Teach Me, Daddy |mgc|

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Kaitlyn estaba muy molesta, por no decir otra cosa. Había pasado toda la tarde en casa de Michael y él no había accedido a hacerle nada. Se había quedado con las ganas de correrse luego de ese momento en el carro con su cabeza pegada al vidrio y la de Michael entre sus piernas.

Llegó a su casa y suspiró. Estaba sola, sus padres estaban en una ciudad vecina haciendo algún negocio.

Hola, amor. Hace dos días dijiste que querías que estuviéramos más tiempo, así que, ¿estás en tu casa? Estoy dispuesto a llevar tu helado favorito y ordenar pizza. -Luke.

Kait sonrió al leer el mensaje, olvidando las sensaciones que Michael la había hecho experimentar.

A pesar de lo ocurrido últimamente, Luke tenía algo que le encantaba, su personalidad era asombrosa y la hacia querer abrazarlo todo el tiempo y nunca soltarlo.

Hola, hola, holaaaaa. Solo te diré que sí te apareces por acá sin mi helado, estarás en problemas. -Kait.

Corrió a su cuarto para cambiarse de ropa.

Cambió sus bragas por unas limpias y de color negro, a juego con el sujetador que se acababa de poner.

Para aparentar que llevaba rato en casa, se colocó un pantalón de chándal gris y una polera blanca. Se colocó un suéter fucsia y listo, ya estaba como un sábado cualquiera.

Saltó con emoción cuando el timbre sonó. Estaba ansiosa, y si Michael no le daba su orgasmo, Luke lo haría.

***

Kaitlyn pasó suavemente su dedo por debajo de los ojos de Luke, notando sus ojeras.

—¿Has estado muy cansado últimamente, Lukey? —Hizo un puchero. Luke sacaba su mejor lado.

—Demonios, sí —afirmó, dejando el pote con el helado en el suelo—. He tenido dos días estresantes. Hay un profesor que me desespera, sería feliz si simplemente lo botan y ya —murmuró.

—Sé que te irá bien, bebé. —Dio un beso en sus labios—. Pero por favor, no te sobresatures, te veo cansado y no me gusta que estés así.

Luke sonrió tiernamente. Se acercó para besarla esta vez él tomando la iniciativa. Se sorprendió un poco cuando Kaitlyn subió a su regazo y profundizó el beso. Últimamente ella estaba tomando más la iniciativa, cosa que le gustaba y a su vez le sorprendía.

Él le sacó el suéter sin mucho cuidado, luego agarrando sus caderas con fuerza.

—Quizás necesitas distraerte un poco —Kait sonrió de lado, separandose un poco.

—Sí, eso es precisamente lo que necesito —comenzó a besarle el cuello a su novia, dejando pequeños mordiscos y chupando la piel de esa área—. Joder, Kait, deja de mover tus caderas así o te follaré acá mismo sin ninguna delicadeza —expresó al darse cuenta de el sutil vaiven de Kaitlyn sobre su creciente erección.

«Sí, hazlo», pensó ella. Quería que Luke fuera más salvaje ese día.

En lugar de dar respuesta, se quitó la polera blanca, exponiendo sus pechos frente al rostro de Luke.

—Mierda —jadeó—. Bebé, me gusta tu actitud últimamente, es realmente caliente —aceptó.

—Tú eres realmente caliente, Lukey.