Capítulo 10: Sesión de preguntas.

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Capítulo 10: Sesión de preguntas.

Leven nunca se consideró buena en eso de consolar a otra persona.

Pero al ver el rostro destrozado de Nate, que se encontraba sentado apoyando los codos en sus piernas y su barbilla en sus manos, tenía que intentarlo.

Al entrar a la habitación, él levantó la mirada, pero con rapidez volvió a poner su atención en el suelo. Leven, sin decir palabra, se sentó a su lado, imitando el hecho de posar sus ojos en el piso.

—Nate, si hay algo que yo…

—No. —Su voz sonaba ronca, acompañada de notable tristeza. Luego de un incómodo silencio, por fin, habló: —Un Indómito me dejó inconsciente. Pero fue extraño, porque aunque no podía abrir los ojos, y aunque no pudiera moverme, aun así podía escuchar las cosas. Escuché cuando ella llegó. Cuando dijo su estúpido trato. —sonrió lacónicamente. —Y, lo peor de todo, cuando se inclinó sobre mí, para luego besarme. Yo me odié, y me odio, por no poder haber sido capaz de despertarme, por no poder hablar y evitar que no cometiera esa estupidez, por…

—Nate. —Le cortó ella, mirándolo esta vez. Y aun dudando si debía hacerlo o no, le tomó la mano. —No has podido evitarlo, pero no puedes lamentarte por algo que ya pasó. Eso, en mi opinión, es un acto cobarde. Debes seguir adelante, como yo hice cuando ellos se llevaron a mi familia. Como Drawah hizo cuando la convirtieron en un Despreciado. Como cada persona valiente ha hecho, y ahora es digna de llamarse héroe.

Nate Dalton le devolvió el acto afectuoso, aferrando su mano junto a la de ella. Y luego de asentir con la cabeza, y dando una mirada de gratitud, le dijo: —Dile a Lucas que tenemos que preparar las cosas para el viaje. Vándal nos espera.

Lucas apenas se percataba que no había comido nada en todo el día.

A pesar de no saber cocinar, se dirigió a la cocina de Ciara y comenzó improvisar: sacó los alimentos que habían en la nevera y los colocó sobre una mesa. Solo había pan, tortillas y jamón. Estaba desorientado respecto a lo siguiente que debía hacer. ¿Tenía que comérselos como estaban, o tenía que…?

Para su suerte, Leven Tompkins entró a la sala y lo observó, con una sonrisa poco disimulada, preguntándole qué demonios estaba haciendo, e impidiendo que Lucas destruyera la cocina.

—Intentar cocinar. —respondió él.

—¿Sabes cocinar?

—No.

Leven rió.

—¿Entonces…?

 —Tengo hambre. —le dijo, acercándosele y dejando atrás la pequeña cocina. —¿No es excusa suficiente?

Pero la muchacha no le respondió nada referente a ese tema.

—Tenemos que alistar las cosas para marcharnos a Vándal. Nate está decidido para irnos hoy.

—¿De verdad? —Lucas en realidad no estaba tan sorprendido. Sabiendo por lo que había pasado Nate, no era ningún desconcierto saber que él querría marcharse de la ciudad ese mismo día. En ese poco tiempo que estuvieron juntos, Leven le afirmó que, de hecho, la teoría que había dado era cierta: Ciara había intercambiado con Nate.  Pero Lucas no dijo nada respecto a ese tema.

Después de unos cuantos momentos, ya todos estaban preparados para su largo viaje  con pequeñas maletas que traían provisiones de armas, comida y ropa.

Leven le había preguntado a Nate si era correcto tomar prestada ropa de Ciara, a lo que él solo le pudo responder,-no sin antes tardarse un rato en hacerlo-, que no había ningún problema. Ella notó que aunque ya no tenía una mirada triste, su manera de actuar lo dejaba ver como un Nate distante, solitario: siempre con una mirada concentrada, y ningún atisbo de sonrisa.

Wild World (Leven's chronicles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora