Huevos, harina, leche y azúcar. Eran las siete y media y Dan nada más había acabado de llegar a la crepería. Era el momento de preparar la masa en grandes cantidades para el auge de las meriendas. Empezó a llegar gente a la media hora. Encenció las planchas y vertió el preparado sobre ellas, dio forma a la masa con una espátula para que los crepes quedaran finos y redondos. Los rellenó con aderezos al gusto del consumidor. Entraron más clientes y se repitió el proceso. Hubo un par de horas en la tarde en las que el tiempo se convirtió en algo muy relativo: tantos crepes por preparar y tan poco tiempo para cada uno de ellos obligó al tiempo a pasar más rápido. Más tarde, cuando ya no había si quiera restos de clientes nuevos, decidieron que era la hora de recoger. Dan y sus compañeros comenzaron a limpiar las planchas y la grasa de la cocina, el mostrador, las mesas. Al fondo del local saboreaba con fruición una pareja sus crepes recién hechos y hablaban con una sonrisa. Dan se acercó a avisar de que ya era tarde y que, en cuanto acabasen, tendrían que marcharse.
- Sí, ahora nos vamos. Nos hemos liado contando anécdotas, lo siento mucho.
Observó que encima de la mesa descansaba una libreta llena de recortes, con fotos, billetes de tren, de avión, tarjetas de visita en distintos idiomas desconocidos. Ellos mismos vestían con ropas de colores y tenían un brillo especial en la expresión, como un rayo de sol en la nieve. Parecían personas diferentes, diferentes a cualquier otra que Dan hubiese conocido.
De camino a su casa pensó en la libreta. Ese cuaderno de viaje rezaba miles de experiencias a lo largo de no sé cuánto tiempo. Comprendía el mundo aparte que es todo aquello que no es tu ciudad natal. Soñó, por primera vez, con una ilusión fuera del panoraba laboral y universitario. Soñó con ver lugares recónditos en la tierra, bellos y abandonados. Soñó también con las maravillas del mundo que aparecen en todos los reportajes del National Geographic. Soñó con tener una cámara para captar los encuentros entre tornados, las gotas de agua precipitarse en las cascadas, el cielo a media noche iluminado, un rayo de sol en la nieve. Siguió soñando toda aquella noche con una vida nueva, con irse tan lejos que nadie recordase ni su nombre.
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El peregrino
AdventureDan, cansado de estar sentado siempre en la silla de un escritorio, de ser el chico del diez, de trabajar en lo que no le gusta y de una familia cuadriculada y vacua, decide marcharse dejando una nota para enfrascarse en una aventura de búsqueda de...