Parte 1 -Leo di Visiora

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Huuh... que día sera hoy, han pasado aproximadamente 8 semanas desde que llegamos a esta tierra vacía esperando un "ataque" de SEMI, aunque es obvio que todos saben que no ocurri-.

-Joven dama, si se sienta en esta clase de lugar podrá enfermarse.

Una agradable voz interrumpió mis pensamientos, generalmente me molestaría al ser molestada en mi hora de descanso; pero esta voz no molesta en lo absoluto, al contrario me relaja. Pero ese es mi secreto, si el poseedor de la voz se enterara de que pienso eso creería que soy una pervertida o algo así.

Voltee mi cabeza hacia el origen de aquella voz que me era tan familiar.

Sentí como la pupila de mis ojos se dilataba al encontrarse con la figura de un hombre parado en el viento, lo que hacia ver la escena un poco dramática.

Un hombre alto, delgado, con un hermoso cabello negro oscuro con una longitud que no pasaba mas allá del cuello y la parte que mas capturaba todo tu ser: Sus ojos, de un color violeta oscuro y brillante a la vez.

El estaba mirándome fijamente lo que hizo ruborizarme y desviar la vista.

-E-eso no tiene nada que ver contigo, verdad? Es mi problema si me enfermo.

Al terminar me di cuenta de que lo dije un poco agitada.

-Lamento decirle que esta totalmente equivocada. Actualmente usted Joven dama es la comandante de la división ofensiva de Leo di Visiora, por lo que si enferma afectara al rendimiento de las tropas. Ademas tambien es la primera princesa, si sus padres se enteraran de esto podrían desvanecer de preocupación y yo seria el responsable pues me dejaron a cargo de usted, como su guardián.

Acababa de recordar que este hombre nunca le paraba la boca, uno de sus defectos. Mmmm que desperdicio, tan guapo que es.

-Si, si.

Me limite a contestar, para cortar el rollo de sus sermones.

*Clank, clank*

Sonaron las campanas lo que significaba que ya era el medio día y era hora de comer.

El primero en moverse fue el, se acerco a mi unos cuatro pasos y al detenerse me ofreció su mano.

-Creí escuchar que hoy prepararían un Jabalí que cazaron en la madrugada, lo que debe ser mas que suficiente para ese gran apetito que tiene Joven dama.

Dijo en un tono chistoso y sonrió.

Sentí como toda la sangre se subía a mi cabeza y como me calentaba la cara. Una de mis debilidades; su sonrisa.

-Hmpf, si crees que eso sera suficiente para acabar con la hambre que traigo conmigo ahora, sigue soñando pequeño perdedor.

Dije con confianza, disimulando los nervios que me llegaron al ver ese gesto.

Tome su mano y el con un gentil paso hacia atrás me levanto del sitio donde me encontraba sentada, como si mi peso no fuera nada para el. Sentí como pasaron solo 3 segundos antes de que me soltara. Un poco decepcionada mire hacia abajo y el empezó a caminar hacia el campamento.

Mire hacia arriba, hacia la dirección del campamento a donde se dirigía y rece para que volviera y agarrara mi mano. A 10 pasos de distancia se percato de que no estaba caminando y volteo a verme.

-Usted no cambia, no es así Joven dama?

Se dirigió hacia mi y agarro delicadamente mi mano derecha, como si fuera a romperse.

Me sonroje, probablemente ya lo hubiera el notado.

-Desde pequeña le ha gustado que le agarre la mano mientras caminamos Joven dama.

Me mostró una amable sonrisa.

En ese momento no supe como sentirme, si feliz por ver una sonrisa mas suya, o decepcionada al saber como el me ve.

Y así empezó a caminar dirección al campamento, el iba adelantado como si me estuviera jalando a mi. Apreté los ojos, mientras caminábamos; aunque fuera en el modo de una niña, no quería que el soltara mi mano. Quería que durara para siempre este momento.

Apreté su mano y sorprendido Viktor me miro. Le respondí con una gran sonrisa.

-Quiero comer muucho hoy!

Aun sosteniendo su mano lo jale y corrí a la casa de acampar donde los soldados hacían fila para comer.

No importa, me dije a mi misma. Mientras el este para siempre a mi lado, nada mas importa


Fin- Capitulo 1.


Entre dos mundosWhere stories live. Discover now