amores prohibidos(remus lupin)

plan macabro

Ya había pasado una semana desde que Camila estaba en coma y no se produjo ninguna mejoría. Las clases siguieron de manera normal o eso se intentaba; la mayoría de los profesores estaban afectados por los sucesos, pero había dos profesores en particular que cambiaron drásticamente.

Uno de ellos era Severus Snape, su piel se volvió más blanca, y una ligera barba empezaba a asomar por su rostro; debajo de sus ojos las ojeras eran interminables, y estaba demasiado flaco. Para lo único que salía era para dar clases, si es que se les podía seguir llamando así, solo entraba con su andar sombrío, se sentaba en su escritorio y mediante un movimiento de varita escribía la página del libro donde se encontraba la poción que harían ese día. Después de sus clases pasaba todo el día al lado de Camila sin comer y luego volvía a su habitación para llorar toda la noche aferrado a la gran fotografía de ellos dos.

Remus Lupin no se quedaba atrás, ya de por si siempre tuvo ese aspecto enfermizo, pues ahora su cara era puro hueso al igual que su cuerpo, no probaba bocado alguno, no dormía, ya no le sonreía a nadie, y sus clases que eran las mejores para todos pasaron a ser las más aburridas y tristes, pues solo dictaba y dictaba abundante teoría sobre los conocimientos de la materia, ni siquiera los explicaba, solo leía de los libros, todos decían que sus clases eran iguales a las del profesor Binns. Cuando terminaba sus clases se encerraba en su habitación el resto del día y de la noche ya que tenía soberanamente prohibido ir a visitar a Camila ya que con la presencia de su abuelo Popy tenía miedo de que hubiera más peleas y eso alterara el estado de Camila. Esta situación volvía loco a Remus.

Remus se encontraba parado al lado de la ventana mirando el amanecer, lo rojo de sus ojos y las ojeras debajo de ellos hacían evidente que había pasado toda la noche llorando, en sus manos aferrada contra su pecho se encontraba la fotografía de una pequeña de cabellos rojizos y con la sonrisa más dulce que Remus hubiera visto jamás... era la fotografía que Camila le había regalado. Unos metros más allá se encontraba un gran perro negro que recién despertaba y miraba con ojos tristes a uno de sus mejores amigos, de repente el perro se acercó a Remus y se transformó en Sirius Black.

-Lunático deberías dormir un poco- dijo sirius posando una mano sobre el hombro de su amigo

-no canuto, no puedo-un pequeño sollozo se le escapo- ya paso una semana y nada ha pasado, y nada va a pasar, pasaran estas dos semanas y ella no despertara-

-porque dices eso tienes que tenes esperanza remus- le reprocho su amigo

-¿esperanza?-Remus se da la vuelta y enfrenta a Sirius- no lo entiendes? Popy dijo que Camila sentía todo lo que pasaba a su alrededor, y lo único que siente es al idiota de su abuelo dando vueltas por ahí, se siente desprotegida... si ya sé que me dirás que sus amigos, Dumbledore y Snape están también, pero solo a mí me confió sus motivos Sirius SOLO A MI, se supone que solo yo sé lo que su abuelo le hace, solo yo puedo protegerla... y no puedo estar a su lado –Remus cae en la cama y se toma el rostro con las manos mientras las lágrimas comienzan a salir a borbotones- NO PUEDO PROTEGERLA-grita- me estoy olvidando de su cara, de su risa, de su voz Sirius-levanta la vista y mira a su amigo a los ojos-no quiero olvidarla-

-no lo harás- le susurra Sirius- habla con Popy, ella entenderá- Remus lo mira incrédulo- vamos Lunático solo inténtalo –le dedica una leve sonrisa para darle ánimos.

-puede ser- remus empieza a dar vueltas por la habitación- está bien lo intentare –camina hacia su amigo y lo abraza- gracias Canuto-

-para eso están los amigos-le devuelve el abrazo.

Remus se dirige hacia el baño, se toma una ducha, se viste y con energías renovadas va hacia el que era su despacho, donde ahora descansa la mujer de sus sueños. Al llegar al frente de la puerta, con algo de nervios, llama y a los pocos minutos le atiende Popy, esta va a decir algo pero Remus la calla.