Capitulo 9: Cloe

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Cuando salimos de la cueva tengo que admitir que me quede sorprendida el lugar era muy hermoso; la verdad, no lo recordaba tan encantador, ya que hace mas o menos diez años no iba al mundo mortal, cuando oí a Layla decir: -Woow-

Eso me saco de mis pensamientos, la volteó a ver e iba a decir que todo estaba hermoso pero cerré la boca de golpe antes de emitir sonido alguno y me quede observándola, estaba totalmente cambiada; llevaba una sudadera negra (sin capucha), unos vaqueros negros y unas botas estilo militar del mismo color.

-¿Pero qué domo...?-comienza a decir, sin embargo no alcanzó a terminar la frase cuando la interrumpo y cayendo en cuenta que yo estaba vestida igual que ella. Entonces... lo recordé.

-Los collares de esencias- digo mientras ella me observa frunciendo el ceño extrañada, entonces para aclararlo añado -Nos adecuan al mundo en el que estemos-

-Okey- responde asintiendo y empezamos a caminar sin rumbo fijo.

Al cabo de un buen rato Layla rompe el extenso silencio que teníamos desde que empezamos a caminar preguntando: -¿Qué hora es?-

-Según mi reloj... las 11:30 a.m.- respondí 

-¿Cuanto llevamos caminando?-

-Al rededor de dos horas aproximadamente-

-Tomemos un descanso y retomamos el camino a eso de las 12:30 ¿Okey?-

-Bien, descansemos en el aquel árbol- dije señalando un árbol enorme con raíces que sobresalían. Se limito a asentir y fuimos a sentarnos; dimos la orden a Delta y Sibuna que vigilaran el lugar y desaparecieron. 

Eran las 12:30 cuando retomamos la caminata, ya habiendo comido. Como antes íbamos en silencio, pero con la única diferencia que ahora no llevábamos a nuestras mascotas ya que les habíamos dado la orden de que se adelantaran y nos alertaran en caso de encontrar peligro. Llevábamos al rededor de una hora caminando cuando oímos ramas quebrándose, por instinto nos agachamos escondiéndonos en unos arbustos.

-Sígueme- susurro Layla haciendo aparecer su arco y preparando una flecha, le limite a asentir y preparar mi arco también. Seguimos el sonido por algunos minutos hasta que se hizo más intenso, entonces con la velocidad que solo alguien de la tribu Sol puede poseer, Layla se levanto por impulso saliendo del escondite y lista para disparar; sin embargo justo antes de soltar la flecha suspiro y bajo el arma, volteo a verme y dijo: -Es solo un ciervo-

Salí del escondite y lo vi, era hermoso. Cuando se percato de nuestra presencia se inclino en señal de respeto; ya que de los seis mundos los animales son los únicos que saben de nuestra existencia. Íbamos a responder al saludo cuando se oyó un disparo; hice lo más obvio agachándome y jalando a Layla conmigo. Ya escondida me puse a buscar como loca el lugar donde provino el disparo pero me di cuenta que Layla estaba en shock observando algo, iba a preguntarle que sucedía cuando salio corriendo a donde se encontraba el ciervo con anterioridad, y lo vi, le habían disparado al ciervo.

-Rápido ayúdame- le dije empezando a hacer mi magia sanadora al igual que ella. Al cabo de unos minutos logramos salvarlo, sonreí y me levante. Al ver hacía atrás de nosotras encontré a dos chicos con estupefacción plasma en el rostro, el de la derecha era rubio con ojos azules y bastante alto; el de la izquierda era pelinegro, ojos color verde o azul y también bastante alto.Le di una leve patada a Layla para que se fijara en su presencia ya que seguía agachada acariciando al ciervo. Cuando lo hizo se levanto rápidamente y dijo,  o más bien grito: -¡Son idiotas o que!¡¿Por qué demonios le dispararon al ciervo?!- al escucharla decir esto caí en cuenta que el arma la llevaba el pelinegro

-¿Cómo hicieron eso?- pregunto el rubio aun estupefacto e ignorando la pregunta de Layla 

-No te importa- respondió Layla a la defensiva aun observando el arma del pelinegro que estaba frente suyo

-Tranquilízate- le dije a Layla utilizando mi encanto para que no cometa ninguna locura. El encanto es un poder o mas que todo una clase de hechizo diferente para ambas tribus; en la tribu Sol sirve para mentir, lo que sea que ellos dicen puede parecer totalmente cierto a pesar que suene de lo mas loco o incoherente posible, pero todos lo creerán igual. En la tribu Luna sirve para dar ordenes, nadie podrá desobedecernos; aunque claro hay excepciones y la única excepción o la única persona lo suficientemente fuerte como para resistirse ahora conocida es precisamente Layla; y es exactamente lo que esta haciendo ahora.

-Suelta el arma- dijo Layla tranquilamente sin alterar la voz, pero a la vez en tono amenazante 

-O...¿Qué?- pregunto burlón, entonces sonriendo maliciosamente en su dirección silbo haciendo que aparecieran Delta y Sibuna atrás de ellos 

-¡Suéltala!- repitió casi gritando pero, gracias a su sorpresa al ver a nuestras lobas, no hizo caso y ella en un movimiento veloz, sin que yo lograra detenerla, lanzo su daga y rozando la mejilla de él,  se clavo detrás de un árbol. Layla tenía los puños apretados peligrosamente y la clara intención de acercarse al igual que nuestras mascotas.

-¡Deténganse!- grite reaccionando rápidamente utilizando fuertemente mi encanto y muy segura de mi misma para que ni Layla ni nuestras mascotas se resistan 

-¡Tú!- señalo al pelinegro -¡Suelta el arma!- la baja lentamente sin despegar la mirada de mi 

-¿Cómo lo hiciste?- pregunta el rubio que hasta ahora se había mantenido al margen de la situación

-Eso no te incumbe- respondo seca observándolo pero sin dejar de prestar atención a los otros tres 

-Claro que si y me vas a responder- dijo comenzando a acercarse a mí 

-No y aléjate- me obedece y retrocede -Layla, ya basta recuerda a que vinimos- añado viendo como obedece, se acerca tranquilamente hacia el chico y toma su daga

-Toma eso como una advertencia, tengo muy buena puntería y si hubiera querido esta daga estaría justo en el medio de tus ojos- dijo lentamente, haciéndolo más amenazante, antes de alejarse

-Quisiera ver que lo intentaras- dijo el rubio con desafío 

-Layla nos vamos, ahora- dije antes que se le ocurriera hacer alguna locura 

-Cloe- dijo sin quitar la vista de ambos chicos - A la de tres- esa era la señal para correr- uno...dos...¡tres!- salimos corriendo junto con nuestras mascotas  como alma que lleva el diablo, lo se rara expresión. Lastimosamente, justo como creía, nos siguieron.

-¡Cloe corre más rápido!- grito Layla. No me había dado cuenta que ya estábamos demasiado cerca de la cueva y el gran problema es que ellos seguían detrás de nosotras

-¡Has crecer las plantas detrás de ti, eso los retrasara lo suficiente para que crucemos el portal!- dije a lo que ella asintió. Cuando llegamos a la cueva ya los habíamos retrasado lo suficiente como para perderles, pero aun así, seguimos corriendo hasta que cruzamos el portal cayendo del otro lado demasiado cansadas.




Lamento el retraso, pronto subiré el próximo capitulo

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