006: Avanzar

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Palabras: 667.
Y hay ocasiones en las que sólo nos queda obligarnos a avanzar. Retroceder en el tiempo es imposible y jamás se llega a nada sólo con desear que las cosas ocurran.

A través del ventanal que se encarga de quitarle lo lúgubre a su habitación, Park ChanYeol, sentado en el amplio marco de este, se dedica a observar el movimiento del mundo que sigue funcionando pese a que a él le faltan las ganas de seguir adelante.

Las hojas de cada uno de los árboles que decoran el barrio en el que vive caen al suelo por efectos naturales e inevitables de la estación y él no puede evitar sentirse como uno. Vacío y despojado día tras día de aquello que lo hace existir.

Porque ChanYeol se siente como un simple tronco que ha perdido sus hojas luego de la partida de SeHun. Siente que es sólo la evidencia de que alguna vez él desprendía vida y ahora ya no es más que una existencia que estorba y le quita belleza al paisaje.

Contrae sus rodillas hacia su pecho y las envuelve con sus largos brazos, dejando reposar su mejilla izquierda contra estas mientras sigue observando al exterior.

Empieza a calcular y llega a la conclusión de que ya han pasado cuatro meses, tres semanas y tres días desde que el otoño empezó para él y maldice con ganas. Porque siempre ha odiado la puta estación y no halla la hora de que llegue la primavera para él. Quiere florecer de nuevo, sentirse vivo una vez más y ver la vida desde mejor perspectiva, pero sabe que eso es imposible si su ex pareja no está a su lado. Sabe que es imposible salir de ese letargo si las manos de SeHun no sostienen las suyas para guiarlo incluso hasta el inframundo, en donde sería feliz de igual manera si el chico permanecía pegado a él.

Maldice nuevamente, pero esta vez es con un grito que blasfema contra SeHun. Él era la luz de sus días y se había ido, dejándolo en una habitación que estaba nublada a causa del humo de los cigarrillos que había comenzado a consumir y desprendiendo el olor a sexo que se había acumulado en su colchón luego de haber probado distintos cuerpos en busca del reemplazo del flamante amante que solía ser el menor.

Patea la puerta de su cuarto con ganas antes de abrirla para salir. Necesita aire fresco, llenar sus pulmones con oxígeno puro y no afectado por la contaminación de los cigarros. Necesita salir, porque se ha dado cuenta de que encerrado y exiliado del mundo nunca podría continuar.

No todo puede ser tan fácil, sin embargo, como plantearse el cambiar su forma de ver las cosas e iniciar desde cero. A veces, los colores, los lugares o los aromas nos hacen recordar aquellas situaciones y personas que obligamos a enterrarse en lo más recóndito de nuestro recuerdo. Y eso es algo que ChanYeol detesta enormemente al darse cuenta de que está observando con nostalgia el interior de aquella cafetería que solía frecuentar todos los martes a las ocho de la mañana con SeHun, antes de las clases de este, porque el menor quería su compañía y el jamás se lo habría negado pese a que sus clases no comenzaban sino hasta las once.

Dándose cuenta de su trance, sacude la cabeza con su ceño notoriamente fruncido mientras intenta ocultar su rostro hasta la punta de la nariz con la bufanda que lleva puesta y sus manos van a dar a los bolsillos de su pantalón.

Camina cabizbajo, pateando las piedras que de repente se cruzan en su camino. Un par de metros más y pequeñas lágrimas escapan de sus ojos.

Lo extraña demasiado, y de lo único que está consciente es que quiere que SeHun vuelva y le diga que, al igual que él, su existencia ha sido difícil, que le necesita y que no quiere más días sin su compañía. Pero nunca nada ha sido tan fácil como para cumplirse con sólo anhelarlo, y eso es algo que ha aprendido durante el último tiempo.

Inhala y exhala con fuerza, para recomponerse. ¿Qué tan mal sentaría su presencia en un bar a las seis de la tarde?

Fin.

N.A: No hay ganas de mucho, dulzuras, pero quería escribir y salió esto.
Saludooos.

Drabbles ChanHun.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora