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POV Andy:

El día que vi a Mey la primera vez, fue por mera casualidad, pero desde aquel primer momento supe que había algo en ella que simplemente me impediría alejarme, y eso, era su voz. Su voz suave y tierna, un tono cálido y tranquilizador. Conocía bien esa voz, era idéntica a la de mi madre y la primera vez que la escuché pronunciar una palabra, fue como escucharla a ella, pero con una personalidad completamente opuesta. A primera vista, Mey me pareció una chica grosera y vulgar, era la clase de chica que no despertaría ni una pisca de mi curiosidad, pero había muchas cosas en ella que hicieron que me interesara inconscientemente. Lo primero fue su voz. Lo segundo aquella horrible personalidad egocéntrica y orgullosa, pero para mí, solo era una persona frágil que se escondía tras una personalidad fría. Lo tercero, fue su ignorancia al saber de mí. Desde que me había hecho famoso no podía salir a la calle sin ser seguido por una horda de fans pidiendo fotografías y autógrafos. No me molestaba dárselos, pero cuando eran muchas personas, prefería dejarlo para otra ocasión y correr. Lo último y más importante, aquellos hermosos y profundos ojos color azul cielo, tenía una mirada llena de inseguridad y dolor que contrastaba con su personalidad y desde ese momento quise saber la causa de ese dolor, me hacía preguntas a cada momento, como: "¿Quién podría hacer sufrir a una chica como ella? ¿Me encontraré con ella otra vez?". Cuando me di cuenta ya había estado pensando en ella toda la tarde.

Luego de que se fuera de la farmacia, me quedé allí pensando, en lo valiente y fuerte que era. La suave piel que había tocado cuando puse la bandita en su cuello me hizo notar un leve temblor, como si me tuviera miedo. Y esos ojos, esos ojos me atraparon completamente. También pensé en lo casual de nuestro encuentro y lo especial de su actitud, me parecía conocerla de algún lado, pero no lograba recordar. Luego que se fuera me fui al rodaje de la película cuando una chica que entró a la farmacia me reconoció, luego de sacarme una fotografía con ella, regrese, seguí actuando y diciendo mis líneas sin olvidar ninguna ni salirme de mi personaje, pero estaba pensando en ella todo el tiempo. Durante el descanso inconscientemente pasé la vista por las personas que veían como actuábamos, y la vi. Ella estaba sentada en una banca leyendo un libro sin quiera poner atención al rodaje, había un chico de cabello castaño a su lado y una rubia que gritaba eufóricamente. Me puse de pie sin darme cuanta y me acerqué hasta donde estaba ella. La chica rubia parecía haberse paralizado y me miraba fijamente. Escuché su voz nuevamente llamando al nombre de una chica, "Leyla", la chica rubia seguía mirándome diciendo incoherencias a las que ella respondía sin siquiera mirarla. Al estar cerca y hacerle sombra a su libro, levantó la vista, su mirada mostraba sorpresa y enojo, como si no soportara tenerme cerca, eso hería un poco mi orgullo de actor, pero, quería hablar un poco más con ella. Se levantó de la banca y luego de que cruzáramos unas cuantas palabras se fue llevando casi a la rastra a la rubia con cara de pocos amigos y a un chico que miraba fijamente el contacto entre sus manos con la cara sonrojada. Me sentí incomodo de saber de los sentimientos de aquel chico, quizás era su novio, pero pensé, que de serlo no se habría sonrojado por el repentino contacto. Hasta ese momento, lo único que sabía de ella, era que se llamaba Mey, a secas, sin apellido, así no podría saber nada de ella. Quise seguirla, pero debía seguir con el rodaje de la película, mientras lo hacíamos, inconscientemente la buscaba entre la multitud a pesar de ya saber que se había ido.

Dos días después aún seguía pensando en ella y en como aun habiéndola visto una sola vez había logrado crear tal lío en mi cabeza. Luego de que saliéramos del estudio nos dirigíamos a casa, ya era de noche y llovía a cántaros. Ya estando fuera de nuestra casa vimos a una chica que estaba apoyada en la reja de la casa de enfrente, bajo la lluvia, mojada de pies a cabeza. Aquella silueta me parecía familiar, así que le pedí al chófer que parara y me bajé del auto. Mis hermanos bajaron detrás de mí aun a pesar de que les dije que se quedaran en el auto, por alguna razón parecían muy curiosos e interesados. Al acercarme un poco pude ver su rostro, era ella, no me había confundido al pensar que se parecía a ella cuando la vi por la ventana. Estaba llorando y tenía un golpe en la mejilla, al verme solo me miró sin decir nada, su actitud altanera y orgullosa parecía haber desaparecido, pero yo no le preguntaría nada, sabía que quizás se sentiría incomoda al tratar de responder ese tipo de preguntas. Solo le sonreí y acaricié su cabeza, nuevamente la sentí temblar un poco ante mi contacto. Se dejó caer al suelo y Scott tomó su mano sonriéndole, al sentir nuestro contacto, aun insegura y temblando dio rienda suelta a sus emociones, y al verla, solo pensé "lo sabía, esta niña, ha sufrido demasiado". Cuando ya se calmó, nos dijo que vivía en esa casa y me sorprendí demasiado, era mi vecina y no lo había sabido hasta ese momento, era la nieta del famoso arquitecto y administrador de los hoteles "Paris Aston", Bruno Aston. En ese momento supe que en alguna de las tantas fiestas a las que fui debí haberla visto. Al preguntarle por el golpe de su mejilla me dijo que se había caído, pero tenía unos dedos marcados en la mejilla. Y al darse cuenta de que no podía seguirme mintiendo, me dijo que su padre la había golpeado, en ese momento sentí rabia, enojo, no entendía porque un padre trataría así a su hija, claramente no sabía qué tipo de relación tenían, pero nada justificaba que marcaras tus dedos en la mejilla de una chica. De la nada escuchamos una voz que decía su nombre y vi cómo se tensaba al escucharla, se puso demasiado nerviosa. Aquella mujer era la famosa diseñadora de moda Elena Aston y sin darnos cuenta nos vimos arrastrados a su casa. Mey le contó lo que había pasado a su madre, fue entonces que supimos de su situación. Sus padres se habían divorciado, su madre se mostraba demasiado enojada y preocupada, escuchamos una que otra cosa, con eso, solo entendí que Mey no se llevaba bien con su padre. Con respecto a eso solo guarde silencio, no tenía derecho a opinar nada. Al salir de su casa Jeremy casi le reclamó por apartar a su padre de esa manera, ya que nosotros habíamos perdido a nuestros padres hacía muchos años, pero al contarnos como la trataba, sobre sus tratos y las constantes comparaciones entre ella y su hermana no pudimos más que ponernos en su lugar. Al enterarnos de aquello sentí que sabía una de las razones de su tristeza. Estábamos hablado afuera cuando aquel chico del día del rodaje llegó y me sentí muy enojado, más aun cuando se puso a gritar diciendo que mataría al padre de Mey. Al verla abrazarlo por la espalda, sentí una punzada en el pecho, dolía, no sabía que era ese dolor, solo sabía que me dolía verlos ser tan cercanos. Me lo presentó con el nombre de Emilio y diciendo que eran amigos, al momento que pronunció aquella palabra sentí como si me sacaran un peso de encima. Aquel chico era muy bien parecido, incluso desde la perspectiva de un hombre, parecían conocerse hacia mucho tiempo debido a su evidente cercanía y claro, cinco años de amistad explicaban aquella cercana relación, pero de igual manera me llamó enormemente la atención el que ella no quisiera salir con nadie. Mientras pensaba en eso, escuché la suave voz de Scott diciendo "mamá" refiriéndose a ella, no era para menos, si yo había podido reconocer aquella voz, era casi seguro que mis hermanos también lo harían, después de todo su voz, era el único recuerdo que teníamos de ella. Luego de disculparme por la situación, invitó a Scott a visitarla cuando quisiera, así que aproveché y me colé con Scott asegurándome de tener su consentimiento para poder visitarla en otra ocasión. Luego me habló de su hermana, a primeras no me parecía una mala persona, pero luego, cuando comenzó a describírmela y hablarme de sus extrañas manías comenzó a darme algo de miedo, mi único pensamiento fue "Andy, debes mantenerte alejado de esa tal Leyla".

Dos o tres días después, mientras nos dirigíamos al instituto en la mañana, la vimos fuera de la reja de su casa. Lo que vi, no me agradó para nada, un hombre la sujetaba del cabello forzándola a verle la cara, había una chica rubia parada frente al auto que no movía un músculo por ayudarla. Fue al ver que levantó su mano para golpearla que me bajé del auto lo más rápido que pude, corrí a su lado sujetándola de la cintura protectoramente y deteniendo la mano de aquel hombre, incluso pude escuchar como sonaban sus huesos por la fuerza con la que lo apretaba. Mi cuerpo se había movido de manera inconsciente, solo para ayudarla o definitivamente me había vuelto loco al meterme en una situación como esa. Scott y Jeremy también bajaron del auto, Scott tomó su mano y Jeremy se paró a mi lado de manera imponente, ella solo nos miró sorprendida, al igual que aquel hombre. Cuando Mey nos dijo que era su padre, mi único pensamiento fue que un hombre como él, no merecía ser padre de una chica como Mey, solo entonces fui capaz de ponerme realmente en su lugar y pensar que de ser ella, yo también lo odiaría, aquel hombre me gritó, parecía un hombre orgulloso, arrogante y egocéntrico, tal y como Mey se había mostrado la primera vez. Al decirle que Mey era nuestra amiga me gritó diciendo que su honorable hija de apellido Schneider no necesitaba amigos. Mey Schneider, en ese momento recordé. La famosa y aclamada solista de violín, intérprete de muchas ambientaciones de películas, era conocida por su increíble talento, belleza e inteligencia. Era como una princesa que no estaba al alcance de nadie, muchos de sus trabajos fueron incluidos en las películas que interpreté, pero nunca me había topado con ella de forma directa.

Luego de discutir ygritar una que otra cosa, aquel hombre volvió a levantar el brazo, pero estavez con la intención de golpearme a mí. Mi atención estaba centrada en Mey, asíque no me di cuenta, solo fui consiente, cuando repentinamente Mey me cubrióabrazándome y luego la vi en el suelo sangrando de la cabeza. Aquel hombre, lahabía golpeado con la fuerza suficiente para empujarla contra el muro y quequedara inconsciente al golpearse contra este. Cuando su padre la vio sangrar yque no abría los ojos o se levantaba se subió al auto y se fue lo más rápidoque pudo, yo solo corrí a su lado y me percaté de la herida. La cargué en misbrazos y corrí hasta la puerta de su casa, quien abrió fue una de lassirvientas, que al verla en mis brazos inconsciente llamó rápidamente a sumadre que bajó más que alterada pidiéndonos una explicación. Al contarle losucedido hizo unas cuantas llamadas y al rato llegó en medico a revisarla.Cuando ella despertó, sentí que el alma me volvía al cuerpo, esa chica, habíaterminado así por cuidar de mí, al verla despierta y que se encontraba bien, sindarme cuenta toque su mejilla. Sentí su calor, lo que me tranquilizo aún más,ese día ella nos contó uno de sus secretos. Ella y Leyla, no eran hermanas dela misma madre, también nos contó de las diferencias con las que su padre lastrataba, para mí, ahí había gato encerrado. Max Schneider, un hombre como el,definitivamente no se merecía el amor y preocupación de una hija que haría loque fuera por ser aceptada por él.

Profundos y Bellos ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora