Para los humanos las estrellas pueden llegar a vivir millones de años, desde el punto de vista científico estas únicamente son consideradas luminosas masas de gas distribuidas alrededor del universo. La esencia de las estrellas se ubica en un plano dimensional ligado al mundo humano, en consecuencia, ellas pueden percibir los sucesos de la tierra, pero desde la tierra ellas no pueden ser percibidas como seres vivos de apariencia similar a los habitantes de ese mundo.

Aunque se cree que las estrellas llegan a vivir millones de años, lo cierto es que a pesar de que su vida es longeva ellas no viven tanto tiempo como se llega a creer. La sucesión de cuerpos celestes otorga a una estrella el corazón de su predecesora cuando la existencia de esta llega a su fin. La estrella no muere ni deja de brillar, sencillamente se desvanece cediendo su lugar a alguien más, ese cambio no es percibido por los humanos, para ellos sigue siendo la misma estrella puesto a que en ningún momento su luz se extinguió.

La información de cientos de años observando la tierra pasó por la mente de Miku para luego abrir los ojos por primera vez, ante ella la hermosa visión de la bóveda celeste se extendía infinitamente. La pequeña niña de largos cabellos azules parpadeo con sorpresa, su alrededor era mucho más hermoso de lo que podía percibir a partir de los recuerdos transferidos a ella.

Era completamente distinto el hecho de ver y sentir el mundo por si misma que el haberlo conocido por medio de memorias pertenecientes a cientos de sus predecesoras. El mundo espiritual no había cambiado absolutamente nada.

-Bienvenida a la bóveda celeste nueva estrella, tu nacimiento había sido previsto yo soy...

-¡Luka-sama!-la peliazul de inmediato hizo una reverencia, reconocía muy bien a la bella mujer de largos cabellos rosados que estaba frente a ella.

La siempre amable y bondadosa diosa de la luna, la figura materna del plano astral.

-Levántate pequeña estrella-sonrió con ternura ante la niña frente a ella, a pesar de ser alguien completamente diferente a su predecesora, las estrellas descendientes de la Alba Omega siempre eran respetuosas y humildes ante su presencia- ¿Cuál ha sido el nombre que Maika te ha legado?

Comúnmente las estrellas solían tener el mismo nombre que sus antecesoras, sin embargo, debido a que, aunque fueran "la misma estrella" en esencia eran distintas no podían ser consideradas como la misma, motivo por el cual las predecesoras legaban con su muerte un nuevo nombre a la próxima estrella que ocuparía su lugar en los cielos. La Alba Omega antes que la pequeña de ojos celestes, tenía como nombre Maika. Se trataba de una bella joven de largos cabellos blancos y mirada bondadosa y soñadora.

-Maika-san, ella me ha dejado el nombre de Miku... Mi nombre es Miku-sonrió con calidez a agradeciendo a su predecesora por tan bello nombre.

-Miku-repitió la diosa de la luna con satisfacción-Si, de alguna manera te queda perfecto.

-Muchas gracias.

-Incluso si a través de recuerdos ya conoces todo el firmamento, por favor déjame darte un recorrido como mera formalidad.

-Eh... si, por supuesto.

Aunque sabía que las intenciones de la mujer de cabellos rosados eran buenas, Miku no pudo evitar sentirse un poco decepcionada en el transcurso del recorrido. Aun con la infinidad de la bóveda celeste, se sentía atrapada en ese pequeño mundo que ya conocía de pies a cabeza por medio del conocimiento de sus antecesoras. ¿Qué era lo que en verdad la pequeña estrella deseaba?

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