Al levantar la mirada vi aquel chico de cabello negro y ojos azules. Cuando él vio mi mejilla roja y que lloraba, me sonrió y comenzó a acariciar mi cabeza. Escuché a dos personas más acercarse a mí. Al mirarlos, si mal no recordaba eran los hermanos de Andy. El pequeño de cabello rubio se puso de cuclillas a mi lado, ya que me había dejado caer al suelo arrastrándome por la pared de ladrillo cuando sentí el cálido tacto de Andy. Tomó mi mano cariñosamente dejándome sentir también su calidez parecida a la de su hermano. El pelirrojo se había apoyado en la reja sin decir nada y mirando el infinito cielo que se encontraba nublado y gris por las nubes de lluvia. La compañía de aquellos tres me entregó completa tranquilidad para dar rienda suelta a mis emociones. Lloré por mucho tiempo, hasta que ya no pude y me dolía la cabeza, pero aun así ellos estaban ahí silenciosamente acompañando a una extraña. Cuando ya me calmé me puse de pie con la ayuda de Andy y les di las gracias por haberse quedado a mi lado. Y una vez más su toque, me pareció cálido y particular, lo cual, me intrigaba completamente.
–¿Qué haces por aquí Mey? ¿Me estabas buscando y te perdiste?
–Claro que no. Esta es mi casa.
–¡¿Bromeas?! ¡Esa es la casa de Bruno Aston! ¿Trabajas ahí?
–¿Eres idiota? Vivo aquí. Bruno Aston es mi abuelo. Mi segundo apellido es Aston.
–Ya veo. Entonces somos vecinos. Nosotros vivimos en la casa de enfrente.
–No lo sabía.
–Mey... ¿Quién te golpeo?
–¿De qué estás hablando? Me caí de la cama.
–¡Si, y yo soy Brad Pitt! No soy idiota. Tienes la mejilla roja y los dedos de alguien marcados. Quien te golpeo debió hacerlo muy fuerte.
–Fue mi padre.
–¡¿Tú padre?!
–Mi padre es muy estricto, hice algo que no le agradó y me golpeo.
–Entiendo. Pero aun siendo tú padre, no tiene el derecho de ponerte una mano encima.
–¿Mey?
Una voz muy familiar me había llamado, cuando la escuché sentí mi corazón apretarse. Era la voz de mi madre, quien nada más verme la cara y haber escuchado la conversación que tuve con mis tres nuevos vecinos se bajó de su auto y nos arrastró a los cuatro dentro de la casa. Corrió a la cocina a buscar una compresa para ponerme en la mejilla y luego corrió a mi habitación por ropa limpia y seca. Se sentó a mi lado en la sala luego que me cambiara y me sentara junto a aquellos que habían sido arrastrados conmigo. Me miraba con cara de preocupación y aquellos tres repentinos invitados parecían asustados por las repentinas acciones de mi madre.
–Mey... ¿Por qué te golpeo?
–Fue una tontería. Le respondí de mala manera y...
–¡No me mientas, Mey!
–Fue por lo del instituto y su magnífico apellido. Lo de siempre.
–¡Desgraciado! ¡Lo voy a matar cuando lo vea!
–Madre... ¿Podrías hacerme un favor?
–¿Qué quieres?
–Ya no quiero tener que visitar a papá. ¿Podrías conseguir que la juez suspenda las visitas y poder dejar de verlo de manera legal?
–Pero Mey... aun si hiciera eso el sigue siendo tu padre.
–Lo sé. Pero... hasta tú te das cuenta de que es como si no lo fuera. Esta vez yo misma voy a pedir que anulen las visitas.
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Profundos y Bellos ojos azules
RomansaMey es una joven que nació en un matrimonio forzado y sin amor, creció bajo el estigma de no ser querida por su padre, quien le exigía la perfección en cada cosa que ella hacia y siendo comparada con su hermana meses menor que ella constantemente. D...