Capítulo 1

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Un ladrón escurridizo hacía todo lo posible para escapar de los guardias. Nuevamente había robado otra tienda de la ciudadela, mas no la corona del castillo, sino que robó el pan de cada día. En medio de la persecución le había robado el caballo a uno de los guardias, logró escapar al perderlos en el bosque a las afueras. Aunque, sino fuese porque el caballo salió corriendo despavorido no habría terminado colgando de un árbol a medio camino.

Rapunzel, quien pasaba por ahí, vio al joven con una cesta de comida en la mano, la comida robada. Pensando que era un simple campesino borracho aprovechó para arrebatarle  la canasta de las manos. El cuerpo del ladrón cayó y en ese momento se dio cuenta de que no estaba dormido... había encontrado aún más comida (?).

—¿Eh? ¿Esta... vivo? —preguntó nuestra queridísima Rapunzel moviendo al pelinegro con su pie—. Pobre tipo —se agachó para tomar la canasta del suelo y, justo en ese instante, el muchacho reaccionó provocando que el trapito diera un brinco hacia atrás—. Madre mía, [Willy :v] se levantó.

El ladrón miró al joven confundido, luego forzó una sonrisa y dijo:

—¿Qué hace una señorita tan joven por aquí?

—¿Qué hace un cadáver parlante a mitad del camino?

Un silencio incómodo se hizo presente entre ambos. La verdad es que a Rapunzel le dio igual así que tomó la canasta que le había robado al ladrón (que ironía) olvidándose de la suya por completo.

—Gracias por nada —suspiró irritado y tomó la canasta para seguir con su camino.

Nadie pensaría que dentro de esa canasta de simple comida hubiese un tesoro que le resolvería la vida por completo. Lo que este ingenuo ladrón no sabía era que la cesta que cargaba consigo no llevaba más que comida y un montón de sábanas dentro de sí.

Paró en seco para ver si no había perdido nada por su improvisado aterrizaje, y efectivamente, había perdido hasta la canasta.

—¡Oye tú! —grito girandose en dirección a la "jovencita" quien misteriosamente ya no estaba—. ¡Chuta!

Rapunzel corría y corría tan rápido como el condenado vestido le permitía, tan sólo volteó por un segundo y alcanzó a ver cómo un bandido furioso la seguía de cerca lanzando sus cosas en contra de él. Mas "esta" Rapunzel es bien idiota que se estrelló contra uno de los miles de árboles de la zona. Que cliché, joven.

—¡Maldita ladrona, yo robé esto primero! —ah, ¿qué?

El ladrón intentó arrebatarle la cesta puesto que este joven se aferraba de ella como si su vida dependiera de eso (que en realidad era así).

—¡Regresamela! ¡Es mía! —jaló tan fuerte de ella que le golpeó en la nariz al quitarsela—. ¡Atrás animal!

—¡Maldita! ¡Mi nariz! —se quejó cubriendo dicha parte que parecía hasta estar sangrando por la fuerza del golpe.

Rapunzel observó el contenido de ese objeto, y de inmediato se dio cuenta que no era la suya. Recordó que al estar escapando del ladrón este lanzó todo el contenido hacía todas direcciones, lo único que le quedó fueron sábanas, muchas sábanas.

—¡Eres un...! ¡Pudrete!

El de mechones rubio estaba apuntó de irse cuando el ladrón decidió armar OTRA pelea... esto va a terminar con resultados fatales [:v].

—¡Espera, mi canasta! —en un ataque de furia tiró del cabello de Rapunzel para evitar que se escapará.

Este idiota no se quedó atrás y en respuesta a eso le lanzó una manzana en la cara, si la canasta no le había roto la nariz eso en definitiva lo hizo.

—¡GYAAAH! [¡Estúpida, mi nariz, idiota!]

—Imbécil —estuvo por tirarle más cosas en la cara cuando tocó algo que seguramente no era una fruta.

Lo sacó, era una piedra completamente brillante y roja, lo más probable es que fuese un rubi. Había comprendido de el porque tanto problema por una simple canasta.

—Así que era esto... —murmuró levantando su vista en dirección al pelinegro, una sonrisita se le formó en el rostro—. Bien, yo podría regresarte esta cosita si tú me ayudas en algo.

—Ni de broma.

—¿Ah, sí? Bien —y sin dudarlo se fue.

El estúpido ladrón no le quedó de otra más que seguir los caprichos de Rapunzel.

—Bueno, ¿Qué quieres que haga?

—Quiero que me muestres todo.

—¿Qué?

—Todo. El pueblo, la salida de este bosque, por ejemplo. En especial la ciudadela, si no te molesta.

—¡¿Qué?! ¡Me van a ejecutar!

—¿Eh? [KHEJEZO?]

Lo analizó mejor por unos dos segundos y llegó a está conclusión: prefiero morir rico a morir pobre. Así que... si, acepto la propuesta.

—Olvidalo. Sigueme.

—¡Bien! —canturreó y siguió al pelinegro a lo que probablemente resultaría en la muerte de ambos.

El bandido consideraba seriamente llevarlo a un precipicio y lanzarlo desde ahí.

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⏰ Última actualización: Aug 05, 2017 ⏰

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